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Acoso y derribo por analizar el sexismo en los videojuegos

Una reciente investigación relacionada con el rol de la mujer en los videojuegos, elaborada por Anita Sarkeesian, integrante de Feminist Frecuency, ha levantado una auténtica polvareda.

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Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

Feminist Frecuency es un movimiento que analiza cómo se representa a la mujer en la cultura occidental contemporánea a través del cine, los libros o la televisión. Una de sus integrantes, Anita Sarkeesian, ha querido profundizar en los roles discriminatorios que padecen las mujeres en el siempre pujante universo de los videojuegos.

Para tal fin, solicitó la ayuda desinteresada y a través de la red, de todas aquellas personas que quisieran aportar cualquier cuantía económica con la que poder financiar un proyecto en vídeo denominado «Tropes vs women in video games» con el que ha querido poner en imágenes parte de su investigación.

En cuanto Sarkeesian colgó su vídeo de presentación en Youtube, se orquestó una campaña en contra de esta iniciativa a través de las redes sociales que incluso se expandió hasta Wikipedia, donde la biografía de Sarkeesian fue manipulada. Además, fue objeto de montajes de contenido sexual y trataron de difundir su teléfono y dirección. Incluso se creó un videojuego en flash llamado «Azota a la puta».

La víctima de esta campaña ha señalado que fue «atacada prácticamente en cada faceta de mi vida online mediante cibermobbing coordinado a distancia».

Apoyo masivo

A pesar del implacable acoso al que ha sido sometida, Sarkeesian ha contado con un apoyo masivo tanto de usuarios como de profesionales del sector. Finalmente, ha logrado recaudar más de 150.000 dólares y sus primeros vídeos están obteniendo un gran éxito a pesar de las limitaciones y constantes ataques que están sufriendo. En este sentido resultó muy esclarecedor el papel que jugó YouTube, ya que la plataforma de vídeos de Google decidió retirar estos vídeos debido al gran número de insultos que recibía. Curiosamente, quienes proferían estos insultos han salido indemnes y no han sido borrados del cyberespacio.

Por fortuna, Sarkeesian continúa prolongando su particular cruzada y ha señalado que «si los videojuegos son el aire que respiramos, en estos momentos la calidad del aire está contaminada hasta el extremo por grandes nubes tóxicas de sexismo con partículas radiactivas de misoginia flotando por todos lados».

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