Schommer: «La fotografía no es un hecho ligero ni banal»
Alberto Schommer (Gasteiz, 1928) es uno de los fotógrafos más reconocidos internacionalmente. Pese a todo, ayer pensó que le estaban gastando una broma cuando le anunciaron que el Ministerio español de Cultura le había concedido el Premio Nacional de Fotografía 2013.
A.E.| DONOSTIA
A Alberto Schommer lo de la fotografía le viene de familia, concretamente de su padre, Albrecht Schommer Koch,un fotógrafo alemán que regentaba un estudio en la capital alavesa desde 1922. En 1952, estudió fotografía en la ciudad alemana Hamburgo y, desde entonces, su carrera profesional ha sido prestigiosa, llena de curiosidad y de los más internacional: fue fotógrafo de moda de Balenciaga; retratista industrial para arquitectos como Francisco Saenz de Oiza; o fotógrafo para diversos periódicos. Y eso que, en la retrospectiva que le dedicó el Bellas Artes de Bilbo en 2010 -la primera gran retrospectiva, por cierto, que se ha dedicado a su ingente obra-, reconocía que «fui pintor, medio arquitecto, hice películas y, al final, me di cuenta, gracias a Irving Penn (fotógrafo estadounidense de moda y retratos) y su familia, de que yo tenía que ser fotógrafo».
Hombre incansable, que no piensa colgar la cámara, es curioso por natureza -«estoy trabajando en buscar algo que no haya hecho hasta ahora»-, pero aún así lo digital todavía no le ha ganado. Eso sí, dijo entonces, «creo en el futuro, soy absolutamente positivo con todos los medios técnicos de la fotografía». Ayer, en declaraciones a la agencia Europa Press, recordaba que «la fotografía no es un hecho ligero, ni banal, ni que se pueda hacer fácilmente», porque «para hacer una fotografía hay que pensar muchísimo antes de pulsar el click del disparador. Y se necesita, al igual que con otras disciplinas como la pintura o la escultura, una fuerza vital impresionante, mucho talento y una emoción interior al ir a disparar». .
En esta línea, criticó a los que aseguran que hoy en día cualquiera puede ser fotógrafo, asegurando con ironía que afirmar eso es como «aquel que se toma un bocadillo y dice que ha comido bien». Admitió que únicamente usa la tecnología digital «cuando verdaderamente» no tiene «otra forma» de expresarse, porque prefiere seguir trabajando con el «material tradicional de siempre» que ha utilizado durante toda su vida.
El jurado quiso premiar «su continuada trayectoria fotográfica durante más de cincuenta años, en la que no solo ha abordado todos los temas, sino que también ha innovado en el medio, desde el punto de vista técnico y experimental; siendo testigo de la transformación cultural y social del país».