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Turquía juzga a un centenar de militares por el golpe de Estado de 1997

Un centenar de militares se sentaron ayer en el banquillo de los acusados en Ankara acusados de encabezar el golpe de Estado de febrero de 1997 contra la coalición de Gobierno liderada por el islamista Necmettin Erbakan, mentor del actual primer ministro turco.

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GARA | ANKARA

El juicio contra los presuntos autores de un golpe de Estado militar, que en 1997 provocó la salida del poder del primer gobierno islamista en Turquía, se abrió ayer en un tribunal de Ankara. 103 acusados, 38 de ellos en detención preventiva, comparecieron ante la 13º Cámara de lo Penal de Ankara.

Todos los acusados detenidos se encuentran en la cárcel de Sincan, en la periferia de Ankara, en el lugar mismo donde el Ejército ordenó en febrero de 1997 que una columna de blindados desfilara por las calles para intimidar al Gobierno.

Aquellos acontecimientos son calificados en Turquía como un «golpe de Estado postmoderno», ya que los generales lograron derrocar al Gobierno sin violencia ni derramamiento de sangre, aunque introdujeron una serie de estrictas restricciones de la vida religiosa, con una prohibición del uso del velo islámico en las instituciones públicas y en las universidades.

Varios centenares de funcionarios considerados afines a sectores islamistas fueron despedidos de sus cargos y el partido en el Gobierno de la Prosperidad de Necmettin Erbakan fue disuelto por la justicia por «actividades anti-laicas». Erbakan, a quien se prohibió toda actividad política, fue el mentor político del actual primer ministro Recep Tayyip Erdogan.

Desde la llegada al poder de su Partido de la Justicia y del Desarrollo (AKP) en 2002, el Gobierno islamista de Erdogan ha hecho lo posible por reducir la influencia del Ejército en la esfera política.

Decenas de oficiales activos o jubilados se encuentran actualmente en la cárcel, condenados o acusados por presuntas confabulaciones contra el Gobierno.

En 2012, la Fiscalía comenzó una investigación sobre los militares involucrados en este golpe de Estado. Entre los acusados figura el número uno del Ejército turco de 1994 a 1998, el exgeneral Haki Karadayi, de 81 años, y su adjunto en ese entonces, el exgeneral Cevik Bir, y muchos otros oficiales retirados.

Karadayi fue detenido en enero y posteriormente liberado en espera de juicio bajo varias condiciones. Un informe médico le ha permitido estar ausente durante sus audiencias.

Entre los acusados hay un solo civil, el profesor Kemal Gürüz, y ex responsable de Educación superior (YÖK), que se distinguió por hacer respetar en los campus la prohibición del velo, ahora abolida. La audiencia de ayer comenzó con un largo procedimiento de verificación de las identidades de los acusados, y la constitución de las partes civiles. La lectura del acta de acusación se prolongará hasta el viernes. Se prevé que el juicio dure varios meses.

en la calle

Un centenar de personas se congregó ante el Palacio de Justicia en apoyo a los acusados bajo el lema «Somos los soldados de Mustafa Kemal», el fundador de la Turquía moderna. Víctimas del golpe de Estado también se concentraron para reclamar justicia.

Interior admite el uso de una «fuerza excesiva»

Un informe del Ministerio del Interior turco, filtrado a un diario local, señala que la Policía empleó en numerosas ocasiones una «fuerza excesiva» contra los manifestantes de la plaza Taksim y el parque Gezi de Estambul entre mayo y julio pasado.

El documento ministerial, cuyo contenido fue publicado ayer por el periódico «Milliyet» e investiga casos concretos de abuso policial en Estambul y Esmirna, concluye que numerosos casos confirman el empleo de «fuerza excesiva» y vulneración de las normas. Sus conclusiones ya han dado lugar al inicio de investigaciones judiciales dentro del cuerpo policial. Todavía queda por completar la parte del informe referido a la capital Ankara y a Antakya, otras dos ciudades con gran actividad de protestas.

La investigación viene tras semanas de polémica por el uso de agua a presión, gas lacrimógeno, balas de plástico y cargas violentas, que causaron numerosos heridos graves, pérdidas de ojo y parálisis parcial.

Durante las protestas murieron cinco manifestantes. Dos fallecieron por un disparo de arma de fuego, uno por el impacto de un bote de gas en la cabeza, otro tras ser apaleado por desconocidos entre los que se hallaron aparentemente policías de paisano. También falleció un policía. GARA

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