La presidenta del Parlamento de Gasteiz, Bakartxo Tejeria, se reunió el pasado jueves con el parlamentario de EH Bildu Hasier Arraiz, en presencia del letrado mayor de la Cámara, con motivo del expediente abierto por el calificativo de «fascista» expresado en voz alta desde el escaño en un reciente pleno al término de una intervención del portavoz del PP, Borja Sémper.

Según detalló ayer en una nota la Mesa del Parlamento, Arraiz admitió que -como ya había adelantado en un escrito publicado en GARA- fue él quien utilizó la palabra fascista. En el escrito se explica que «tras señalar que, en ningún caso, quiso ofenderle ni tiene nada personal contra Borja Sémper, sino que quiso formular una crítica política, Hasier Arraiz reconoció que en su intervención faltó al decoro de la Cámara».

La Mesa resuelve que «oídas las explicaciones del parlamentario, la presidenta, en uso de sus atribuciones, resolvió que el parlamentario Hasier Arraiz era responsable de una infracción leve», por lo que procedió en el mismo encuentro a realizar una amonestación privada «por haberse dirigido desde su escaño y cuando no estaba en el uso de la palabra, al orador tildándolo de `fascista'».

Enfado del PP

La intervención de la Presidencia del Parlamento estuvo motivada por las denuncias presentadas por los portavoces del PP y de UPyD demandando una sanción contra Hasier Arraiz. Tras conocer la decisión final de Bakartxo Tejeria, el secretario de la Mesa y miembro del PP, Antón Damborenea, se quejó de que la presidenta había tratado de «quedar bien» con EH Bildu, al no haber suspendido en sus funciones al parlamentario independentista.

Pese a no existir precedentes durante esta legislatura, Damborenea se atrevió a denunciar que «hay que aplicar el Reglamento a todos por igual» y lamentó que la presidenta de la Cámara haya actuado de una forma que «no se corresponde con la de una presidenta que defiende los derechos de todos los parlamentarios».

Otra variable, el artículo 115

Cabe destacar que, según el artículo 115 del Reglamento de la Cámara, los parlamentarios «serán llamados al orden» cuando «profieran palabras» «ofensivas al decoro» de los miembros del Parlamento. Y es deber de la Presidencia pedir la retirada de las ofensas o adoptar medidas.

Hasta la fecha y durante toda la legislatura, varios parlamentarios han proferido graves acusaciones contra el grupo de EH Bildu, acusándoles incluso de delinquir, sin que la Presidencia haya tomado ninguna medida.