MADRID
El espectáculo “Lorca eran todos”, con guión y dirección de Pepe Rubianes, no se representará en el Teatro Español, ya que el actor lo ha retirado ante la presión ambiental, una decisión que se conoció ayer después de que el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, afirmara que el Ayuntamiento propietario del teatro no iba a contratarle. Rubianes tenía previsto estrenar el espectáculo el 19 de setiembre, dentro de un ciclo dedicado al poeta granadino con ocasión del 70 aniversario de su muerte.
Este hecho provocó protestas de sectores de la derecha que recordaron las declaraciones que hizo el artista en enero pasado a Televisió de Catalunya con referencias escatológicas a la unidad de España. Rubianes pronunció frases como «que se vayan a tomar por el culo estos españoles, ojalá les exploten los cojones y vayan al cielo» o «que se vaya a la mierda la puta España».
Posteriormente, el actor declaró ante el juez por una querella presentada por la Fundación para la Defensa de la Unidad Española que no pretendió ofender a «la España democrática», sino a «la España negra, la de la Guerra Civil, la que mató a Lorca».
A pesar de estas aclaraciones, las protestas en Madrid se han sucedido durante las últimas semanas, en las que ha habido llamadas y correos electrónicos amenazantes al Teatro Español, al Ayuntamiento y a la casa del artista, según confirmó ayer el director del teatro, Mario Gas. Además, para el día del estreno, estaba convocada una concentración de protesta del partido Alternativa Española.
En este contexto, el alcalde Alberto Ruiz-Gallardón declaró ayer que «el Ayuntamiento no va a contratar a Pepe Rubianes y, por lo tanto, no va a actuar en el Teatro Español».
Poco después, el portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid, Ignacio González, también del PP, como Ruiz-Gallardón, se mostró satisfecho por la «extraordinaria» decisión del Ayuntamiento de no contratar a Rubianes, que es «lo lógico y coherente ante la actitud de esa persona».
Horas después, el director del Teatro Español, Mario Gas, leía en una improvisada rueda de prensa un comunicado del actor, en el que afirmaba: «Debido al agresivo y desmesurado ambiente en un trasnochado atentado a la libertad de expresión que un determinado sector está creando, he tomado la decisión de retirar el montaje, al efecto de liberar a los gestores del Teatro Español de la presión a que están siendo sometidos».
Gas se plantea dimitir
Gas reconoció que se ha planteado dimitir y que reflexionará sobre su continuidad en el cargo, ya que le «preocupa la fragilidad de la libertad de expresión en un país democrático».
En cualquier caso, insistió en que «el Ayuntamiento no ha vetado a Rubianes», sino que el actor, «en un impulso que le honra, ha decidido retirar la obra». Tras la intervención de Gas, un portavoz del Ayuntamiento volvió a remitirse a las palabras del alcalde.
A lo largo de la jornada, ayer terciaron en la polémica políticos y asociaciones. Así, la ministra de Cultura, Carmen Calvo, reconoció la potestad de Ruiz-Gallardón para tomar cualquier medida, pero dijo preferir «siempre» el derecho de las personas a expresarse libremente, aunque apostilló que los artistas también están sujetos a «los límites del Estado de Derecho».
IU en el Ayuntamiento de Madrid calificó a Ruiz-Gallardón de «censor» y criticó que la «venganza a unas declaraciones desafortunadas del actor sea privar a los madrileños de una obra de teatro».
Para el presidente de ERC, Josep-Lluís Carod-Rovira, se trata de un «ataque a la libertad de expresión y a la libertad artística» propio de «dictaduras del siglo pasado».
La Unión de Actores denunció que la suspensión responda a criterios políticos.
