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Inicio de la Liga Asobal

El declive de la Liga rebaja el nivel de los equipos y abre nuevas expectativas

Tras la retirada del Atlético de Madrid, Anaitasuna parte como el sexto de la última Liga. Su objetivo se centra en igualar o mejorar su gran temporada. Para Bidasoa el único plan es luchar por la permanencia.

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Juan Carlos ELORZA

La Liga Asobal que comienza su andadura este fin de semana será la de menor nivel comparándola con las 23 ediciones anteriores. Salvo el Barcelona, que ha fichado a los laterales Lazarov y Karabatic tras perder en la última final de la Champions League, y el Naturhouse -que se ha reforzado para debutar en la Champions, pero a años luz de los blaugranas-, el resto de clubes o ha podido mantener a duras penas sus plantillas, o ha perdido parte de su potencial.

Con este panorama, al Barcelona podrían darle ya el trofeo de campeón y que se centrara en la Champions, mientras los 15 equipos restantes se lanzarán a una pelea más abierta que nunca para cada uno de los objetivos concretos que no son el título (el subcampeonato, los puestos europeos, la permanencia...), el único elemento positivo que se le ve a la situación, y que aporta el interés a esta Liga. En esas peleas estarán Anaitasuna y el Bidasoa, que regresa tras perder la categoría al final de la temporada 2006-07.

Anaitasuna mantiene el bloque con el que completó una buena temporada y acabó séptimo hace solo unos meses. Las bajas de Schulz, Latorre, Novelle, Carvajal y Marcelo han sido cubiertas con Santana (Cangas), Garza (Cuenca), el irundarra Iker Antonio (Villa Aranda) y los extremos del filial Etxeberria y Gastón. Aitor Etxaburu dispone de una plantilla homogénea, con dos jugadores por puesto de nivel similar, y sus objetivos se sitúan en igualar, o mejorar si es posible, lo de la última Liga.

No será fácil, porque Anaitasuna rindió a gran nivel en los momentos importantes de la pasada temporada, y el primero de los retos es partir de ese punto para intentar repetir su rendimiento o sacarle más partido.

Igualarlo significaría esta vez la sexta plaza, tras la desaparición del Atlético de Madrid, y quizá pelear por llegar más arriba ¿por qué no? La huída de jugadores no ha afectado tanto a Anaitasuna como a otros clubes, y ahora mismo no hay equipo -salvo el Barça- inalcanzable. Si Anaitasuna lograra afianzarse en esa zona de la tabla, la disputa por una plaza europea podría convertirse en un objetivo conforme avance la temporada, otro elemento de motivación.

La Copa también resulta muy atractiva para los navarros. El nuevo sistema que se estrenó la pasada temporada sitúa ahora a Anaitasuna entre los ocho cabezas de serie (el año pasado le tocó el Barcelona en octavos y ahí se acabó la experiencia), y si el sorteo acompaña y Anaitasuna llega en buen momento puede tener recorrido en la Copa.

Difícil panorama para Bidasoa

Bidasoa aceptaba hace poco más de un mes la invitación que se le hacía desde la Liga Asobal para ocupar la plaza del Atlético de Madrid tras su renuncia y, unas semanas después, ha quedado patente que su camino será duro y plagado de dificultades.

El club irundarra se había centrado en las últimas temporadas en sanear la economía del club, hasta encontrarse en situación de volver a aspirar a mayores retos deportivos. Pero una racha de ocho victorias consecutivas le llevó a la tercera plaza de la División de Honor Plata, y acabó organizando la fase de ascenso en Irun, en la que fue derrotado en la final por el Puente Genil.

La ilusión por la Liga Asobal volvió al club y a los aficionados, y se confeccionó una plantilla joven y con margen de progresión para intentarlo con mayor ahínco esta temporada, sin perder de vista el objetivo económico. Pero la retirada del Atlético precipitó las cosas, la Liga Asobal llamó a la puerta irundarra y Bidasoa aceptó.

Sin posibilidades de reforzarse por falta de recursos -hasta ayer confiaba en incorporar al lateral zurdo kuwaití Al-Gharaballi, prácticamente descartado ya-, los bidasotarras estimaron que luchar por el ascenso en la División de Honor Plata, o por la permanencia en la Liga Asobal, podrían ser objetivos similares.

De repente, el panorama de una temporada como equipo ganador, que atrajera al público a Artaleku y permitiera progresar a una plantilla joven e inexperta, mientras seguía en marcha el plan de recuperación económica, se convirtió en una estresante perspectiva de pelear por la permanencia ante rivales con más experiencia y mayores recursos en sus plantillas.

Las lesiones de Crowley y Alvarez han añadido otro punto de preocupación, y el propio Fernando Bolea reconocía esta semana que «nos ha quedado un equipo justito». De su rendimiento, y del apoyo del público de Irun, dependerá su futuro.

BARÇA, PREOCUPADO

Al entrenador blaugrana, Xavi Pascual, le preocupa que el club acabe por valorar que no merece la pena dedicar tanto presupuesto al equipo de balonmano cuando hay tanta diferencia en la Liga. El equipo está hecho para ganar la Champions, y con este panorama va a salir más presionado que nunca. 


Cuarenta jugadores más huyen despavoridos

El azote de la crisis económica en la Liga Asobal se plasmó antes del inicio de la temporada 2012-13 en la huída de una treintena de jugadores a otras Ligas europeas. Entonces pareció un desastre, pero lo peor estaba por venir. Este verano han sido medio centenar los jugadores que han seguido sus pasos, y a ellos se han unido también entrenadores del nivel de Juan Carlos Pastor (del Valladolid al Pick Szeged húngaro), Manolo Cadenas (del Ademar León al Wisla Plock polaco), incluso Magi Serra (del Villa Aranda al Szese Gyor húngaro).

La desaparición del Atlético ha desperdigado a su plantilla por el continente: Aginagalde a Polonia (Kielce), Parrondo a Hungría (Pick Szeged), Gojun al PSG francés -Barachet al St. Raphael, Edu Fernández al Niza-, Dhal, Balic y Hombrados (a sus 41 años) al Wetzlar de la Bundesliga, como Cañellas (Hamburgo), Jurkiewicz al Wisla Plock polaco, Ferrer y Davis al Oporto portugués, Källman ha vuelto a Suecia (Skovde)... También un par de jugadores que se han tenido que recolocar tras haber sido fichados: Duishebaev y Malumbres al Vardar Skopje macedonio... Y Markussen ya se había ido antes a Catar.

El Barcelona dio la baja a Mikel Agirrezabalaga, que se fue al Dinamo Minsk bielorruso, y cedió a Montoro y al portero Pérez Vargas -al que tenía en el Granollers- al Toulouse francés, donde seguramente se foguearan ante mejores rivales. A última hora Rocas recibía una oferta mareante del Kolding, y se iba a Dinamarca. Entre uno y otro, de la selección española que se proclamó campeona del mundo en enero solo quedan cinco jugadores que militan en la Liga Asobal, todos ellos en el Barcelona (Sterbik, Sarmiento, Tomás, Morros y Ariño). Hasta el seleccionador Valero Rivera se ha ido a Catar.

El resto de los equipos también se han visto afectados por esta segunda espantada. Del Natorhouse se han ido a otras Ligas Niko Mindegia y Víctor Hugo. Del Ademar Borges, Vranjes, Goñi, Ruesga, Nantes, Asanin... Del Aragón Javi García y Kappelin, y otra docena de los equipos de la zona media-baja de la tabla, entre ellos Juanjo Fernández, Pablo Simonet, Elbert o el urretxuarra Iker Serrano (del Puerto Sagunto al Mulhouse).

Entre quienes han llegado solo sobresale un nombre, Karabatic... al Barcelona. La Liga, cuesta abajo. J.C.E.

 


La segunda desaparición... y media, del Atlético de Madrid ¿ya para siempre?

 

Domingo Díaz de Mera, el presidente del Ciudad Real que se llevó el equipo a Madrid hace dos temporadas para encontrar los recursos económicos que ya no podía recaudar en la ciudad manchega, echó la persiana el 10 de julio de forma sorpresiva. Al final de la Liga todo hacía pensar que el equipo, con presupuesto a la baja, seguiría. Duishebaev se quedó para garantizarlo, con pesos pesados como Cañellas y Aginagalde, e incluso se trajo a su hijo Alex del Aragón.

Pero una gota colmó el vaso. Hacienda le reclamó una deuda de casi un millón de euros y el empresario dijo basta sin opción de vuelta atrás. La operación Madrid no dio  resultado, y la presión fiscal en momentos de crisis fue la excusa perfecta para cerrar.
El Atlético de Madrid, club histórico del balonmano español, ya había vivido días de zozobra cuando el ínclito Jesús Gil decidió deshacerse de la sección de balonmano al final de la temporada 1991-92. Las fuerzas vivas madrileñas se movieron y trataron de mantener el equipo en Alcobendas, pero el experimento duró solo dos temporadas antes de que se extinguiera, en la 93-94.

Al Ciudad Real, que alimentó un equipo impresionante a base de millones para situarlo entre los mejores de Europa, acabó quedándosele pequeña su ciudad, y emigró a Madrid en busca de un mercado mayor a la sombra de la gloria del Atlético. Dos años después ha arrojado la toalla, y quizá esto acabe con el Atlético para siempre. J.C.E.

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