«El Athletic lo que tiene que hacer es estudiarlo bien y después decir o no decir lo que considere oportuno. Pero porque lo crea el Athletic, no porque lo crean otros clubes, en este caso el Alavés y tengan otros intereses ajenos al Athletic». En estos términos replicó Josu Urrutia tras la última Asamblea General, a preguntas de la prensa sobre la misiva alavesista en la que se exigía a Ibaigane desautorizar los términos de una carta firmada por los dos responsables bilbainos de la captación de jugadores en Araba, o de lo contrario, se advertía, «entendemos que se está respaldando dicho comportamiento, por lo que en ese caso el Deportivo Alavés da por rotas las relaciones deportivas e institucionales con el Athletic Club de Bilbao». Dicho y hecho, la entidad babazorra anunció ayer esa ruptura «al menos durante la Presidencia del Sr. Urrutia, y mientras no se proceda a la rectificación pública de las graves acusaciones vertidas, y a la desautorización de sus representantes en Álava».

Para muchos, la irrupción de Josean Kerejeta en el Alavés ha sido determinante para que la relación entre ambos clubes vascos esté hoy bajo mínimos. En Bilbo se ve como una maniobra del dirigente baskonista para desviar la atención ante su cuestionada gestión actual en la entidad baloncestista; en Gasteiz, se contempla como un puñetazo encima de la mesa en favor del fútbol de cantera y de paso otro en la cara del vecino tximbo que pesca en suelo alavés como lo hacen en el guipuzcoano o navarro.

El primer desencuentro visible entre Athletic y Alavés se produjo en verano, cuando en junio, el Aurrera, tradicional cantera del fútbol gasteiztarra y convenido de los rojiblancos, decidió no renovar con los bilbainos y aceptar la oferta alavesista. Era la guinda a las intenciones babazorras de abarcar la mayor parte del fútbol provincial: 35 clubes y más de 200 equipos, una cifra de 4.000 chavales -el Aurrera aporta aproximadamente 500-, más del 60% de las fichas de jóvenes futbolistas de Araba. Este lunes tuvo lugar en Ibaia la primera jornada de tecnificación para más de una treintena de críos que militan en el Aurrera, Salvatierra, Zabalganabide, San Ignacio, Abetxuko, Aranbizkarra, Lakua-Arriaga, Lantarón y Marianistas.

«Cualquier proyecto de futuro para esta institución pasa por la cantera y ahí es donde queremos trabajar para poder ser la punta de una pirámide lo más ancha posible», adelantó intenciones en su día el presidente de Saski Baskonia, Josean Kerejeta.

Una carta a las familias

El Athletic perdía un semillero, el de Olaranbe, en el que han crecido jugadores como Aitor Ocio, César Fernández de las Heras, Koikili, Aduriz o Vélez de Mendizabal. Reaccionó la entidad vizcaina y negoció con el Ayuntamiento de Dulantzi el aprovechamiento de sus instalaciones, con el fin de llevarse a una treintena de canteranos con los que trabajaba en el Aurrera. Pero ninguno de esos dos intentos ha fructificado.

Una carta -firmada por Tomás Balbás y Andrés Garai- enviada a las familias de esos chavales, en la que se criticaba en duros términos las «maniobras mezquinas y barrio-bajeras» del Alavés y que los del Paseo de Cervantes calificaron de «gravísimas acusaciones, e insultos contra el propio Club, y sus dirigentes», fue aprovechada por los dirigentes de El Glorioso para demandar a Ibaigane en un tono igualmente elevado una rectificación. «Estas actuaciones de lobo con piel de cordero no las vamos a permitir. Vamos a defendernos sin contemplaciones, y vamos a impedir que campen a sus anchas por el Territorio, con toda nuestra fuerza (...) Volvamos a demostrar que nosotros sí somos el club que presume de valores de cortesía y educación», advertían.

El silencio en el Athletic lo rompió, al ser interpelado en una comparecencia, el presidente Urrutia. «El Athletic tiene unos intereses que normalmente chocan con otros muchos, cuanto más cercanos sean... y no es una cuestión puntual ahora sino que seguramente recordaremos todos situaciones de este tipo. El Athletic históricamente tiene una filosofía muy concreta y ha tenido este tipo de situaciones con diferentes provincias en diferentes momentos puntuales de enquistamientos, de ciertos jaleos por diferentes cuestiones, y lo que tenemos que hacer es defender nuestros intereses. El club lo ha hecho antes, lo hace ahora y lo hará en el futuro. En principio lo tenemos que valorar mejor para dar una opinión. Así lo haremos y la daremos por los cauces que consideremos oportunos y cuando entendamos que lo debemos hacer», zanjó el de Lekeitio.

Desde entonces, sin noticias, al menos públicas desde Ibaigane -«llamé al presidente Urrutia y no me contestó; le enviamos una carta y tampoco obtuvimos respuesta», dijo el domingo su presidente Alfonso Fernández de Trocóniz-. El Alavés se destapó ayer con ese anuncio de ruptura de relaciones por entender que Urrutia «respalda implícitamente» la carta de la discordia, señalando el origen de este conflicto en «el natural crecimiento del Deportivo Alavés como Club de referencia del Territorio Histórico de Álava». El Athletic guarda silencio.