POLI EJIDO 5
DEPORTIVO ALAVES
2
GASTEIZ
El proceso de descomposición en el que se encuentra sumido el Deportivo Alavés dio otro paso adelante ayer en El Ejido, después de que el equipo se encargara de echar más sal en la herida tras suicidarse con imperdonables errores defensivos en otro partido ínfimo lejos de Mendizorrotza. Si el enrarecido ambiente y los incidentes del sábado pasado sirvieron para maquillar todas sus carencias futbolísticas, el choque de ayer en Santo Domingo exhibió todas las miserias del club, que también son deportivas.Porque lo peor del 5-2 de ayer, la mayor goleada del Poli Ejido en su historia en la categoría, es que se produjo ante un rival que hizo poco más que frotarse las manos por haberse encontrado con un contrario tan endeble como el gasteiztarra en su momento más crítico de la temporada.
Y es que, hoy por hoy, la visita del Alavés es un chollo para cualquiera, porque el barco albiazul navega a la deriva en medio de la tormenta, sin patrón, juego, soluciones ni motivación y hasta la defensa, su hasta ahora línea más sólida, hace aguas de manera alarmante. Porque al margen de los errores a balón parado, la facilidad con la que durante todo el partido los atacantes penetraron en la retaguardia demuestra que los problemas en este sentido van mucho más allá de las tan socorridas faltas de concentración. Perdidas la ilusión y la motivación y sin ningún tipo de solución en el horizonte, el albiazul es un equipo excesivamente blando y frágil por mucho que sus jugadores acumulen amonestaciones.
Remontada en tres minutos
Con la importancia que tiene en estos casos, ni siquiera adelantarse en el marcador al aprovechar Ogbeche un error de bulto del joven Sunday en un pase en el centro del campo sirvió para dotar de argumentos el dubitativo inicio de partido albiazul. Todo lo contrario, cuando parecía que todo se le ponía de cara para aprovechar el juego directo y la velocidad de Ogbeche, su único recurso en todo el partido salvo un par de internadas de Edu Alonso por su carril, los albiazules dilapidaron su renta con dos errores defensivos de bulto en menos de tres minutos. Primero, Paco esteban remató a bocajarro un centro en semifallo desde el vértice derecho del área y casi consecutivamente, Arthuro tuvo la desgracia de meter la pata en una falta lateral y su rechace se coló irremediablemente.
No terminó ahí la sangría a balón parado de los albiazules, ya que el partido se puso ciertamente cuesta arriba en otra falta, después de que Pablo Casar no acertara en otro libre indirecto a batir a Kike Burgos. Al filo del descanso, Porato no acertó a desviar un centro de Arano que se había envenenado tras peinar un delantero y Moreno aprovechó su rechace para aumentar la renta.
El Alavés intentó remontar y gracias al miedo a ganar del Poli Ejido llegó incluso a acercarse en el marcador después de que Mateo lograra cazar otro balón muerto dentro del área en otro fallo a balón parado.
La inercia del tanto hizo que el equipo babazorro buscara el empate, pero lo que llegaron fueron dos tantos del equipo almeriense al contragolpe, dejando un marcador excesivo para los méritos contraídos por el Poli y pero merecido para un Alavés roto.
