La decisión del grupo opositor Renamo (Resistencia Nacional Mozambiqueña) de desvincularse del acuerdo de paz que en 1992 firmó con el gobernante Frelimo (Frente de Liberación de Mozambique) pone en riesgo el proceso político de aquel país y supone una amenaza para la estabilidad de aquella región. El espectro de la guerra civil que entre 1976 y 1992 dejó casi un millón de muertos ha vuelto a pasearse amenazante, aunque la realidad del país y de la región nada tiene que ver con aquella donde el régimen racista sudafricano del apartheid armaba y dirigía la Renamo frente a la «marxista» Frelimo con el objetivo de poner de rodillas a Mozambique. De hecho, muchos dicen que el sueño de una Mozambique socialista murió con la muerte en 1996 de Samora Machel en accidente de avión . Desde entonces, la evolución de Mozambique desde un Estado revolucionario marxista a otro de economía de mercado y la privatización de sus riquezas naturales se ha acelerado. Ahí radica seguramente la verdadera razón del desencuentro actual. El descubrimiento en 2011 de enormes campos gasísticos en sus costas hizo que la economía se disparara. Y con ello, la concentración de la riqueza y la corrupción. Renamo pide su parte del pastel y afila sus cuchillos. Frelimo, sin embargo, bien asentada en el Gobierno, no se deja impresionar por ello, y el choque parece inminente.