Iñaki Urdanibia | doctor en filosofía
Bienvenidos a la República de Bildustán
El autor responde al concejal del PP en Donostia, Ramón Gómez Ugalde, que habló del territorio Bildustán, con ciudades sin ley, «calles convertidas en territorio de etarras» y, muy especialmente, de una vuelta a la «ruralidad». Interpreta el sentido de esas palabras y, en tono irónico, rebate sus argumentos. Considera que Gómez Ugalde «debe hacérselo mirar» o que utiliza «tonterías de tamaño superior y tono chusquero» para trepar en «esa máquina facciosa de sobresueldos» que es el PP. Ante la disyuntiva propuesta, concluye afirmando que lo más acertado es aplicar al caso la inclusividad: «Gómez es lo uno y lo otro».
Goya titulaba una de sus oscuras obras con la frase de «los sueños de la razón engendran monstruos». Estirando el dicho del aragonés, qué no podríamos decir de lo que puede engendrar la imaginación, más todavía si esta es calenturienta. Hay algunos que hasta -en palabras del gran poeta J. V. Foix- duermen con gafas, ya que leen muchos sueños; el problema es cuando no se distingue entre el sueño y la vigilia (tema que preocupaba al bueno de Descartes). Me da por pensar que el caballerete que me ha inspirado estas apresuradas líneas quizá padezca de algo de todo esto, ya que sus palabras no reflejan más que chirenada tras chirenada, y lo dice tan serio, y se queda tan pancho. O mejor tan ancho (quizá al decir «pancho» estaba pensando en Basagoiti... es que le echamos tanto en falta... sus palabras, su desparpajo, su divina risita).
La entrevista a la que me refiero es de no creer. Para no abusar de la paciencia lectora, repitiendo las sandeces que el entrevistado suelta, adjunto el enlace (http://www.abc.es /espana/20130824/abci-entrevista-ramon-ugalde-201308232011.html) para quienes quieran sufrir con la verdaderas palabras del iluminado concejal del PP, excelentísimo señor don Ramón Gómez Ugalde.
Sin entrar en mayores, pues la desgana y el asco me pueden a pesar de que la cosa también puede ser tomada por el lado del humor... entre macabro y/o surrealista (con perdón para André Breton et compagnie), no cabe duda de que el hombre es extremadamente -por la derecha- ocurrente (uf!), empezando por lo de Bildustán (¿se le habrá ocurrido a él solito?) y acabando por la ruralidad que está tomando la capital guipuzcoana. De todos modos, a todo hay quien gane. Ya hace un par de años, otros ocurrentes vanguardistas (Odón Elorza y Andoni Ortúzar) le abrieron el camino al señalar que en Donostia -ya bajo alcaldía de Bildu- se estaba dando una movilización de tipo maoísta, antzeko parezido a la revolución cultural proletaria, vamos, calcadita, oye...
Ahora el muchachote al que me refiero dice -entre otras lindezas- que la ciudad donostiarra es una ciudad sin ley y que las calles se han convertido en territorio de los etarras o filo-etarras; como ejemplo pone el de que se hayan exhibido algunas fotos del escritor Joseba Sarrionandia que, según nuestro hombre, es un «terrorista huido», cuando la realidad es que no tiene causa pendiente alguna; pero bueno, deja caer una mentira o una verdad a medias que siempre queda algo, en especial para la clientela que va a recibir el mensaje, en este caso la del «Abc», periódico que, por cierto, no lo olvidemos, pertenece al mismo grupo editorial (Vocento) que «El Diario Vasco» y «El Correo», diarios más vendidos en Gipuzkoa y en Bizkaia, respectivamente.
De todos modos, lo que me ha llegado al alma es lo de la ruralidad (?). No sé con exactitud a qué se referirá este lumbreras, mas me da por pensar que será que desde la alcaldía se promueve más el uso del euskara (lengua de «caseros» para estos ilustrados «unamunitos»), muy concretamente en los actos festivos y populares, a lo que ha de sumarse que se ningunea la bandera monárquica hispana, no se exhibe como es debido la foto del rey Juan Carlos y... no ha habido las tradicionales corridas de toros este año; adiós a la fiesta nacional.
Obviamente, y permítaseme tratar de interpretar el sentido de las ideas vertidas por este nieto de los vencedores de la guerra que provocó el fascismo encabezado por el generalísimo Francisco Franco Bahamonde, la lógica del fulano es binaria: que las fiestas sean populares a tope, que la participación popular se haya multiplicado en esta ciudad a la que siempre se ha calificado como «de mirones», que se haya favorecido la utilización del euskara y de otras expresiones culturales euskaldunes... es signo de ruralidad, mientras que, por lo visto, del lado de la ciudadanía auténtica estarían el uso de la bandera bicolor (el amado piperpoto), exhibir la fotito del Borbón y celebrar la fiesta sanguinaria de los toreros torturando a los toros... Todo esto, como salta a la vista para cualquiera que no sea un tarado filoetarra, es muestra de civilidad, de civilización frente a las costumbres parroquianas, y salvajes, que ahora se fomentan en la Bella Easo. ¿Será que tiene una empresa de peinetas y abanicos, y al evitar ciertos elegantes y rituales usos se le va al garete el negocio?
Quizá las declaraciones de este concejal pepero hagan buenas aquellas profecías que hace años profirieron dos preclaros personajes de por acá: el uno venía a decir que no se alcanzaría la independencia de Euskadi hasta que por la avenida donostiarra (nombrada por los ciudadanos como «La avenida», frente al nombre oficial que era «de España») no anduviesen a sus anchas las cabras (sabido es que la cabra tira al monte); el otro buen predicador preguntaba a quienes se oponían a las centrales nucleares (primero a la de Deba y luego a la de Lemoiz) si querían dedicarse a plantar berzas y volver a las velas... Pues nada, he ahí la plasmación de las predicciones de esos variopintos isaías. Tal vez con la alcaldía (no conseguida en una tómbola, por cierto, sino por voluntad de los ciudadanos expresada en las urnas) de Bildu se haya dado un paso en el sentido apuntado por los dos caballeros mentados -y de paso del lúcido y lucido Gómez Ugalde-... el campo está invadiendo la ciudad, quizá sea en el fondo la aplicación local de aquella táctica guerrillera del maoísmo, precisamente, que decía que la guerra popular debía desarrollarse desde el campo a la ciudad... no sé, habré de pensarlo con más detenimiento, aunque da igual, ya que cuando uno se mueve por los terrenos del absurdo, de un absurdo se sigue cualquier otro. Además meten tanto ruido...
Las bravuconadas absolutamente demenciales (a no ser que sean producto de su propia mente, allá jaleos) con respecto a la realidad real que vierte este caballero provoca, dejando de lado la espontánea carcajada -en cualquiera que conozca de cerca o de pasada esta ciudad-, alguna duda: o bien se cree de verdad lo que dice y entonces es un bobo integral y debe ir a que se lo miren, o bien es que para ascender en el escalafón de esta máquina facciosa de sobresueldos que es el PP hay que soltar algunas tonterías de tamaño superior y de tono chusquero (como han mostrado con maestría algunos de sus compañeros, como los inigualables Iturgaiz, Basagoiti... o el «jodefiestas» Urquijo, sin hacer de menos a María San Gil o la señora Usandizaga, quienes enfurecidas, y biblias aparte, usaban un lenguaje francamente soez, desacorde con gentes de tan alta cuna). (Suena el coro con fuerza: «yo tenía un camarada, entre todos el mejor...»). Ante la disyuntiva propuesta, lo más acertado parece ser aplicar al caso la inclusividad: es decir, lo uno y lo otro: es bobo y quiere trepar.