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Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-04-14
La bandera tricolor se izó en Eibar hace hoy 75 años
Tres cuartos de siglo han transcurrido ya desde que el 14 de abril de 1931 se proclamara la segunda República. Y aunque el cambio político fue en el ámbito del Estado español, un municipio vasco, Eibar, fue el primero en ondear en el balcón de su Ayuntamiento la bandera tricolor y en instaurar el cambio en la localidad. Lo que se conoce menos es que este hecho se debió a un malentendido.

Diez horas de incertidumbre y zozobra se apoderaron de Eibar hace hoy 75 años, después de los primeros momentos de emoción tras los comicios del día anterior, hasta conocerse oficialmente la proclamación de la II República en el Estado español. Y es desde que minutos antes de las seis de la mañana del 14 de abril de 1931 el municipio armero pasara a los anales de la historia como la primera localidad en declarar el cambio de régimen, y el pertinente nombramiento oficial en Madrid pasaron varias horas. No fue casualidad que fuese un municipio vasco el primero en anunciar el cambio político, aunque según recogen las narraciones de varios historiadores, sí pecaran de cierta ingenuidad.

Fue una capital vasca también, Donostia, la que un año antes, el 7 de agosto de 1930, escenificó la alianza republicano-socialista que más tarde triunfó en las elecciones municipales del 12 de abril de 1931 en coalición, lo que propició el esperado cambio de régimen. La dictadura de Miguel Primo de Rivera, padre del fundador de la Falange Española, mantenía ahogadas hasta un año antes las reivindicaciones sociales y populares, más aún en lo referente a Euskal Herria.

Aunque las formaciones nacionalistas de la época no tomaron parte en el pacto de Donostia, tras los primeros comicios optaron por sumarse a la proclamación republicana, después de ilustrar la división existente entre nacionalistas. Y es que ANV se posicionó con anterioridad a favor de coaligarse a la conjunción republicano-socialista, en consonancia con su obetivo de un Estado republicano vasco. El PNV, en cambio, en primera instancia, no estaba por la labor. Según recoge la edición del 15 de abril del diario republicano “La Voz de Guipúzcoa”, las juntas de ANV y PNV de Donostia señalan en una nota conjunta, que «acuerdan saludar con efusión el advenimiento de la República».

La carcel de Ondarreta

La principal razón de que Eibar fuese el primero en proclamar la instauración de la IIRepública residía en la cárcel de Ondarreta. Y es que en 1930, después de caer la dictadura de Primo de Rivera, una tentativa golpista intentó establecer el régimen republicano en el Estado español; un intento que no triunfó y que llevó a la cárcel a sus protagonistas. Algunos participantes en la intentona se encontraban en la cárcel de Ondarreta, y fue desde ese penal desde donde decidieron enviar emisarios a los pueblos más importantes de Gipuzkoa con el objetivo de que se preparasen ante el previsible cambio electoral que podía provocar la huida del rey español Alfonso XIII, según relata el historiador eibarrés Jesús Gutiérrez.

Era lunes, 13 de abril, cuando comenzaron a conocerse algunos de los resultados de los comicios del día anterior, que atestiguaban ya el inminente cambio. El encargado de comunicar a los eibarreses las consignas adoptadas en Ondarreta llegaría a Eibar a las 4.00 de la mañana del día 14, y tras reunirse con el líder local de la coalición republicano-socialista, se proclamó el cambio de régimen apenas dos horas después.

Con el pleno convencimiento de que en el resto de los municipios vascos y en el Estado español se estaban desarrollando los mismos hechos, la instauración de la IIRepública se comunicó puerta a puerta en la localidad armera, reuniendo a la mayoría de la población en la plaza del Ayuntamiento. A las 6.50 se izó en el Consistorio de Eibar la bandera tricolor por vez primera; una hora más tarde llegaría la sorpresa.

Y es que con la llegada del tren de las 8.00 se recogía la prensa del día. Y para desconcierto de los eibarreses la IIRepública aún no había sido proclamada de forma oficial. La zozobra, la confusión y el miedo a las represalias comenzaría a apoderarse de los vecinos de la localidad.

«Yo os dije preparar, no proclamar», sería la respuesta que el emisario daría a las incesantes preguntas de los representantes de la coalición en Eibar. La angustia generalizada terminaría a media tarde con las noticias de que en Barcelona, Madrid, Sevilla y otros municipios del Estado español se estaba anunciando la llegada del régimen republicano, tras la huida del Borbón.

Aunque en la edición del 15 de abril “La Voz de Guipúzcoa” se hacia eco del cambio político con perspectiva de Estado español, el cronista de Eibar afirmaba emocionado que «la gallardía de los eibarreses quedará registrada en la historia». El día 15, ante una espontánea manifestación a favor del régimen republicano, la bandera tricolor volvería a ondear en el Consistorio. Según la crónica de “La voz de Guipúzcoa”, la banda municipal «fué lanzando por todas las calles las alegres notas de ‘La Marsellesa’, recibida con vivas y aplausos vigorosos».

Después del triunfal pasacalles llegaría el turno de la jura de bandera de la Guardia Civil, en el mismísimo cuartelillo. El nuevo alcalde incluso les regaló una bandera republicana, según el relato recogido en el citado diario.

Eibar fue también uno de los primeros municipios en aprobar una moción en la que se enunciaba el anhelo de un Estatuto vasco. Más tarde se extendería la tarea estatutaria en todos los municipios de los cuatro territorios de Hego Euskal Herria. En la moción que aprobó el Ayuntamiento de Eibar el 18 de abril ­sólo cuatro días más tarde de haberse proclamado la República­, se afirmaba lo siguiente: «El País Vasco, que tiene una personalidad propia, caracterizada por su tradición, por su lengua y la naturaleza étnica de sus habitantes, tendrá, gracias a esta revolución ejemplar, la ocasión de cristalizar sus legítimas aspiraciones autonómicas».

Mocion pro estatuto vasco

Pero lo cierto, es que pese al protagonismo que los territorios vascos tuvieron también en el cambio político hacia la República, en los comicios del 12 de abril en ningún territorio vasco ­sí en algunos municipios como Eibar­ salió vencedora la conjunción republicano-socialista, según recoge Francisco Letamendia en su enciclopedia “Euskadi, pueblo y nación”.

En Gipuzkoa, las opciones nacionalistas y carlistas obtuvieron 369 concejales frente a los 111 republicano-socialistas; en Araba, 108 fueron las concejalías para los republicanos y socialistas y 170 nacionalistas y carlistas; en Nafarroa, frente a los 279 de los alfonsinos, los republicanos y los socialistas obtuvieron 342 concejales, y 370 los nacionalistas y carlistas; por último, en Bizkaia, fueron 419 las concejalías para los nacionalistas y los carlistas, mientras que la conjunción republicano-socialista recibía 157.

Con la instauración en Eibar de la II República se inició así un nuevo período político en el que además de recuperar la situación existente antes del inicio de la dictadura de Miguel Primo de Rivera, se llevaron a cabo diversos cambios de carácter social y democrático, como el reconocimiento del voto a las mujeres, la reforma agraria o el inicio de negociaciones políticas sobre los estatutos de autonomía catalán y vasco. Este último fue recortado en Madrid.

Cinco años más tarde, con el alzamiento fascista del 18 de julio de 1936 comenzaría otro largo período dictatorial en el que los ciudadanos vascos serían directamente golpeados durante decenios e instauró las bases de la actual Monarquía española.

El protagonismo de Eibar en el inicio de la II República no fue olvidado tampoco por las tropas fascistas, quienes bajo el mando del general Emilio Mola y el generalísimo Francisco Franco, llegarían hasta el centro de la localidad armera arriar la bandera tricolor republicana e izar la rojigualda com el águila imperial. 40 años de fascismo acababan de comenzar. -

DONOSTIA



Electos donostiarras en la carcel
En Donostia, la proclamación de la República se celebraría en la noche del 15 de abril. Pero a primera hora una comisión de los concejales electos de los comicios del día 12 se presentó en la Delegación del Gobierno español en Gipuzkoa, para pedir la libertad de los presos políticos recluidos en la cárcel de Ondarreta. La abogada Clara Campoamor encabezaba la delegación. De nuevo, por la tarde, el nuevo concejo municipal acudiría a la sede de la Gobernación; unas horas más tarde, con el conocimiento ya de la proclamación de la República y la huida del rey , los nuevos electos se unirían al gentío que abarrotaba ya las calles. El gripo de «Gora Euskadi askatuta!» y los vivas a un Estado republicano vasco, eran algunas de las consignas que se corearon ese día en Donostia, según recogía “La Voz de Guipúzcoa”. La constitución del Ayuntamiento se tuvo que retrasar al decretarse, por la noche, la puesta en libertad de los dieciocho presos políticos de Ondarreta.

Reforma agraria en nafarroa

La reforma agraria mediante el reparto de las tierras que eran propiedad de grandes latifundistas fue uno de los retos a los que la II República trató de hacer frente en Tafallaldea y Erribera, según explica el historiador José María Jimeno Jurío en el tomo de sus obras completas ­que edita Txalaparta, junto a Udalbide y Euskara Kultur Elkargoa­, dedicado al periodo 1931-1936.

El historiador artajonés explica como los campesinos navarros ­la mayoría de la población en un herrialde agrícola­ tenían que acudir diariamente a la plaza de los pueblos para ser contratados a jornal. En localidades como Sartaguda, el 79,16% de la tierra pertenecía al Duque del Infantado.

Con la llegada de la II República y el acceso de las clases populares a los ayuntamientos, la reforma agraria se convertió en un punto clave en la agenda política navarra para disgusto de los latifundistas, que disponían de “Diario de Navarra” y diputados como el conde Rodezno o Rafael Aizpún para defender sus intereses.

La incorporación de Nafarroa al Estatuto vasco fue otro de los frentes que tuvo abierta la derecha navarra. Tal y como señala Floren Aoiz en “El jarrón roto”, la unión de los cuatro herrialdes de Hego Euskal Herria en un único ente político era nefasta para el mantenimiento del sistema caciquil por parte de la oligarquía navarra.


 
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