«Soldados alemanes disparan a israelíes». Aunque todavía es ficticio, el titular, ligado a una eventual participación alemana en una hipotética fuerza de intervención en Líbano, produceescalofríos a la clase política alemana. Quizás por ello la élite política berlinesa prefiere mantener una posición vaga y ambigua. La mejor hipótesis para Berlín sería que los ejecutivos de Tel Aviv y Beirut le pidieran su mediación. Hubo una época en que diplomáticos alemanes hacían de intermediarios entre israelíes e Hizbula para intercambiar presos por los restos mortales de soldados y militantes de ambos lados. Pero la coyuntura actual no da. Por eso tanto, la jefa del Gobierno alemán, la cristianodemócrata Angela Merkel (CDU), como el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier (SPD) prefieren fiarlo todo a la cautela para salvar su margen de maniobra en el campo diplomático.

Hoy en día el pánico a ser tachado de «antisemita» por criticar la guerra de Olmert contra la población libanesa convierte el debate de los políticos alemanes sobre la postura a tomar en un asunto a puerta cerrada. Tanto pesa, por un lado, la instrumentalización del holocausto para fines de la política exterior como, por el otro, el hecho de que la sociedad alemana no ha encontrado aún una posición firme tanto frente a los crímenes de los nazis como frente a los que se cometen hoy.

Si la guerra no cesa pronto, y sin descartar la posibilidad de que las hostilidades puedan dirigirse pronto contra Siria e Irán, los perdedores serán a medio plazo los propios judíos dentro y fuera de Alemania. Según una encuesta del semanario “Der Spiegel”, el 53% de los alemanes no está de acuerdo con que Merkel no critique a Israel. Con su postura repiten el «no» a la agresión contra Irak pero a voz callada porque el miedo a ser tachado de «antisemita» es grande y fundado. Esto duele ante todo a convencidos antifacistas cuyo temor es verse mezclados con los neonazis, sólo por su «no» a la guerra de Olmert.

En Internet páginas proisraelíes atacan y denuncian a todo el que, periodista o político, tienen el valor de criticar los ataques contra Líbano. Los denominados «antialemanes», una secta política surgida del espectro izquierdista, se muestran los más beligerantes defensores de la actual política israelí. Su publicista Matthias Küntzel llega a la conclusión de que en estos momentos «Israel está luchando contra el islamismo genocida representando a todo el mundo occidental». La revista “Bahamas” convocó a una manifestación «Por Israel y su derecho a la autodefensa». Los «antialemanes» consiguieron no sólo el respaldo de sus medios afines, como el “Jungle World” y la revista “Konkret”, sino también la asistencia de políticos cristiano-demócratas. Acudieron el portavoz de la CDU en el Bundestag, Eckart von Klaeden, y el miembro de su Ejecutiva y del Consejo Central de los Judios en Alemania, Michel Friedmann. El redactor del diario de izquierda “Junge Welt”, Jürgen Elsässer, llega a la conclusión de que los «antialemanesse han convertido «en la filial de los neoconservadores alemanes».

El mismo caos reina en Berlín. La ministra de Ayuda al Desarrollo, Heidemarie Wieczoreck-Zeul quiere que su partido, el SPD, exija un «inmediato alto el fuego». Pero el SPD se mantiene a la espera para proteger al ministro de Exteriores Steinmeier. Merkel, a su vez, ha tenido que frenar a su ministro de Defensa Franz Josef Jung, que no descartó la intervención militar en Libano ­bajo la bandera de la ONU­. ¿Alemanes disparando a Israelíes en Líbano?.