Maite Soroa | msoroa@gara.net
Consultar no es legal
Se acerca el Onze de Setembre y el facherío anda nervioso y pidiendo orden, el suyo, a la autoridad, a la suya, por supuesto.
«El Mundo» se refería ayer al apoyo al proceso independentista de Catalunya de la red Independentistak. A su manera, claro: «Si hay ruido, si hay protesta, si hay iniciativas antisistema, si se trata de poner en un brete al Estado de Derecho, allí está siempre la izquierda abertzale y sus organizaciones satélites. Y por extensión, está también el aplauso de ETA». Unas veces ruidosamente y otras en silencio; en cualquier caso, lo difícil sería que coincidiera en alguna iniciativa que le pareciera bien a «El Mundo». En cuanto al aplauso de ETA, eso es cosecha del plumilla, aunque tampoco sería extraño que una organización independentista aplaudiera un proceso por la independencia ¿no? Y, como si se tratase de un gran descubrimiento, decía que «durante los últimos días, y utilizando incluso a sus organizaciones más residuales mediáticamente pero con mayor calado vecinal, tratan de captar simpatizantes que estén decididos a viajar a Cataluña en autobús y participar en estos eventos en los que se demanda la independencia y se apuesta por convocar un referéndum ilegal». Así que como el referéndum, y no digamos la independencia, es ilegal, quien los reivindique, al talego, ¿no?
Después aseguraba que «desde Sortu se anunció el respaldo de las organizaciones legalizadas de la izquierda abertzale a la iniciativa impulsada por la Assemblea Nacional Catalana para la próxima Diada». Desde Sortu se anunció el respaldo de Sortu. ¿Qué esperaba, que anunciase el respaldo de «El Mundo»?
Y terminaba citando a sus fuentes habituales: «Las Fuerzas de Seguridad del Estado ya han advertido en diferentes informes internos de cómo la izquierda abertzale está observando con detalle la evolución de los movimientos políticos en Cataluña». Les habrá supuesto un gran esfuerzo averiguar algo que la propia izquierda abertzale, lo mismo que otros muchos agentes, en Euskal Herria y en otros lugares, han dicho públicamente. Ante eso, apuntaba a la solución de su modelo de democracia, es decir, la orgánica: «Los analistas entienden que buscan puntos débiles del Estado de Derecho, zonas de penumbra donde puedan ganar espacio en sus reivindicaciones ante el silencio o falta de actuación del Estado». ¿Y cómo tiene que actuar el Estado, majo? Eso de la voluntad popular a algunas y algunos ni les suena.