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BBK Live, despedida con nostalgia y lío en el campin

Después de tres días de confraternización musical y coleguismo, concluye un Bilbao BBK Live al que han acudido cien mil personas. La impresión general es de haber asistido a un buen festival, al margen de gustos personales.

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Pablo CABEZA

Despojarse de la acreditación y cortar con la tijera la pulsera es un acto con cierta carga emocional incluso para el periodista. De igual forma, recoger el campamento por parte del aficionado o alejarse de Kobetamendi supone asimismo un grado de desilusión, una pérdida afectiva. La música genera adrenalina, emociones, por lo que las querencias hacia todo el entorno pasan a formar parte de la experiencia vital. Compartir espacio con amigos, corear canciones en común o descubrir talentos terminan siendo acciones reconfortantes, situaciones que conducen hacia la perplejidad admirativa. Tus vecinos de campin acaban siendo tus colegas, una prolongación de tu tienda de campaña. Todo se comparte, incluso el cansancio y el desahogo.

No obstante, es obvio que no todos los asistentes viven de igual manera su participación en este tipo de experiencias comunitarias. Pero si la propuesta de festi está bien estructurada, es sugerente por cartel y alicientes internos la mayoría va sentir un poco de yuyu dejando atrás las vivencias de cada día.Para muchos, además, supone hasta cuatro días de fuga de casa. Viaje y escapada. Emociones muy fuertes para un espíritu joven. Al respecto, resulta curioso que BBK Live se nutra de un gran número de inquietos en torno a los 20 años, una edad que prácticamente ha dejado de asistir a los conciertos de locales cerrados y aun menos si el artista no es conocido. Que la prensa te cuente sus excelencias ayuda al acto, pero no es suficiente para alentar a los más jóvenes, quizá faltos de inquietud, amodorrados, sin un clavo, o necesitados de mayores emociones para obligarles a mover el trasero.

Claves: entorno y campin

Hace poco más de una década, se intentaron formalizar dos festivales en Bilbo a imagen y semejanza de lo que ya era éxito en otras zonas de la península. En un caso, el lugar elegido fue la Feria de Muestras: verano, calor, asfalto y lugar cerrado, aquello se saldó con un notable fracaso económico y de público. Dos años después se intentó al aire libre sobre el asfalto de Botica Vieja, el resultado fue más positivo que el caso anterior, pero las pérdidas fueron cuantiosas. Aquello fue como un preAzkena (el festival de Gasteiz), pero ni el entorno sugería ni existía campin y, quizá, aún no se había contextualizado de forma general que un festival era más que un encuentro musical. Tampoco los organizadores contaban con el suficiente presupuesto (y ayudas institucionales) como para poder contratar nombres de primera fila en popularidad dentro de sus estilo y el parque de Kobetas no existía.

BBK Live es un acto y una apuesta enorme en dimensiones y con un presupuesto más que considerable, 6,5 millones de euros. La logística necesaria es abrumadora y solo al alcance de empresas con una larga e intensa experiencia. En este caso, Last Tour International, que, sin embargo, no podría asumir este festival tal y como es, sin la ayuda económica de diferentes agentes de fuerte peso, además del apoyo municipal, que permite la adecuación del espacio con obras que se realizan a lo largo del año para la mejora y ordenación general del entorno. En este punto, el Ayuntamiento no es justo con las campas de Kobetamendi, ya que no se restauran los graves destrozos de suelo.

La obra municipal más significativa de este año ha sido acondicionar el campin en el monte Arraiz, a tres kilómetros del festival y a casi 300 metros de altura. Previamente estaba contiguo al recinto, pero su espacio resultaba insuficiente. Consultados más de 100 campistas, los chicos han criticado especialmente la lejanía del campin, las colas inasumibles para el traslado y el suplicio de las caminatas, una o dos según el horario de subida a Kobetamendi. Las chicas han sido más críticas: lo mismo, pero además insuficiencia de duchas e incomodidad por el terreno en pendiente y falto de hierba en zonas y la mala señalización o desorden sobre el punto de partida del autobús hacia el campin. La mayoría no volverá en estas condiciones. Si le interesa un grupo, entrada de un día. En cuanto al cartel, buena nota con algún pero por falta de más «nombres».

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