Indignación franquista y ardor tirano navegan en internet sugiriendo mi encierro. Tirando de una frase ­ahora manipulada­ con la que yo acusaba a tertulianos de un programa de tener unas enormes ganas de escuchar el estruendo de doscientos kilos de amonal, arriban a puerto los fachas en mi último “Jo puntua”, donde me cagaba en la virgen que, por cierto, no existe. Ni tampoco dios, ni los reyes magos, niŠ Son sólo cuentos.

Los que sí existen son los humanoides que se creen dios, ¿eh, artista? Como por ejemplo tú, que utilizas “Libertad Digital” como arma arrojadiza sobre mí. ¿No tendrás tu otra cosa mejor que hacer que leer mis blasfemias en GARA? Luego, claro, llegamos tarde y se nos ríe todo dios a la cara. Pero ve con dios, pues tú si que eres un hombre de paz. De paz un tanto extraña, todo hay que decirlo; hombre de paz de los de «tú llora mientras yo te aniquilo». Un pazscista. Heredero de las medallas que fueron la recompensa de los asesinatos de treinta mil navarros. ¡Cunetero!

A todo esto: ¿he dicho ya que la virgen, así como dios, tampoco existe? No quisiera dejarme este dato en el tintero pues muchos incautos caen todos los días en las sucias garras de todo tipo de sectas destructivas, ya sea por ingenuidad o por exceso de imaginación.

A lo que íbamos. ¿Te suena el nombre de Angel Berrueta? Ni te inmutas, seguro. Otro ejemplo de tu amor a la paz, ¡cunetero! La lingua nabarrorun muere día a día gracias a tus tácticas genocidas; estarás orgulloso, ¿verdad?

¡Eres un crack! Cerda democracia la que me encierre si a ti te absuelve.

Está más que claro quién es quien desea ver estallar el proceso y quién por ello lo intenta dinamitar. Podéis mentir, difamar, acusar y asustar pero no nos vais a callar. En vuestro empeño ­vano empeño­ por acabar con Euskal Herria todo vale para vosotros. Nosotros no podemos tener ni voz; no podemos ni votar. Y ahora resulta que no nos podemos ni cagar en la virgen aunque sólo sea una forma de hablar. ¿Se os va la olla? Bien que os reíais con los dibujitos de Mahoma armado y bonitos os pusísteis defendiendo la libertad de expresión cuando la comunidad musulmana protestó por ello. ¡Estáis enfermos! Ese fanatismo que os carcome el cerebro hasta el punto de no poder tolerar nada que no comulgue con vuestro nacionalcatolicismo español os puede y os pierde. Aquí queremos vivir en paz; ¿por qué no nos dejáis? -