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Gara > Idatzia > Kultura 2006-08-12
Pascual ALDAVE | Compositor
«Aita Donostia era, ante todo, un hombre de gran espiritualidad»
Lesaka vivirá hoy una doble fiesta musical. El Alto de Agiña será el escenario del estreno de «Hutsaren borobila», un espectáculo homenaje a Aita Donostia. Algo más tarde, la iglesia San Martin acogerá el estreno de «Tríptico infantil», la última obra del lesakarra Pascual Aldave, quien recibirá también un homenaje de su pueblo natal.

Eveterano compositor Pascual Aldave, asentado en Donostia, vivirá hoy una jornada emocionante en su pueblo natal, Lesaka. Allí no solamente podrá escuchar el estreno de su última obra, “Tríptico infantil”, en la voz de la soprano Almudena Ortega; también recibirá la Insignia de oro del municipio navarro en reconocimiento a su trayectoria. «Me siento muy feliz y muy honrado, aunque no sé hasta qué punto me lo merezco o era necesario. Es una pena que, con la muerte de algunos hermanos, hayamos perdido algo de contacto con el pueblo. Pero bueno, en todo caso es un gran honor para mí», afirma.

­El estreno de su «Tríptico infantil» tendrá lugar en el marco de una jornada homenaje a Aita Donostia. ¿Llegó a conocerle usted?

A Aita Donostia lo conocí mucho, cuando me fui a estudiar a Barcelona. El, por aquel entonces, vivía en el Convento de Pompeya de los capuchinos, que está en la Diagonal, cerca del Paseo de Gracia. Fui un día a visitarle, porque yo no le conocía anteriormente pero mis hermanos sí, ya que habían estudiado música con él en Lekaroz. Como Aita Donostia trabajaba en el Instituto de Musicología y yo vivía muy cerca, a menudo solía ir a visitarle antes de que él entrase a trabajar y aprovechábamos para hacer música. Tocábamos el piano, y sobre todo le gustaba interpretar piezas renacentistas y barrocas: era un gran admirador de Purcell y de los clavecinistas en general. Los domingos solía ir a la capilla del Pompeya y me decía que subiera al coro, donde él tocaba el órgano y solían cantar las famosas misas de Perosi que él había orquestado. Era una gran persona y un hombre de mucho trato social. En Barcelona era muy conocido por toda la sociedad aficionada a la música, que precisamente en Barcelona es muy grande. Pero ante todas las cosas era fraile, un hombre, muy espiritual.

­¿Cómo surgió el proyecto y el formato de un tríptico de canciones? ¿Mantiene algún tipo de relación con la figura o la música de Aita Donostia?

La idea llegó de la Quincena Musical. Querían hacerme un encargo, pero quizá se acordaron un poco tarde y ya sabes que para crear hace falta tiempo y tranquilidad. Entonces lo que hice fue retomar un proyecto que ya había iniciado, y que se engloba dentro de todo un ciclo de trípticos que he ido realizando a lo largo de los años. Tengo una veintena de melodías agrupadas en forma de trípticos. Como tenía pensado realizar también un “Tríptico infantil”, y la primera canción ya la tenía además compuesta, se lo propuse a la Quincena y a ellos les pareció bien.

­¿Y por qué es infantil este tríptico? ¿Qué tipo de textos que ha escogido para ponerles música?

Los textos son de Miguel de Unamuno, García Lorca y un texto anónimo del siglo XVI, que lleva por título “El infante Arnaldos”. Todos ellos hacen referencia a la infancia, y la tercera de ellas, el romance, se relaciona además con mi niñez. Un Día de Reyes del año 35 encontré en el zapato una antología infantil recitada, que me había puesto uno de mis hermanos mayores con esta dedicatoria: “A Pascual, para que sienta la belleza”. Ese libro lo he conservado y, de hecho, muchos de sus poemas me los conozco de memoria, porque si a mi hermano le gustaba cómo los recitaba me daba una propina. “El infante Arnaldos” procede de ese libro. Los otros dos poemas, “El lagarto está llorando”, de Lorca, y “A mi primer nieto”, de Unamuno, que es una preciosa canción de cuna, son descubrimientos posteriores.

­Echando un vistazo a su catálogo de composiciones se puede apreciar que predominan las obras vocales o corales, tanto originales como armonizaciones de melodías populares. ¿Por qué esta inclinación por la música vocal en detrimento de otras formaciones, como por ejemplo la orquesta?

Ten en cuenta que la música orquestal es más trabajosa de componer, ¡y sobre todo es más trabajoso lograr que la toquen! Pero sí, mi relación con la voz humana viene también desde niño, cuando era tiple en el coro de Lesaka. Debí de empezar en el coro con seis años, y fue precisamente ahí donde me aficioné a la música. La primera composición que hice era también una canción para voz y piano. Creo que los vascos tenemos una relación especial con el canto y con el coro, siempre hemos cantado en grupo melodías populares. A mí, personalmente, siempre me ha gustado el canto y he asistido a infinidad de conciertos corales, he dirigido coros cuando vivía en Francia, y seguramente esa es la razón por la que me siento tan inclinado a escribir música coral y vocal.

­Como tantos otros compositores vascos, tras su formación inicial en Bilbo, Donostia y Barcelona, escogió París para terminar sus estudios. ¿Qué le llevó hasta la capital francesa?

A mí ya me gustaba la música francesa desde los 14 o 15 años. Además, tuve la oportunidad de escucharla a menudo porque el organista de Lesaka, Salvador Rada Egia, discípulo de Zubizarreta, tocaba mucha música francesa, y no solamente lo que era habitual en la época, Cesar Franck y la música de los miembros de la Schola Cantorum, sino que también tuvo acceso a las músicas de Debussy y Ravel en transcripciones hechas para órgano. Como me gustaba tanto la música de los impresionistas franceses, el propio Escudero me recomendó que fuera a París a perfeccionar mi técnica. Y allí me quedé durante muchos años, estudiando y después trabajando.

­¿Queda algo de ese espíritu francés en su música actual?

Yo creo que sí, lo que pasa que uno mismo siempre intenta ser original. Pero claro, yo he bebido directamente de esa fuente y supongo que eso se notará. De todas formas, pienso que todas esas músicas, las de Debussy, Ravel, Chabrier, Poulenc... todavía nos pueden decir muchas cosas a los compositores de hoy. -


 
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