Entre otras conclusiones, el trabajo demuestra que las estructuras familiares de carácter más rígido inciden de forma negativa en el estado emocional de la enferma de cáncer de mama. «El estudio trata de comprobar cómo el funcionamiento familiar influye, modifica o facilita la adaptación sicológica a la enfermedad en pacientes con cáncer de mama», explica el siquiatra. La investigación se ha desarrollado durante 6 meses en 138 pacientes con cáncer de mama y en 445 mujeres sanas.

La evaluación de las pacientes se efectúa en tres tiempos. En el momento del diagnóstico del cáncer, a los dos meses y a los seis. «Se ha observado la evolución según las variables sicológicas, de calidad de vida, de satisfacción conyugal y de funcionamiento familiar», señala el especialista.

De los datos obtenidos se deduce que la afectación sicológica de las pacientes es máxima a los dos meses. «Es cuando la paciente se encuentra más alterada, con un mayor nivel de ansiedad y sintomatología ansioso-depresiva», describe. Para el siquiatra, el patrón temporal que se produce en este caso resulta interesante. «Mientras al principio las pacientes se ven afectadas por un componente más sicológico, a medida que entra en juego la quimioterapia, van incidiendo más los aspectos físicos. Al final, lo que resulta más afectado son unos marcadores globales entre los que se sitúan la vitalidad y el funcionamiento social», señala.

El estudio comprueba asimismo cómo el cáncer de mama «produce un empeoramiento en el funcionamiento de la relación conyugal. Se reduce el consenso, aunque, paradójicamente, aumenta la cohesión. Esto es algo común que ocurre también en otros cánceres. En general, los matrimonios de las pacientes con cáncer se apiñan, permanecen más cercanos. A la vez, se produce una mayor insatisfacción en la relación debida a la tensión, a la preocupación que genera la enfermedad, entre otras cuestiones». A lo largo de los 6 meses estudiados, se comprueba que esta insatisfacción va en aumento. Para Enrique Aubá sería necesario ampliar el plazo de estudio para poder observar si más adelante este factor disminuye.

Aumenta la cohesion

En cuanto al funcionamiento de la familia, tras el diagnóstico, se comprueba un aumento de la cohesión, factor que se mantiene elevado durante todo el período sometido a estudio. Al mismo tiempo, se produce una disminución de la flexibilidad, el carácter de la familia se torna cada vez más rígido. La flexibilidad entre los miembros disminuye progresivamente y «éste es un factor relevante, y parte importante de las actuaciones en el abordaje familiar del cáncer se dirige a aumentar la flexibilidad», según Aubá.

Estos factores influyen sobre el resto de las variables estudiadas en la tesis defendida. «Se observa que las familias más rígidas son las que peor funcionan cuando se diagnostica un cáncer, mientras que son las familias excesivamente flexibles las que presentan peores niveles de adaptación sicológica y de depresión», advierte el facultativo. -

IRUÑEA