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Gara > Idatzia > Jendartea 2006-09-05
Manuel GARCIA PEREZ | Sicólogo consultor y especialista en terapia de pareja
«Si quieres vivir con que lo único importante eres tú, no vivas en pareja»
Manuel García Pérez es director técnico del grupo Albor-Cohs, con sede en Bilbo, y lleva 40 años trabajando en terapias de pareja. Su experiencia le ha enseñado que las relaciones para toda la vida son las que están basadas en lo que denomina amor verdadero, en el que uno cuida del otro. Y es que, amar, al entender de este experto, significa dar. Ha visto de todo y, aun así, sigue creyendo que el amor existe.

La famosa actriz y gran amadora Katherine Hepburn se preguntaba si el hombre y la mujer son adecuados el uno para el otro. «Quizás deberían vivir en apartamentos contiguos y visitarse de vez en cuando», reflexionaba esta mujer que no dejó de amar ni un día de su vida a un hombre que no tuvo a su lado. Y es que Spencer Tracy, aunque también estaba profundamente enamorado de Hepburn, no se divorció porque sus creencias religiosas se lo impedían. Las complicadas relaciones de pareja han centrado uno de los cursos de verano de la UPV. Expertos han versado sobre este tema estrella que, para bien o para mal, interesa a todos.

­¿Es el emparejamiento un objetivo que persigue la mayoría?

Así es. Y es que la relación de pareja es una relación que toda la vida ha estado orientada a producir el bienestar, es un estado emocional al que se puede llegar por diversos medios y el bienestar cada uno lo consigue a su manera. Pero lo que sí es real es que el emparejamiento contribuye al bienestar, en la medida en que a todo el mundo le produce una sensación de seguridad. Si en el mundo vives con pocas personas, te puedes encontrar solo. Si vives con muchas personas, te puedes sentir aislado del resto del mundo. Tener una pareja te permite compartir ese sentimiento de soledad, sabes que tienes a alguien a tu lado y te ofrece un apoyo afectivo. Cada vez existen más chistes sobre el emparejamiento; como el que pregunta contra quién te casas. Subyace la idea de que el emparejamiento no contribuye al bienestar, pero no es cierto. Si no tuviéramos expectativas de estar mejor en pareja, no tendríamos tendencia a emparejarnos.

­¿Cúal es el factor principal de ruptura?

Lo que vamos detectando los que estamos trabajando en terapias de pareja en los últimos 40 años ­que es lo que se lleva trabajando en este ámbito en todo el mundo­ es que el principal factor de ruptura es que en determinadas situaciones críticas la pareja retira el apoyo afectivo, una de las partes le retira el apoyo a la otra. Cuando una persona descubre que ha estado llevando adelante una relación, con todos los inconvenientes que tiene y cuando lo ha necesitado su pareja no ha respondido, se plantea que no tiene pareja.

­Habla uste de amor erótico y de amor verdadero. ¿En qué se diferencian?

El amor erótico no se refiere a la sexualidad, sino a la sensualidad. En el amor erótico amamos a las personas igual que amamos a los objetos. Nos acostumbramos a querer disfrutar de las cosas por sus características y cuando buscamos pareja hacemos lo mismo. Buscamos como pareja aquella persona que nos dé placer, que nos guste y hacemos un pacto; deja que yo te disfrute y yo dejaré que tú me disfrutes. Y no hablamos necesariamente de lo sexual. En el amor verdadero hay un sentimiento de desear el bienestar del otro. Quieres conseguir el progreso de tu pareja, su éxito, su bien. Hay un sentimiento de qué bien me siento cuando te veo bien a tí. Tu placer es mi placer. En el amor verdadero el uno cuida del otro.

­Los comportamientos también serán distintos.

En el amor erótico hay un comportamiento egoísta de atiéndeme, escúchame, quiero que me dediques tiempo... En el amor verdadero yo no te pido, yo te doy. Porque amar es dar. Me ofrezco a tí para darte placer. Pero eso no quiere decir que no disfrutes, disfrutas al máximo porque te encanta tu pareja.

­¿La primera fase es siempre de amor erótico?

Las relaciones siempre empiezan con amor erótico y probablemente pueden transformarse en amor verdadero. Si es así, puede que la pareja sea para siempre. El mayor factor de éxito de una pareja es aprender a establecer relaciones de amor verdadero. En el amor verdadero todo puede ser.

­¿Tienen futuro las relaciones de amor erótico?

La relación de amor erótico es una relación de riesgo, y es la que lleva a la ruptura antes o después. Las características de la persona muchas veces no son las que vemos, sino las que creemos ver. Una persona atractiva, simpática y cordial automáticamente se cree que es limpia, trabajadora, generosa... y no tiene por qué ser así. Se debe a la ley de la generalización de la cualidad; cuando en una persona detectamos una cualidad sobresaliente, tendemos a creer que tiene todas las demás cualidades sobresalientes, sin confirmarlas. Cuando la relación se establece diariamente, primero, se produce habituación. La habituación reduce el bienestar que te produce la pareja. Al estar habituado a tí ya no eres para mí tanta fuente de placer. En segundo lugar, aparecen otros aspectos en tí que yo no veía o no quería ver. Cuando aparecen esos otros aspectos se produce una suma algebraica con todos los aspectos que me agradan y los que me desagradan. Pero en esta suma siempre se sale perdiendo.

­¿Es cierto que cada vez se producen más rupturas?

Durante mucho tiempo las parejas han sido, se dice, que eternas, pero es que eternas antes eran 40 años. A esa edad las mujeres ya envejecían, porque empezaban a parir a los 16 años y traían hijos al mundo uno detrás de otro. Los hombres trabajaban en unas condiciones muy penosas y a los 40 años eran ya personas ancianas y además dependientes, y no se concebía la idea de una segunda relación. Pero ahora, con el bienestar y el tiempo de ocio, tenemos ocasión de reemparejarnos otra vez. Ese reemparejamiento viene porque la pareja no cumple esas expectativas de mejorar el bienestar.

­Algo tendrá que ver la actual sociedad individualista.

Ese es el conflicto. Estamos equivocándonos. El ser humano ha llegado al desarrollo cooperando. Si todo el mundo hubiera ido a su aire, no tendríamos coche, ni calefacción, ni penicilina, ni vacunas. Si el ser humano disfruta del bienestar material actual es porque ha habido cooperación. Los conflictos de pareja tienen hoy como realidad una exaltación de la individualidad, del yo por encima de todo. Si quieres vivir con que lo único importante eres tú, no vivas en pareja.

-¿Qué está fallando?

Está fallando la sociedad, los modelos educativos, es un conjunto. Todo está sucediendo a la vez en un proceso que nosotros entendemos que es de mercantilismo. Se le ofrece al ciudadano bienestar material, a cambio de que no piense. No tiene que pensar, solo tiene que trabajar y comprar. Y de hecho, a nivel perverso, construir una familia es un negocio. Para construir una familia tienes que comprar muchas cosas. Cuando ya la tienes construida, si la rompes, hay que construir dos nuevas. Es un negocio.

-En muchos países han empezado a celebrar las denominadas fiestas de divorcio.

Mucha gente vive la relación de pareja muy mal, con mucha angustia, por lo que el divorcio es para muchas personas una liberación. En algunos sitios esas fiestas se celebran incluso con celebrante y ellos explican que igual que un celebrante ha dado oficialidad a la constitución de la pareja, también hay que dar oficialidad a la ruptura.

-Hay que quitarle hierro a la ruptura.

Totalmente. Lo que uno tiene que plantearse es si la que ha roto era una relación imposible o si era una relación indeseable. Una cosa imposible es que no puede prosperar y se vive siempre como una frustración, porque al final una vida en pareja es un proyecto. Pero hay que asumirlo igual que las frustraciones que se dan en otros ámbitos de la vida. Lo que hay que recomendar es que reflexionen sobre el tipo de relación que tenían. Porque cualesquiera dos personas podrían tener una relación de pareja.

-¿Pesa cada vez menos la marca de separado o divorciado?

Cuando socialmente uno se siente diferente, siente una censura del grupo. Los niños, por ejemplo, antes no decían que sus padres estaban separados. Ahora, sin embargo, hacemos chistes con que quedara estigmatizado el niño o niña que tenga unos padres que aún viven juntos.

-Chistes aparte, es obligada la pregunta sobre los comportamientos violentos dentro de la pareja.

El comportamiento violento tiene como base una relación de amor erótico. Quien tiene una relación de amor erótico desea que la otra persona haga lo que él quiere. Pretende imponer su voluntad mediante la violencia y anular la voluntad de la otra parte. Ese es un elemento que tendría que llevar a las personas a reflexionar sobre la conveniencia de seguir una relación de pareja con alguien que no te ama. Porque el que te pega no te ama. Es imposible, es incompatible. La violencia está basada en la ira y no puedes tener ira y amor, son sentimientos incompatibles, funcionamientos fisiológicos totalmente opuestos. No te ama, te quiere como una posesión. Como el que se muestra violento bajo los efectos del alcohol. Eso no es justificable, porque con el alcohol se suelta todo lo que se tiene dentro. -



«Las relaciones deberían ser como contratos renovables cada cinco años»
García Pérez explicó en una de sus intervenciones que toda relación de pareja tiende a pasar por cuatro fases, que varían mucho según las circunstancias culturales e individuales.

­Habla usted de cuatro fases en la pareja. ¿Cúal es la primera?

Se llama la fase de prueba, es la fase inicial en la cual se pone a prueba la relación, porque no es lo mismo salir de vez en cuando que convivir. Hay que organizar la convivencia entre los dos, crear pautas para el día a día. En esta fase se dan las conductas de prueba; ensayamos y ensayamos y aquellos comportamientos que tienen éxito se convierten en nuestros hábitos diarios. Esa prueba crea conflictos, incluso con la mejor voluntad. Si en esta fase no hay bienestar, estamos ante un predivordio.

­Supongamos que la relación llega a la segunda fase.

La segunda es la fase de consolidación. Existe el riesgo de pensar que, una vez llegados a este punto, la relación es para siempre y no tiene que ser así. Es importante establecer el hábito de cuidar del otro. Uno de los modelos sociales que se plantean es el del contrato quinquenal renovable, que, en mi opinión, sería incluso mejor trianual. Imagina que por ley firmas un contrato para cinco años y, si transcurrido el plazo no estás bien y decides romper la pareja, no tengas que ir ni a juicio, ni a nada. Creo que de esta manera se cuidarían mucho más las relaciones, sobre todo cuando se acerquen los cinco años. Es una manera de no descuidarte, un sistema de control de la conducta.

­La tercera fase la denomina como travesía oceánica.

El problema es que las personas nos emparejamos a los 18-20 años y tenemos unos gustos y valores. Pero vivimos muchos años, viajamos mucho, conocemos mucha gente... y los gustos y valores cambian con el tiempo. Si cambiamos juntos, no pasa nada, pero esto es muy difícil y normalmente no pasa. Con estos cambios empieza a haber más conflictos.

­Y los conflictos son malos compañeros de camino.

Sobre todo si no se saben resolver. Un conflicto supone que entra en oposición lo que le gusta a uno y lo que le gusta al otro. La clave del éxito está en saber llegar a acuerdos. Si tienes una relación de amor verdadero y sabes resolver conflictos, entras en la cuarta fase de la relación, que es la denominada fase final. Y una vez en ese punto, hasta que la muerte nos separe. -

«Casarse enamorado es un error»

La sicóloga Angela Magaz, otra de las ponentes en los cursos de verano de la UPV sobre relaciones de pareja, afirmó durante su intervención que lo importante en una relación «es empezar bien, compartir problemas y placeres con la pareja y ver cómo responde en situaciones de conflicto», por lo que considera que «casarse enamorado es un error, porque el estado de percepción que se tiene en esos momentos no se corresponde con la realidad».

Según Magaz, los dos miembros de la relación deben mostrarse desde el principio tal y como son, comunicar a la pareja sus gustos, aficiones y preferencias, y afrontar los conflictos, ya que, según dijo, «hay una gran tendencia a evitar pro- blemas en las parejas». A su entender, los conflictos son «los que verdaderamente ponen a prueba la pareja» y constatan si ésta acepta o no los gustos y aficiones del otro, por lo que, subrayó, «si en el período de prueba no se ponen en práctica todos estos aspectos, la pareja no tendrá futuro». Los expertos que han participado en este curso coinciden al subrayar que la pareja requiere «un trabajo diario en el que ambos miembros deberán trabajar».


 
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