GaraAzkenak - Paperezkoa - English Edition  |  Le Journal
EUS | ES | FR | ENG
 » PAPEREZKOA
  -Aurkibidea
  - EuskalHerria
- Jendartea
- Ekonomia
- Iritzia
- Mundua
- Kultura
- Kirolak
 » AZKENORDUA
 » ENGLISH EDITION
 » DOSIERRAK
 » DOKUMENTUAK
 » IRUDITAN
 » HEMEROTEKA
 » Produktuak
Gara > Idatzia > Euskal Herria 2006-12-30
Abertzalismo enraizado con esfuerzo
No es muy habitual tener la ocasión de escuchar en directo el difícil camino recorrido por muchos militantes para construir el abertzalismo y hacerque Euskal Herriatome conciencia desu pertenencia a una nación específica. Dos protagonistasnarraron, en Baiona, sus experiencias. Su implicación y lade muchos otros hanhecho que se vaya consolidando elmovimiento abertzale.

Dicen que para saber dónde estamos hay que saber de dónde venimos. Guiados por esta archiconocida máxima, la Fundación Robles- Arangiz ha organizado un ciclo de conferencias que, enmarcadas bajo el apropiado título de «Sustraiak», han permitido a algunos repasar y a otros conocer la creación y evolución del abertzalismo en Nafarroa Beherea, Lapurdi y Zuberoa en la década de los 60 y 70.

Una de las mesas redondas que tuvieron lugar ayer en Baiona estuvo dedicada a explicar el intenso debate político y las circunstancias que rodearon la aparición y posterior desaparición de buen número de opciones políticas, a las complicadas relaciones entre las mismas y también a su repercusión en la sociedad de Ipar Euskal Herria y en el abertzalismo en general.

En un ambiente campechano y repleto de anécdotas, Andde Galant relató los avatares del movimiento Enbata, que fue, sin duda, el germen de lo que hoy en día conocemos como abertzalismo, si bien ese concepto fue acuñado más tarde por otras formaciones.

La confusión entre el movimiento y la revista del mismo nombre ha sido una constante en su historia, hasta tal punto que cuando el Gobierno francés ilegalizó Enbata en 1974, once años después de su creación, los propios militantes no sabían exactamente si se refería a la formación política como tal o a su órgano de difusión.

Una militancia que, por otro lado, había dejado de serlo años antes. Según matizó el azkaratar Galant, «no fue hacia mayo de 1968, como suele decirse, sino un año antes». Lo mostró con datos estadísticos sobre el descenso que su afiliación había conocido ya para entonces. Son datos de los que disponía ya que durante años estuvo muy implicado en el movimiento, con el que tuvo sus primeros contactos en Burdeos, donde coincidió con otros jóvenes, principalmente estudiantes.

«Enbata zikinak»

Galant recordó la mentalidad de la época, el choque que suponía un movimiento como Enbata, la reacción adversa de gran parte de la población que no acababa de entender sus fines y les tildaba de «Enbata zikinak»... Y es que su pretensión era despertar conciencias y lograr que la clase política local fuera asumiendo sus demandas, «ya que esa clase era la única que hacía política». El veterano militante reconoció que su lucha era percibida como algo ajeno por la mayoría de la sociedad, que tenía que hacer frente a los problemas cotidianos, en especial en un momento en que muchos jóvenes se veían obligados a partir hacia París y otras ciudades francesas por la falta de trabajo.

La llegada de los primeros refugiados vascos del franquismo tuvo una influencia evidente en la evolución del movimiento. «Raro será el militante que no se hubiera implicado de un modo u otro tanto en labores de apoyo a la organización o de ayuda a sus militantes refugiados», afirmó Galant recordando el impacto que tuvo la detención y encarcelamiento en el Estado español de Christian Etxaluz, una de las fundadoras y miembro de la dirección de Enbata.

Esa influencia se reflejó también a nivel ideológico y de separación de cada organización y, entre otros factores, acarreó la autodisolución del movimiento en una conflictiva asamblea en la que, en un principio, el tema no estaba previsto y que tuvo lugar en 1968, tal como indicó la propia Etxaluz, presente en la mesa redonda. Tras esta ruptura hubo un intento de reconstrucción a través de Aski, un movimiento que, según Galant, fue tildado «equivocadamente» de embrión de una organización armada.

Antes de dar paso a Battita Larzabal, que se centró más en la creación de HAS, Galant explicó su apuesta por una nueva forma de lucha centrada más en problemáticas específicas y/o locales a través de pequeños comités autogestionados que darían lugar a los Herri Taldeak, que se desarrollaron principalmente en el interior.

Revoluciones en París

El itinerario de Larzabal se asemeja al de Galant. Tras varios años fuera de Euskal Herria, en los que estuvo trabajando en un proyecto en Argelia a principios de los 60 y donde conoció de cerca los métodos represivos y de tortura utilizados por el Ejército francés, volvió en 1971. Anteriormente vivió seis años en París, donde conoció a militantes vascos y se implicó también en Enbata.

Recordó la «pequeña revolución» que hicieron en la Euskal Etxea de París al forzar el cambio de su dirección, «muy contraria al movimiento y que prohibía, incluso, entrar con la revista a la Euskal Etxea».

Al volver, en 1971, Larzabal encontró el ambiente de Ipar Euskal Herria «muy cambiado», ya que la problemática de los refugiados acaparaba prácticamente toda la actividad militante abertzale. Conoció a Monzón, Txillardegi, Benito del Valle, Madariaga...

Una vez desaparecida Enbata, algunos militantes de Ipar Euskal Herria intentaban, sin embargo, construir o reconstruir un movimiento. De uno de esos intentos nació HAS (Herriko Alderdi Sozialista) que más tarde, confluyendo con los herrialdes de Hego Euskal Herria, se convertiría en EHAS. Larzabal matizó que coincidían en la ideología (abertzale de izquierda) y en la estrategia (Euskal Herria unificada), pero que la táctica era diferente:«Se decidía y aplicaba en base a las especificidades de los tres territorios».

EHAS, que acuñó el concepto de «abertzalismo de izquierda», tuvo un órgano de difusión llamado “Euskaldunak”, cuyo primer y último número, publicado en 1981, mostró Larzabal a los presentes. El movimiento desapareció en vísperas de la llegada de François Mitterrand a la Presidencia de la República, una llegada que, tal como manifestó Battita Larzabal, «quisieron interpretar como un signo ilusionante para futuros movimientos abertzales de izquierda». Fue un afán de consolarse de la extinción, casi por inanición, de un partido que llegó a tener cien militantes «en el sentido estricto del término». -


 
Inprimatu
...Albiste gehiago
Euskal Herria
Etxerat culpa a PSOE y UMP de que aún haya «sillas vacías en nuestras casas»
Mundua
Cuenta atrás para el ahorcamiento del derrocado presidente Saddam Hussein
Euskal Herria
Miembros de PS, PCF y Verdes reclaman implicación a París
Mundua
El Parlamento europeo oirá «A coupla focal» en gaélico
Ekonomia
Los sindicatos estiman un éxito el paro del 90% en las gasolineras alavesas
Euskal Herria
Batasuna mantiene un compromiso «claro e inequívoco» con el proceso
  CopyrightGara | Kontaktua | Norgara | Publizitatea |  rss