ELA y LAB rechazaron ayer las pretensiones de Kutxabank en cuanto al convenio colectivo. Ambas centrales se concentraron ante la sede del banco vasco en Bilbo para protestar porque «se va a producir una pérdida de derechos de los trabajadores de mucho calado». A su juicio, «el nacimiento de Kutxabank, tras la fusión de las cajas vascas, ha derivado en un empeoramiento de las condiciones y derechos de los trabajadores».

En un año, según ambas centrales, la plantilla se ha recortado en 972 personas.

Tras la reunión se confirmó que el banco que dirige Mario Fernández «no quiere mantener la ultraactividad» y, por lo tanto, no renuncia a la reforma del PP. Tampoco «quiere saber nada del marco vasco de negociación colectiva», denunciaron.

Ambas son dos de las líneas importantes que las dos centrales consideran que no deberían rebasarse. Porque además Kutxabank pretende «la congelación salarial, que no es acorde con la situación del banco, pero -según dijo el delegado de LAB, Iñaki Egaña- trata de aprovecharse de la crisis para eliminar derechos salariales y recortar las aportaciones a las EPSV de los nuevos empleados».

Según explicó el responsable del sector financiero de ELA, Juan Carlos Polo, hay «un bloqueo total por parte de la dirección, porque los planteamientos son recortes de todo tipo, congelación salarial, recortes en temas sociales y no hay ningún avance en empleo».

Mientras que el delegado de LAB en Kutxabank, Iñaki Egaña, criticó la postura «muy cerrada» del banco, que quiere llevar a cabo «un abaratamiento de costes que no está en consonancia con la situación económica del banco» y denunció que «se están dando las primeras «deslocalizaciones». Por lo que anticipó que, «a medida que la empresa endurezca su postura, la respuesta será más contundente, sin duda».

Mientras la oposición de ELA y LAB a las pretensiones de Kutxabank es total, en el otro lado de la representatividad CCOO, Pixkanaka y ALE están cerca de los postulados de la dirección «cada vez más inflexible».

En la reunión de ayer CCOO rechazó la pérdida de la ultraactividad como pretende el banco, pero su oposición fue débil, a juicio del resto de representantes sindicales. Lo que está claro es que se va a producir un traslado de empleados y la deslocalización de parte de los servicios centrales a Córdoba.