BRASIL 0
FRANCIA 1
DONOSTIA
Tras un arranque que hacía rememorar lo sucedido en el último Mundial, les vieux siguen rejuveneciendo a cada jornada que pasa de manera que, a este paso, lo que van a acabar rememorando es lo sucedido hace ocho años en París.Ayer lo hicieron en buena medida, al derrotar con absoluto merecimiento a la que era la gran favorita para adjudicarse este Mundial. Pero a la hora de la verdad, Brasil cayó contundentemente. No en lo que respecta al marcador, que se resolvió por la mínima, pero sí en lo que corresponde al juego, porque Francia fue dueña absoluta de un encuentro en el que su rival saldó los noventa minutos con un solo disparo entre los tres palos.
Así las cosas, a los galos ya sólo les queda el escollo portugués para alcanzar una final que en esta ocasión, como sucede con las semifinales, será cien por cien europea.
Si siguen haciéndolo como hasta ahora, Portugal no lo tendrá nada fácil el próximo miércoles. Baste decir que los rivales de Francia sólo han realizado ocho disparos entre los tres palos en los cinco choques que ha disputado.
Brasil, adalid del juego ofensivo, sólo fue capaz de hacer uno. Ya desde el primer tiempo ofreció la imagen más alejada posible de lo que se espera de la pentacampeona.
Y eso que empezó con ganas, intentando acogotar a Francia en su área. Le duraron, exactamente, doce minutos. Justo los que necesitaron los galos para pegar su primera estirada.
De ahí en adelante, el partido fue bleu al cien por cien. Makelele y Vieira cumplían a la perfección con su papel, evitando problemas a una defensa que, por otra parte, supo desenvolverse cuando le tocó. A Francia sólo le faltó estar un poquito más acertada de medio campo hacia adelante. Pero entre que no arriesgaba lo más mínimo y que a la actuación de Zidane, que va a despedirse del fútbol a lo grande, no le acompañaron ni Henry en punta, ni Malouda y Ribery en las bandas, los acercamientos más peligrosos a la puerta canarinha se produjeron en acciones a balón parado sin resultado.
No hubo reflexión en el descanso, porque el segundo tiempo arrancó por parámetros similares. Sólo que esta vez, la selección gala estuvo más acertada. O su rival más desacertado, porque la defensa brasileña tuvo mucho que decir en el gol que anotaba Thierry Henry en el minuto 57, rematando, solo en el segundo palo, una falta botada por Zidane.
Se animó Francia, que pudo aumentar su ventaja cuatro minutos después, tras una gran acción de Ribery por la izquierda, cuyo centro se paseó ante la portería sin que Zidane pudiese llegar por milímetros. El propio Ribery no pudo superar a Dida en una clara contra comandada por Henry.
Golear a Japón o ganar con lo justo a Croacia es una cosa, y levantarle un gol a Francia otra bien distinta. A Brasil le tocaba, por primera vez en todo el campeonato, dar la talla. No lo hizo, ante un rival que era dueño y señor del partido, aunque seguía faltándole lo mismo que en el primer tiempo, un último pase y el correspondiente gol que le asegurase la tranquilidad.
Al final no le hizo falta, porque Brasil tuvo tanta capacidad para perder balones como incapacidad para robarlos y, en consecuencia, fue incapaz de crear una sola ocasión de peligro.
