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Mikel INSAUSTI Crítico cinematográfico

El fiestón del cine

El éxito de la fiesta del cine ha sido tan rotundo que no deja lugar a dudas sobre el verdadero interés que el cine despierta en la juventud a nada que las entradas tengan un precio asequible.

La fiesta del cine ha batido récords de asistencia masiva en su celebración de este año, entre los días 21 y 23 de octubre. Es pronto para sacar conclusiones, pero el éxito ha sido tan rotundo que no deja lugar a dudas sobre el verdadero interés que el cine despierta entre la juventud a nada que las entradas tengan un precio asequible.

La iniciativa sirve para lo que sirve, puesto que se trata de un acto simbólico. Durante el resto del año el sector no puede mantener una oferta especial con la entrada a 2'90 euros, aunque existe el día del espectador con su sustancial rebaja. Pero las cifras hablan por si solas, porque el incremento de público en las tres fechas señaladas ha oscilado entre el 450 y 750 por ciento, que es una burrada. Y la película más demandada, como no, ha sido «Las brujas de Zugarramurdi».

Si hacemos caso a los analistas que han empezado a hablar ya de una captación por parte de la industria cinematográfica del público adulto, en contra de la tendencia que señalaba que el público adolescente era el mayoritario en las salas de cine, todos coincidiremos a la hora de admitir que se trata de un problema de poder adquisitivo.

El cine corre el peligro de dejar fuera a los menores, al no estar entre sus opciones de ocio en relación a su recortado presupuesto del fin de semana. Eso se traduce en la cada vez más extendida idea de que el cine es caro. Y como nadie parece quejarse de que las palomitas o el refresco también lo sean, queda claro que la cultura va a la cola en las preferencias de consumo. Urge acabar con la locura del 21 por ciento del IVA, una vez demostrado que con un precio más ajustado la taquilla se recuperaría en gran medida.

 
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