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Gara > Idatzia > Mundua 2006-04-14
Ecuador, entre el norte y el sur
En la ciudad Mitad del Mundo, distrito metropolitano de Quito, una raya en el suelo marca el límite entre los hemisferios. La línea equinoccial da nombre a un país situado entre el norte, y su Tratado de Libre Comercio con EEUU, y el sur de la revolución indígena y bolivariana. Una raya en el suelo: un sencillo modo de señalar dónde termina el norte y dónde empieza el sur en el Ecuador. Sólo que la latitud 0º no pasa por la Mitad del Mundo. Está 240 metros más al norte. Lo determinaron con exactitud los indígenas hace mil años. Pero ese pequeño detalle no va a arruinar un negocio. No en el Ecuador.

Al sur de Guayaquil hay casas de adobe, de bloques, alguna de madera, también de ladrillo, todas con rejas, basura en los cruces de calles. El suburbio. Hay perros huesudos, vendedores que vocean cangrejos u otra cosa, asfalto entre los socavones, cables al aire, una torreta de alta tensión. El hogar de Evelina es también una tienda en la que despacha, como todos los comerciantes, a través de la reja. Da la bendición a su hijo Luis, que sube en marcha al colectivo desvencijado que vuela hacia el norte ­«¡dale, flaco, dale!»­ y al que saltan vendedores de helados, de vasos de refresco de botella de dos litros, de fe. El bus avanza por la desparramada ciudad entre el fluido caos de chevys que se pitan y cruzan.

En el centro hay vigilantes privados, tiendas sin rejas, cambistas con fajos de billetes frente los mismos bancos que bloquearon las cuentas en el corralito de los 90. Cerca, el cerro de Santa Ana, dividido en dos mitades: la rehabilitada y la que se cae. Desde el faro, arriba, se ve el puente a Samborondón y las casas de caña de Mapasingue, el río Guayas se va al Pacífico en estuario y en el Malecón 2000, paseo público símbolo de la «regeneración» promovida por Jaime Nebot, alcalde por el Partido Socialcristiano (PSC). Se reserva el derecho de admisión.

Ecuador lleva diez presidentes en diez años, incluido un breve triunvirato. Luis ayuda a Hugo Avilés, actor, a repasar algunos de ellos en el ambigú del teatro Tablaraza. Abdalá Bucarám volvió del exilio vestido de Batman para ser presidente, el Congreso lo declaró incapaz mental y se volvió a Panamá. Más tarde llegó, y cayó, Jamil Mahuad, y después Lucio Gutiérrez. Los indígenas son una gran fuerza popular, capaz de tumbar presidentes en un país de apellidos enquistados en listas electorales y negocios. Como Febres-Cordero, León, estirpe de presidentes, líder siempre del PSC. O Gustavo Noboa, empresario bananero, el hombre más rico del Ecuador. El banano sigue dando dinero, aunque ahora el PIB lo engorda el petróleo de la Amazonía. Fuera de Tablaraza, la cola de la taquilla está custodiada por un hombre armado y de uniforme. A diez dólares la entrada. El salario medio en Ecuador ronda los 300 Us$. En 2000, la divisa gringa sustituyó al sucre, moneda nacional. Su estertor final fue de 25.000 sucres el dólar.

«A España está yendo lo peor del Ecuador. Pero eso es bueno, se está limpiando el país». Luis, de visita después de tres años en A Corunha, no está para contestar a esta señora que despotrica en su casa, hoy decorado de la serie que graba su primogénita. Su otra hija, Jessica, regresa de localizar exteriores y de presenciar un atraco ­«es la primera vez que me apuntan con un arma»­. Lo relata jadeante, termina, se pone a jugar con su bebé. Concluye la grabación y el chofer lleva al equipo a casa. Kati, estilismo, dice que va al suroeste:

­Ah... ¿al suburbio?

­Bah...

El chalet de la mamá de la actriz no es de lo mejor de Urdesa, urbanización del Salado, al norte de Guayaquil, donde los niños juegan en parques a la sombra de palmeras lustrosas que flanquean fastuosas avenidas de mansiones y clínicas y concesionarios y la gente toma algo en las terrazas, lleva reloj de pulsera y todo marcha bien. Pero los «aniñados», dice Kati, los pijos de verdad, viven fuera, en el vecino Samborondón, donde los «niños burbuja» sólo conocen los suburbios de oídas.

DE LA COSTA A LA SIERRA

Norte de Quito: calles residenciales con pintadas por el derecho al aborto y contra el Tratado de Libre Comercio. La capital aparenta ser más reivindicativa que Guayaquil, primera ciudad y motor económico del Ecuador. El clima de los Andes es más frío que en la costa, la ciudad tiene edificios de apartamentos, el tráfico acata (más) las señales, la parte colonial retiene algo de Castilla, en una de las torres de la basílica neogótica la Iglesia Católica ha puesto un restaurante. «Cuatro barrios» del norte de Quito hicieron «la última revolución», dice Franz, empresario bávaro con muchos años en el Ecuador. El y Mayfe se compraron una miniTV para ver a sus vecinos de calle perseguir a Lucio Gutiérrez hasta el avión que lo sacó del país. Pool y Belén, desde su gran casa en el cercano y selecto pueblo de Tumbaco, creen que el último presidente derrocado cayó por una verdadera insurrección popular «por la dignidad, no para subirse el sueldo un 5%».

Donde Titi y Lucy hay una terraza desde la que se ven los barrios obreros del sur, las chabolas más al sur, la sombra del Pichincha. Son hermanas y viven en un edificio que en vez de portero automático tiene guardia armado. Titi es maestra de inglés y ex alumna del elitista Colegio Americano, cantera de ¡Alfaro Vive, Carajo!, guerrilla arrasada en los 80 por el presidente León Febres-Cordero. En el distrito metropolitano está la ciudad Mitad del Mundo, empresa que administra la raya pintada en el suelo por donde, afirman, pasa el Ecuador.

En uno de sus pabellones, los científicos de Quitsa-To dicen que el GPS demuestra que la latitud 0º 0’ 0’’ pasa 240 kilómetros más al norte, tal y como determinaron hace mil años los indígenas preincaicos en el lugar de Catequilla. Quitsa-To tiene tres juicios pendientes para echarlos de la Mitad del Mundo. Un milenio después, los indígenas piden la asamblea constituyente que refunde el Ecuador, que se nacionalice el petróleo, cortan carreteras, dicen no al Plan Colombia, al TLC. El secretario de Comunicación del gobierno de Alfredo Palacio, Enrique Proaño, dice que Chávez y «tres vascos» están tras las movilizaciones que marchan sobre Quito desde el norte. Y desde el sur. -

QUITO


 
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