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Los islamistas tunecinos, entre la espada yihadista y la pared opositora

El Gobierno mayoritariamente islamista de Túnez, que tenía previsto iniciar ayer un diálogo nacional para poner en marcha una hoja de ruta que acabe con la crisis política, se enfrentó a la vez a la protesta en la calle de toda la oposición y a los yihadistas armados.

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GARA | TÚNEZ

Miles de seguidores de la oposición tunecina, incluidos sectores de izquierda unidos a otros del antiguo régimen del derrocado Ben Ali, salieron a la calle a exigir la caída del Gobierno liderado por los islamistas a escasas horas del inicio del diálogo nacional que debe culminar con la creación en un plazo de tres semanas de un Ejecutivo de tecnócratas, la adopción de una Constitución y el establecimiento de un calendario electoral.

La protesta (10.000 manifestantes según cifras oficiales) era bastante menos multitudinaria que la que tuvo lugar en agosto tras la muerte en atentado de un dirigente de izquierda a manos de los yihadistas.

Los islamistas de Enhada desconvocaron a última hora una manifestación de apoyo al Gobierno convocada por la liga de Protección de la Revolución.

El lanzamiento del diálogo nacional coincide con el segundo aniversario de la elección de la Asamblea Constituyente, primeros comicios libres en la historia del país y que consolidaron a los islamistas como primera fuerza.

Auge yihadista

La oposición, que agrupa al izquierdista Frente Popular y al heredero del antiguo régimen Nida Tunis, acusa al Gobierno, que cuenta asimismo con aliados «laicos», del desastroso estado de la economía nacional así como de timidez, cuando no complicidad, con el yihadismo, que ha matado a dos dirigentes de izquierda en lo que va de año. Por contra, el Gobierno asegura que está en «guerra contra el terrorismo».

Coincidiendo con las protestas y el inicio del diálogo, la televisión estatal tunecina informó de la muerte de nueve gendarmes y un número indeterminado de yihadistas en el asalto a una casa en la localidad de Sidi Ali Ben Aoun, en la región de Sidi Bouzid (centrooeste), símbolo de la revuelta que derrocó a Ben Ali hace 2 años.

La semana pasada otros dos gendarmes murieron en un incidente similar en la región de Beja, 70 kilómetros al oeste de la capital tunecina.

Las Fuerzas de Seguridad aseguran que están mal equipadas e indefensas para luchar contra los yihadistas. Miembros de sindicatos policiales increparon el pasado viernes al presidente «laico» y panárabe Moncef Marzouki y al primer ministro, el islamista Ali Larayedh, durante el funeral por los dos gendarmes muertos en Beja.

asume la dimisión

El primer ministro, Ali Larayedh se comprometió «con el principio de renunciar al gobierno», siguiendo la hoja de ruta de las negociaciones con la oposición.

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