Arantza Santesteban Historiadora
La distopía España
España no puede solucionar ninguno de sus conflictos porque solucionarlos equivaldría a su disolución. Es por ello por lo que necesita mantenerlos
Los apuntes de la carrera de Historia de la universidad a distancia hablaban por sí mismos sobre la Historia Contemporánea de España. En estos apuntes, se podía encontrar una cadena de acontecimientos históricos y políticos que sistemáticamente remarcaban la necesidad de las élites del Estado de defender un proyecto en el que las clases dominantes mantuviesen sus privilegios a través de la fuerza. Leer esos apuntes era leer una secuencia cronológicamente ordenada de las luchas externas e internas de un estado, el español, que siempre ha oscilado entre la defensa y la imposición a sangre y fuego de su pretencioso e imposible proyecto.
Pero vivimos en tiempo real. Aquí y ahora. Atrincheradas en una extraña dimensión donde conviven la dominación generalizada y la inmensa necesidad de liberarnos de esta. Por eso pensamos la Dominación. De dónde viene, por qué se ejerce, a dónde va. Cómo perforarla, cómo subvertirla, cómo superarla. Es por ello que hay días en los que despertarse por la mañana es pensar en cuándo se invertirán los términos. Cuándo nos libraremos de padecer esa losa etérea y perpetua que supone pensarse y sentirse diferente en el estado de dominación española.
A principios del siglo XIX, Clausewitz dijo aquello de que «la guerra es la continuación de la política por otros medios». Lo dijo en el marco de un tratado sobre estrategias de guerra en un contexto en que la consolidación de los grandes estados se venía desarrollando a través de diversas formas de guerra.
España nunca fue menos y, como casi todos los estados, también se ha constituido a lo largo del tiempo sobre la dominación y sobre el exterminio de otros pueblos, otras naciones y otras cosmovisiones. Así, la simple existencia de otras realidades populares o nacionales ha amenazado la razón de ser del Estado, pasando automáticamente a convertirse en razón de estado. El español es un estado y una nación que todavía no ha encajado la pérdida de aquellas colonias que permitían que en España nunca se pusiera el sol -que, según cómo se vea, tampoco permitía que en España saliera el sol, y estuviera de esa manera en la penumbra, condenada por los exterminios realizados en las dos orillas del atlántico-.
Es por ello que pienso que España no tiene únicamente un conflicto con Euskal Herria. Y es que el Estado español es por definición conflicto, y sus cambios de época y sus transiciones históricas están relacionados con la forma históricamente concretada de esos mismos conflictos: colonización, descolonización, Guerra Civil, franquismo, transición, Euskal Herria, Catalunya... España no puede solucionar ninguno de sus conflictos porque solucionarlos equivaldría a su disolución. Es por ello por lo que necesita mantenerlos.
La guerra es la razón de ser del Estado. Por eso no quiere la paz ni en Euskal Herria ni en otros lugares, porque mediante la paz viene la solución política que equivaldría simple y llanamente a la desaparición del Estado tal y como lo tienen montado.