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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-12-17
Cuando sale más rentable deslocalizar que producir
660 trabajadores fueron despedidos hace casi un año de la factoría de SEAT en Martorell; recibieron la noticia la víspera de Navidad. El buque insignia del cinturón industrial de Barcelona se unía al resto de deslocalizaciones, cierres y regulaciones que ha vivido la industria catalana los últimos años. Pero los despedidos de SEAT se acaban de apuntar un victoria: un juez obliga a la empresa a readmitir a algunos.

Las cifras de ocupación muestran que la crisis de la industria catalana no es sólo una impresión, ni que los cierres de los que hablan los telediarios sean una anécdota. Según el IDESCAT (Institut d'Estadística de Catalunya), si en el tercer trimestre de 2001 el 28,8% de la población ocupada (825.000 personas) se dedicaba a la industria, en el mismo período de 2006 el porcen- taje ha bajado al 22,6% (780.000 trabajadores).

Aunque los despidos de SEAT responden a una reestructuración interna de la gestión de personal del grupo liderado por Volkswagen, no se pueden desligar del continuo goteo de noticias de nuevos expedientes de regulación. Miniwatt, Braun, Lear, Sam- sung son nombres que han llenado las pantallas de televisión por las noticias de cierres y por las movilizaciones de sus trabajadores para mantener su puesto de trabajo. Frente a esta situación, hace dos años se creó la Xarxa contra els Tancaments d'Empreses (Red contra el Cierre de Empresas), que coordina comités de empresa en lucha, sindicatos alternativos y organizaciones de izquierda e independentistas para alertar de la situación estructural de los cierres e impulsar acciones de protesta de manera coordinada.

Para entender por qué este siglo ha empezado con la fuga de empresas en Catalunya tenemos que remontarnos bastantes años atrás. Para Carles Sastre, secretario de Acción Sindical de la Intersindical-CSC, los cierres actuales se explican por una política industrial del Gobierno catalán que se ha limitado desde la década de los 80 a reproducir el modelo de los años 60-70. «Nos decían que éramos una potencia industrial, pero la captación de inversión extranjera se hacía a través de los bajos costes. El capital vino atraído por estos bajos costes, y se ha marchado por el mismo motivo hacía otros países». Además, Sastre denuncia que la Generalitat incentivaba con apoyo económico la instalación en Catalunya de nuevas empresas, pero estas ayudas no se vincularon a compromisos de permanencia, así que quienes gozaron de subvenciones para instalarse, ahora trasladan la producción sin problema.

La economía catalana se ha ido reorientando en los últimos decenios hacia el sector Servicios ­con el turismo con un papel central innegable­ y de la Construcción.

Del año 2001 hasta la actualidad, los trabajadores del sector Servicios han pasado de 1,6 millones a más de 2,1 millones; los empleados de la Construcción han pasado de unos 300.000 a superar los 430.000. El imparable aumento del precio del suelo ha fomentado, a su vez, el cierre de algunas factorías. Carles Sastre asegura que a algunas empresa les sale más rentable vender sus terrenos que continuar produciendo. Este mayor peso del capital especulativo también se visibiliza en la inversión extranjera: desde hace dos o tres años, la mayor parte de este capital invierte en el sector inmobi- liario, tanto a nivel catalán como estatal.

Un sector que ha sufrido especialmente los cierres es el textil. Motor de la industria catalana durante los siglos XIX y XX, los acuerdos internacionales de apertura total de los mercados para este sector han hundido esta pieza clave de la economía catalana. No es de extrañar, pues, que de 2004 a 2005 las industrias textiles y de la piel en Catalunya perdieran más del 10% de sus empleados.

A estos cierres hay que añadirle otra mala noticia: si hace dos años China aún iba a Catalunya a comprar la maquinaria para sus fábricas de confección de ropa, actualmente ya está fabricando esos productos en Asia y ha empezado a venderlos en el mercado catalán.

Para afrontar esta pérdida de peso del sector industrial, desde la Intersindical, Carles Sastre considera que el Gobierno catalán tiene que cambiar urgentemente su política industrial, aunque no se muestra demasiado esperanzado en que lo hagan. «Por un lado, si Catalunya no tiene presencia internacional a nivel económico siempre seremos subsidiarios de las políticas del Estado español». Y añade que «el gobierno catalán debería fomentar una mayor inversión de las entidades financieras catalanas en el territorio, en la economía catalana, y que dejen de hacer política de escaparate. También es indispensable vincular las ayudas a la permanencia y promover las zonas que han perdido más tejido industrial. Si el gobierno no cambia de chip, el futuro para la industria está muy difícil», vaticina secretario de Acción Sindical de la Intersindical-CSC. -

BARCELONA



Persecucion sindical en seat
El Tribunal Superior de Justicia de Catalunya ha declarado nulos los despidos de 24 trabajadores de los 660 que fueron despedidos hace un año de SEAT-Martorell. Las sentencias de nulidad que se han conocido este mes de noviembre, además de obligar a la empresa a readmitirlos, denuncian que estos 24 trabajadores perdieron su puesto de trabajo por su afiliación sindical a CGT.

Se apoyan en que «de los 660 despedidos, el 27% eran del sindicato libertario, mientras que de la UGT y CCOO sólo había un 3%, respectivamente». Hay que destacar que UGT y CCOO firmaron el expediente de regulación, mientras que CGT se negó.

En el momento del despido, CGT ya denunció que, a excepción de los delegados sindicales, a todos los afiliados al sindicato que se presentaron a las elecciones y no resultaron elegidos, les incluyeron entre los 660, junto con muchos otros sindicalistas activos.

Luís Doncel es uno de los delegados de CGT que pudo conservar su empleo y cuenta que a los 24 trabajadores que SEAT ha tenido que readmitir, la empresa los mantiene en casa con todos los costes pagados. Doncel considera que esto se explica porque en la factoría no quieren a trabajadores politizados. Este delegado sindical también denuncia que la motivación de los despidos no fue una reducción de la producción, puesto que este año la empresa ha contratado 500 nuevos trabajadores en Martorell, algunos de los cuales son de los 660, que han vuelto perdiendo la antigüedad.

Mientras tanto, cuando está a punto de cumplirse un año de la regulación de empleo, cada jueves un grupo de los trabajadores despedidos se concentra frente a la factoría para reclamar la readmisión de todos los que perdieron su empleo.


 
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