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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-05-26
Karlos Martínez de Morentin - Miembro de Elkartzen
Política de vivienda vs. Ley del Suelo

Hemos asistido a un debate de intenciones centrado en la propuesta del PNV sobre la Ley del Suelo por un lado y en la defensa del acuerdo logrado por la Consejería de Vivienda con el PSE y Aralar por otro.

No voy a entrar a debatir si esta propuesta es mejor o peor que el proyecto en trámite de aprobación. Entiendo que si el proyecto de «ley de suelo de izquierdas» no era el instrumento que necesita esta sociedad para solucionar el grave problema de la vivienda, mucho menos lo va a ser una propuesta de un partido conservador como el PNV.

La propuesta presentada por el PNV ampliaba el acceso de la subvención por la compra de vivienda a los que más renta disponen, recortando la posibilidad de acceso a una vivienda en condiciones de dignidad a los sectores más desfavorecidos. Pero no sólo de los jóvenes, como se dice en el discurso «oficial» del Departamento de Vivienda, sino de otros colectivos de los que se olvida y que por diferentes motivos ­precariedad laboral, recorte del desempleo, de las pensiones, una Renta Básica y un Salario Mínimo Interprofesional de pobreza...­ se ven obligados a sobrevivir con rentas inferiores a los 804 euros mensuales, en los que según estimaciones estadísticas se establecería el umbral de pobreza. Una de cada tres personas reciben rentas anuales por debajo de ese umbral, más de 600.000 en la CAV, casi 900.000 en Euskal Herria. La gran mayoría de estas personas, de las que más de un 60% no dispone de vivienda propia, quedaban ya excluidas del acceso a una vivienda de las recogidas en el acuerdo de la futura ley de izquierdas.

Izquierda Unida ya sabía con quién se la jugaba en este modelo de gobierno, que en lo referente a la política de vivienda defendía a capa y espada hace poco tiempo el Sr. viceconsejero de Vivienda. Me refiero a lo que se entendía por vivienda vacía junto a su programa Bizigune. Datos de vivienda vacía que eran interpretados de forma interesada. Justificaba el Sr. Dean en su discurso que hubiera personas con más de una vivienda, mientras que por otro lado un porcentaje muy alto de residentes de este país no alcanzan ni a una habitación, a los precios de mercado privado (300 euros). El Sistema Estadístico Europeo (Eurostat) define como vivienda vacía la que no constituye residencia habitual, e incluye las segundas viviendas y las terceras y las cuartas. Un modelo de gobierno en el que no sólo justifican la legitimidad de poseer varias viviendas, sino que han incentivado con ayudas públicas la compra privada de vivienda para ponerlas en alquiler a los precios de mercado, con lo que junto al programa Bizigune, su departamento ha echado más leña al ya caliente mercado de la vivienda, propiciando la inversión especulativa, que además con su protección consigue rentas mensuales muy superiores al SMI.

Un gobierno cuyo timón es dirigido por un partido de corte neoliberal y como consecuencia ejecuta una política social neoliberal, de la que también IU es responsable en la medida que forma parte de él. No necesito recordar que el gasto público vasco ha bajado un 5% del PIB desde el año 1993, parte de cuya pérdida se ha dado desde el 2001 al 2006.

Un gobierno del que ha emanado un proyecto de ley de suelo, que desde la Consejería de Vivienda se define «progresista y de izquierdas», calificación im- posible de sustentar a poco serios que seamos con la definición. Un texto de proyecto en el que gracias al acuerdo logrado con el PSE y Aralar se consolidan dos sistemas privados de ejecución. Al inicial de agente urbanizador se le suma un nuevo sistema, el de concertación, en el cual basta para su elección el acuerdo del 50% de los propietarios de la unidad de ejecución, dulcificando los requisitos exigidos a la propiedad en el actual sistema de Compensación que exige el acuerdo del 60% de los propietarios para la ejecución de la urbanización. Si no fuera por esa ambición desmedida que requiere la cuota de poder municipal, el PNV debería estar dando saltos de alegría, pues sobre lo que pivota este proyecto en su conjunto es en las nuevas cons- trucciones y en la concesión que esto supone al sector inmobiliario, financiero, constructor... que son en definitiva los grandes beneficiados de esta ley.

Ya dijimos que este proyecto impulsado por la Consejería de Vivienda no hace una apuesta clara por la vivienda de alquiler social; no basta ese 10% que se contempla como «dotación obligatoria de suelo para la construcción de apartamentos transitorios y sociales, equiparables a la viviendas sociales». Si esta apuesta fuera verdadera no sería necesaria una hipoteca de por vida o más. A este respecto un breve análisis puede demostrar que es más eficiente para las personas necesitadas de vivienda un alquiler acorde a las rentas salariales y baremado por ley ­como el SMI, las pensiones y otras rentas­ que una hipoteca a 50 años. Con la ventaja añadida al primero de que no pagas intereses, no dejas deudas a los descendientes, se aumenta la movilidad laboral, se adecuan mejor los espacios a las necesidades familiares de cada etapa, lográndose un nivel de vida más digno.

En definitiva, un modelo de gobierno neoliberal barnizado de «izquierdas» que practica el sorteo para la solución del grave problema de la vivienda, impulsor de una ley de suelo que consolida la privatización del suelo y el urbanismo. No servirá para aquellos que se encuentren en dificultades en el acceso a una vivienda digna o simplemente no tengan acceso a ella por su nivel de renta.

Un último apunte. Elkartzen, a pesar de las afirmaciones gratuitas del Sr. Dean, que dice que somos un instrumento de la izquierda abertzale, incluye distintos colectivos que trabajamos contra la exclusión social, sin dependencia de ningún partido político, aunque las distintas personas que lo componen tengan como ciudadanos sus propias opciones de voto, que son variadas. Nuestra pretensión en Elkartzen es que a través de nuestra militancia y de la participación en debates y charlas por los barrios y pueblos la sociedad tenga otra lectura, que no sea el autocomplacencia oficial. Si la práctica política de una institución no es beneficiosa para un real reparto de la riqueza que se genera en este país lo seguiremos denunciando, con espíritu constructivo, porque en este país vemos cómo se promete para llegar al poder y luego no se cumple, y quien se dice demócrata descalifica a todo aquel que nos critica. -


 
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