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Gara > Idatzia > Kultura 2006-09-08
La vida a bordo de un ballenero de 1625
·La nao «Aita Guria» fue inaugurada ayer en el Puerto de Bermeo como Centro de Interpretación de la Pesca de la Ballena

El barco «Aita Guria», réplica de un ballenero vasco del siglo XVII, fue inaugurado ayer en el puerto de Bermeo como Centro de Interpretación de Pesca de la Ballena. A partir de hoy, el público puede visitar esta embarcación reconstruida en los astilleros Mendieta de la localidad pesquera e imaginar cómo vivía la tripulación que se hacía a la mar durante varios meses en busca de un preciado cetáceo capaz de alimentar a centenares de familias.

BERMEO

El “Aita Guria” ha sido construido en el Astillero de Bermeo por los alumnos de un curso de carpintería de ribera ofertado por el centro de empleo Behargintza.

El punto de partida ha sido el “Beti Aita Guria” de Orio, el barco de madera más grande del Cantábrico que el Ayuntamiento de Bermeo adquirió cuando se iba a destinar a desguace. Partiendo de la línea de flotación de esta nao, se han utilizado planos del siglo XVII para construir una réplica de un barco ballenero de la época. Kepa Aranburu ha dirigido los trabajos que comenzaron en 2002. «Ha sido bastante complicado, precisamente por querer aprovechar el otro barco. El barco original se rompió y tuvimos que emplear tres meses en desguazarlo. Después hubo que adaptar la forma de uno al otro, y el proceso se hizo largo y duro. Es prácticamente todo de madera y los herrajes de hierro se han hecho a mano», señaló a GARA.

Construido con maderas de iroko, abeto y eucaliptu, el barco mide 35 metros de eslora por 7,5 de manga, y cuenta con un timón de 1.200 kilos y tres palos que superan los 30 metros de altura, más la verga de la mayor, de 15 metros. Los cabos se han traído de Alemania y se asemejan a los de cáñamo que se utilizaban en la época. Diferentes audiovisuales explican cómo era la vida a bordo, labor que completan las guías contratadas por el Ayuntamiento. La decoración reproduce de manera bastante fiel un barco de la época, con tripulantes que llevan el rostro de algunos marineros famosos de Bermeo. Todo ello permite hacerse a la idea de cómo vivían los arrantzales que emprendían viaje en busca de la ballena.

Afinales del siglo XVI, cuando los cetáceos comienzan a escasear en las costa vasca, los balleneros empiezan a desplazarse a Asturias, Galicia y a la lejana Terranova, de donde serían expulsados hacia Groenlandia. Las expediciones, entonces, pasan a utilizar barcos más grandes, naos y galeones como el “Aita Guria”, en los que conviven unas 60 personas y donde se llevaba a cabo también el despiece de la ballena.

Dos txalupas

En la proa llevaban la figura de un león para ahuyentar a los monstruos del mar, además de dos agujeros que servían de inodoros. En la cubierta alcázar se izaban las velas de mesana con la maquinaria de la época y se manejaba el timón. En el despacho del capitán­, donde se tomaban todas las decisiones del viaje, se reproduce una cama con las dimensiones que tenían entonces, correspondientes a individuos bastantes más bajos que los actuales. En una de las cubiertas se pueden ver dos txalupas; una de ellas, la que cuenta con dos proas para una más rápida maniobrabilidad, es la que se utilizaba para la caza de la ballena.

En la cocina, de ladrillo, están presentes los alimentos ­carne seca, pescado en salazón, frutos secos y bizcocho­ que se llevaban a la mar y las bebidas ­sidra y txakoli los de Hego Euskal Herria, vino los del Norte­. «Cada hombre se bebía unos tres litros al día, porque se pensaba que así se evitaba el escorbuto», explica una de las guías.

Los hombres dormían en hamacas, donde podían, entre barricas donde se guardaba la grasa de la ballena, aparejos, montones de leña y tejas, que trasladaban desde tierra para fabricarse cabañas en las playas de Terranova. El barco contaba también con un pequeño establo, donde viajaban los animales (gallinas, algún cerdo y ovejas), y un taller completo de carpintero.

La vida a bordo era dura y la navegación, peligrosa, pero si había suerte, la recompensa era alta: con una ballena se alimentaban muchas familias, pues del cetáceo se aprovechaba todo: la carne, la lengua, los huesos, las vértebras, las barbas y, por supuesto, el aceite.

Abierto al público desde hoy

Tras el acto de inauguración de ayer ­que contó con corte de la cinta, izada de bandera, discursos de autoridades y lunch­, el Centro de Interpretación de la Pesca de la Ballena se encuentra desde hoy abierto al público, aunque esta semana el horario se ha reducido debido a las mareas vivas y mañana, al ser el Día del arrantzale en Bermeo, permanecerá cerrado. La entrada cuesta 5 euros para adultos y 3 para los niños y hay precios especiales para grupos. De martes a sábado se abrirá de 10.30 a 14.00 y de 16.30 a 19.00 y los domingos, de 11.00 a 14.00. Los lunes cerrará. El barco está equipado con ascensores para facilitar el acceso a los minusválidos. -


 
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