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alpinismo | Nueva vía

La «Borat» se cuela en la remota cara este de las Grandes Jorasses

Los alpinistas franceses Sébastien Ratel y Max Bonniot crean «Borat»; una línea que les llevó dos días de trabajo. La nueva propuesta se centra sobre todo en escalada en roca. Su dificultad máxima es de 7b, y una de sus tiradas se encuentra a más de 3.800 metros.

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Andoni ARABAOLAZA

Sébastien Ratel y Max Bonniot son dos alpinistas con un currículum muy brillante tanto en los Alpes como en otras cordilleras del mundo. Ambos son dos de los alpinistas franceses más activos de sus generaciones. Ratel, por ejemplo, es uno de los referentes actuales del Groupe Militaire de Haute Montagne (GMHM). Por su parte, Bonniot es un gran conocedor y activista de los Ecrins.

Pues bien, esta cordada ha sido capaz de abrir una nueva línea en las Grandes Jorasses. No en la vertiente más deseada que no es más que la cara norte, sino en la remota y apenas visitada vertiente este. Allí ponen su firma, llamada «Borat»; una ruta, entre otros, con ocho largos de roca y una graduación máxima de 7b. La nueva propuesta se encuentra justamente en una zona de roca hasta ahora virgen entre la «Groucho Marx» (750 m, ED2/3, 6b, A3) y la «Boivin-Diafferia» (TD, 5c, A1).

La historia de este reto comienza en marzo del año pasado cuando Ratel junto a sus compañeros Sébastien Bohin y Dimitry Muñoz realizan la primera ascensión invernal de la vía «Groucho Marx». Motivado con esta escalada, Ratel se fija en un prominente sistema de diedros de la parte derecha de la pared. Se la apuntó para un posible reto, pero este alpinista también tenía entre ceja y ceja la posible liberación de la «Groucho Marx».

Por ideas no iba a ser, así que solo necesitaba a un compañero de cordada para hincar el diente a alguno de esos proyectos. Finalmente Bonniot se apunta, y en el mes de julio se presentan en la cara este de las Grandes Jorasses. Suben hasta el nuevo refugio vivac Gervasutti.

Tal y como adelanta Bonniot, la primera de las sorpresas llegaría la jornada siguiente: «Durante la noche llovió, pero con el amanecer las nubes se disiparon en gran parte. Nos costó trabajo llegar hasta la repisa que se encuentra en la base de las vías. De repente, grité: `Esto parece un torrente'. A Seb le di un buen susto. Tendríais que verle la cara que puso al ver lo mojada que estaba la línea que queríamos liberar. En esas condiciones no podíamos atacar la «Groucho Marx». Así que nos tomamos nuestro tiempo, y, tras analizar la situación, nos decantamos por la segunda idea de Seb, que no era otra que el espectacular sistema de diedros que se encuentra 30 metros a la derecha de la línea mencionada. Por lo menos, la línea que habíamos escogido se presentaba realmente estética».

Enseguida se ponen manos a la obra. Los dos primeros largos no les dieron quebraderos de cabeza ya que eran en torno al 5+. Pero el tercero, una de las claves de la vía, les iba a poner a punto. Allí se presenta la segunda sorpresa que les iba a deparar su reto. En esta ocasión, Bonniot se encuentra con un viejo parabolt de 8 milímetros: «Me quedé helado. Parece que convocamos al demonio. Íbamos a abrir una nueva línea y nos damos cuenta que por allí había pasado alguien. Decidimos seguir».

Gran diedro

Por delante tenían un estético diedro que lideraría Ratel. Con algún vuelo y susto incluído este alpinista no pudo sacarlo en libre. Su compañero Bonniot tuvo mejor suerte, y puso el punto rojo a esta tercera tirada graduada de 7b. Siguen con otro duro largo, y deciden bajar al vivac que tenían montado en la repisa. Mientras rapelaban, reforzaron algunos puntos de seguros, ya que, como afirman los propios protagonistas, el aseguramiento en algunas zonas fue muy expuesto.

El vivac no fue nada malo, aunque Bonniot ha señalado que tuvo mucho tiempo para pensar: «Solo habíamos escalado cuatro largos, y ya con el tercero estábamos a tope. Es una tirada espectacular, una joya preciosa».

Ratel encabeza otro largo. Ya había escalado una sección de 7a pero la siguiente se le atragantó. Bonniot estaba muy fuerte y motivado, y éste sacó el largo en libre: «Se trata de otro 7b, pero más expuesto que el anterior del mismo grado y algo más costoso. Tiene movimientos más aleatorios y además los pies los apoyas en bloques bastante sueltos».

Los alpinistas ya se encuentran en la parte superior de la pared. Siguen escalando en roca con tiradas de hasta 6b, y en ese momento se dan cuentan que no había rastro alguno de algún posible intento. Más escalada en granito húmedo, cruzan una sección de hielo, suben una perfecta fisura, otros 150 metros de mixto y ya se encuentran en la arista Tronchey.

Hacía las seis de la tarde, Ratel y Bonniot llegan a la cima de la Punta Walker: «Las últimas secciones fueron muy buenas. Escalamos una fisura perfecta. Debo admitir que no me he encontrado una fisura tan guapa en los Ecrins. Cuando llegamos a la cima, casi ni lo creíamos. Parecía que todavía estuviéramos en un sueño. Tuvimos la oportunidad de abrir una ruta directa, dura, con 7b a más de 3.800 metros de altura y en una cima emblemática».

Se toman su tiempo en la cumbre, y descienden por la ruta normal con excelentes condiciones de nieve. A las 10 de la noche estaban en Val Ferret: «El descenso es largo, pero cuatro horas más tarde ya estábamos en el valle. Nos montamos en el coche y llegamos a Chamonix con tiempo de tomar un merecido descanso. Eso sí, con las prisas nos «comimos» una multa de tráfico. Pero eso era lo de menos».

directa

Sébastien Ratel y Max Bonniot crean «Borat», una nueva línea en la cara este de las Grandes Jorasses. Tiene un par de largos de hasta 7b, uno de ellos a más de 3.800 metros de altura.

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