El próximo invierno amenaza con ser aún más duro para los «sin techo» de Hungría, a los que los ayuntamientos pueden expulsar de algunas zonas urbanas según la ley adoptada en el Parlamento a iniciativa del grupo de derechas de Viktor Orban, en el poder. «El Gobierno haría mejor en resolver el problema con una política social en lugar de castigar a las personas que, en la mayoría de los casos, no han elegido vivir en esa situación», afirmó Tessza Udvarhelyi, militante de la asociación «La ciudad pertenece a todos».

El Gobierno asegura que la ley quiere proteger a los casi 30.000 sin techo del país de las temperaturas invernales, así como restaurar el orden y la propiedad en los lugares públicos, llevándolos a los centros de acogida oficiales antes de la llegada del invierno. Las autoridades locales podrán a partir de ahora designar zonas prohibidas para los sin techo, como parques, zonas de juego o pasajes subterráneos. Los barrios del centro de Budapest o los incluidos en el Patrimonio Mundial por la Unesco entrarán de inmediato en esta categoría.

Quienes rehusen a abandonar las zonas delimitadas se exponen a condenas a trabajos sociales, multas o incluso la prisión en caso de reincidencia. El Gobierno defiende que el número de hogares destinados a los sin techo ha aumentado y el de muertes por frío ha descendido.

«Forzar a la gente a alojarse en albergues superpoblados no es una solución», explicó Gyula Balog, un militante que ayuda a personas sin hogar como lo fue él mismo durante 17 años, que critica las malas condiciones de estos lugares.

Esta política no solo ha recibido críticas en Hungría, sino también en foros internacionales, como la Comisión de Venecia, un grupo de expertos jurídicos relacionados con el Consejo de Europa o, Human Rights Watch, que la calificó como una «guerra» contra este grupo de población.