Arranca la fase caliente de la campaña electoral en Alemania
El resultado de las elecciones del 22 de setiembre en Alemania fijará si la canciller Angela Merkel prosigue con su bipartito o si habrá una reedición de la Gran Coalición con los socialdemócratas. El único «duelo» televisivo ha terminado en un empate.
Ingo NIEBEL
Aunque los medios de comunicación anunciaron el debate televisivo entre la canciller demócratacristiana Angela Merkel (CDU) y el candidato socialdemócrata Peer Steinbrück (SPD) como un «duelo» televisivo no hubo enfrentamiento, sino una mera conversación entre dos políticos profesionales. Un día después, parte de la prensa piensa que Steinbrück salió mejor parado que Merkel de este encuentro que la «mediademocracia» alemana ha copiado de Estados Unidos. Pero el denominador común es que la fase caliente de la campaña electoral ha empezado bastante sosa.
Quedó en evidencia que ambos políticos son viejos conocidos, ya que Steinbrück fue ministro de Hacienda en el primer Gobierno liderado por Merkel (2005-2009). Según los análisis del debate, el exministro utilizó más datos estadísticos que su exjefa, pero la canciller se despidió con tres palabras que pueden ser decisivas: «Sie kennen mich (Ustedes me conocen)».
He aquí tal vez la clave para entender las elecciones generales que se celebrarán en Alemania el 22 de setiembre.
Hace ocho años que la presidenta de la Unión Demócrata Cristiana (CDU) gobierna la primera potencia económica de la Unión Europea y, a pesar de las crisis y de los miles de millones de euros que se han transferido para rescatar a los bancos y a estados en quiebra, Alemania va viento en popa.
Merkel es percibida como una persona que sabe administrar los problemas internos y externos, sin solucionarlos, pero con la ventaja de que los datos macroeconómicos hablan en favor de la República Federal, empezando con que el paro está bajando y que la industria está buscando mano de obra cualificada en el extranjero.
La otra cara de la moneda es que, a pesar de los «minijobs» -o justamente por ellos-, hay personas que deben trabajar en dos de estos empleos porque, como mínimo, necesitan el doble de 400 euros para llegar a fin de mes. Bien para la estadística y el prestigio del país, mal para aquellos padres de familia que aún así tienen que pedir ayuda al Estado. De hecho la idea de los «minijobs» no es de Merkel, sino de Steinbrück, cuyo partido la implantó cuando gobernó junto con los Verdes (1998-2005). Fue entonces cuando se inició el declive electoral y político del SPD, mientras que la CDU de Merkel se beneficia de ello, aplicando las leyes que sus rivales aprobaron cuando estaban en el poder, pero sin figurar como la artífice de esta política, que ha hecho aún más ricos a los ricos.
Tampoco ha hecho nada para paliar la injusticia social: los ricos siguen haciéndose más ricos mientras que el éxito escolar de los alumnos depende cada vez más del poder adquisitivo y de la formación de los padres, según varios estudios internacionales.
Este trasfondo explica por qué la política social tiene tanto peso en la intención de voto y por qué los Verdes han intentado ganar puntos con una marcada política social, aparcando temáticas tradicionales como la ecología y los derechos civiles. Pero, el cambio de estrategia no le ha salido del todo rentable porque solo un 9% está de acuerdo con aumentar los impuestos -una demanda del SPD y los ecologistas-.
Pero también el partido socialista Die Linke ha mostrado cierta flexibilidad en materia social para que el SPD y los Verdes le acepten por fin como socio en un eventual tripartito. Ha puesto a disposición su propuesta de un sueldo mínimo de 10 euros la hora, inclinándose hacia los 8,50 euros que han presentado los socialdemócratas.
Un tripartito de esta índole sería la única opción para vencer a Merkel, aunque los números no cuadran. En las encuestas, el SPD y los Verdes han bajado a 22 y 11 puntos respectivamente, el Linke llega, según algunos sondeos, a 10 puntos. Pero la CDU oscila entre el 41% y 43% y su socio, el Partido Liberaldemocrático (FDP) en cinco puntos. Estos datos confirman que Merkel podría repetir en el poder: o con los liberales o con el SPD, ya que la reedición de la Gran coalición es la opción que, según los sondeos, apoya la mayoría de los alemanes. No está claro cuál sería la incidencia de un ataque de EEUU en Siria antes del 22-S. El 60% de los alemanes lo rechaza, al igual que Merkel y Steinbrück, por ahora. No obstante, la canciller es vista por muchos como una persona que cambia de opinión cuando le conviene.
La primera cadena estatal ARD transmite en directo y durante una hora el debate entre los tres candidatos principales de los tres partidos minoritarios en el Parlamento alemán, el Bundestag. Rainer Brüderle hará todo lo posible para que votos del centro burgués no vayan a la CDU de Merkel ni a los Verdes, sino a su Partido Liberaldemocrático (FDP) para poder continuar en el poder como socio de la canciller.
El exministro de Medio Ambiente Jürgen Trittin hará lo suyo para que los Verdes vuelvan a subir puntos para que junto con el SPD se produzca un empate técnico con el bipartito de Merkel.
A Gregor Gysi, del partido socialista Die Linke, le toca acaparar votos, sobre todo, los de los Verdes y del SPD, para que estas dos formaciones le acepten por fin como socio de un tripartito que por el momento parece ser la única opción aritmética, pero no política, de acabar con el Ejecutivo de la canciller. I. NIEBEL