El Parlamento de Iruñea aprobó ayer cinco resoluciones en las que pide a Yolanda Barcina que convoque elecciones de forma inmediata. Los textos contaron con el voto afirmativo de todos los grupos de la oposición salvo el PP, única e insuficiente muleta que le queda a UPN. No es la primera vez que la Cámara muestra la debilidad del partido en el Gobierno, pero en este caso, por la claridad del mensaje y el contexto en que se produce, el Pleno de Política General, la imagen de una presidenta acorralada e incapaz de concitar apoyos es especialmente demoledora.

Si el archivo del caso CAN por parte de la juez María Paz Benito había permitido a Barcina encarar el pleno con un quebradero de cabeza menos, la sesión de ayer devolvió a la mandataria navarra a la realidad de su soledad parlamentaria. La invitación realizada al PSN para recuperar el pacto de gobierno cayó en saco roto, y el portavoz de esta formación, Juan José Lizarbe, fue tajante en su respuesta. El ex secretario general del partido que ahora dirige Roberto Jiménez insistió en la falta de legitimidad de la presidenta, a la que instó a disolver la Cámara y convocar a la ciudadanía a las urnas. «No puede agarrarse a un clavo ardiendo», sintetizó.

El problema es que, atrincherada en su posición, la dirigente de UPN no va a dar su brazo a torcer. La incapacidad de sacar adelante incluso los proyectos más básicos, como la propia ley de presupuestos, constituye un serio contratiempo para su Gabinete, pero con la credibilidad seriamente tocada y sin haber conseguido atajar los problemas internos, unos comicios solo servirían para acabar con su carrera política. Desde esa perspectiva numantina, sabe que mientras la potestad de convocar elecciones esté en su mano no tiene por qué preocuparse, y la paradoja es que el partido que le pidió que deje de agarrarse a un clavo ardiendo es el mismo que ejerce ese papel de asidero. El PSN sabe que si da el paso que le está reclamando la sociedad navarra, no será necesario volver a exigirle nada a Barcina.