«La lucha por la utopía de Mayo del 68 no se hizo tirando flores»
MADRID
A Paul Asensio le acusan de organizar una «jornada de lucha» en agosto de 2000 como respuesta a la muerte de cuatro militantes de ETA en Bolueta, y que según la Fiscalía derivó en incidentes y «desórdenes públicos».El joven de Algorta rechazó esta acusación, y tras recordar la confusión que se creó en aquel momento sobre las identidades y el número de personas afectadas por el estallido del explosivo que transportaban, destacó que «cientos de familias estuvieron angustiadas» en esos momentos. Explicó que él, tras oír la noticia por la radio, intentó recabar información para ayudar a esas familias y tratar de informar en esos momentos de incertidumbre general. También narró el dolor que miles de personas, «con independencia de sus ideas», sintieron por estos hechos y cómo se organizó entre mucha gente, tras conocerse la identidad de los militantes muertos Patxi Rementeria, Urko Gerrikagoitia, Zigor Aranbarri y Ekain Ruiz, «un acto civil de despedida para darles un último adiós». Detalló que en esa despedida participaron «personas que les conocían personalmente, personas que compatían sus ideas pero no los métodos, y personas que coincidían en ambas cuestiones».
«Los ha habido siempre»
Asensio negó que Ekin organizara o impulsara actos de kale borroka y subrayó que «actos violentos de respuesta los ha habido siempre, no sólo en Euskal Herria, sino en todo el mundo». En esta línea, declaró que «Mayo del 68 no se hizo luchando con flores», sino que «se luchaba por la utopía levantando adoquines y lanzando cócteles contra la Policía». Ilustró este argumento agregando que el cantautor andaluz Joaquín Sabina reconoce en su biografía que tuvo que exiliarse a Londres por haber lanzado artefactos incendiarios contra el Banco de Bilbao en protesta por el juicio de Burgos.A modo de ejemplo, narró también cómo el 20 de noviembre de 1984, cuando su madre le anunció que habían matado a Santi Brouard, ellos dos, como otros cientos de personas, salieron espontáneamente a la calle y organizaron una manifestación. En el curso de la misma, «algunas personas se taparon la cara y atacaron algunos bancos, pero no porque fuera algo organizado, fue una respuesta espontánea». Asensio también citó los últimos acontecimientos que se están produciendo en la Universidad de la Sorbona y en otras universidades francesas, y recordó, asimismo, cómo el ex consejero de Interior Juan María Atutxa reconoció haberse inventado el concepto de «grupos Y» que llevó a la Audiencia Nacional a cientos de jóvenes vascos.
«No podemos abstraernos»
Al igual que han hecho todos los procesados en esta pieza, Asensio rechazó tajantemente que Ekin tuviera como función controlar el Colectivo de Presos Políticos Vascos, algo que consideró impensable. «Lo que no podemos hacer es abstraernos ante la situación tan dolorosa que viven cientos de ciudadanos vascos», puntualizó, agregando que deberían garantizarse los derechos de los prisioneros y su participación en el debate político.También rechazó que Ekin tuviera relación con la Fundación Joxemi Zumalabe.
Asensio recuerda al tribunal los duros relatos de torturas
I.B.
MADRID «No entiendo cómo no se les pone la carne de gallina a los jueces y a los fiscales cuando oyen estos testimonios». De esta forma cerró Paul Asensio su declaración ante la Sala. Recordó que a lo largo de este juicio se han escuchado duros relatos de torturas de boca de varios de los procesados, «al igual que se han escuchado muchas veces en esta Audiencia». En este sentido, señaló que «yo los he escuchado y a mí se me ha puesto la carne de gallina», explicando que él se sentía «un poco privilegiado porque en las dos veces que he sido detenido no he sufrido ese maltrato». Asensio dijo que se siente «orgulloso de haber pertenecido a esta organización [Ekin]», al tiempo que agregó que «no creo que hayamos hecho nada malo, ni tampoco nada bueno», sino que «hemos hecho lo que hemos podido para trabajar por nuestro pueblo». El joven de Algorta echó en cara a la presidenta del tribunal que al inicio de su interrogatorio no le permitiera explicar las razones por las que no quería responder a las acusaciones, y apuntó que «es muy duro tener que venir aquí a dar detalles de tu vida cuando te es-tán pidiendo quince años de prisión». Murillo había rechazado la posibilidad de que Asensio razonara sus motivos para no responder a la Fiscalía y a la letrada de la AVT, argumentando que «no le interesa al tribunal». Arantza Zulueta intentó hacerle ver que debe prevalecer el derecho del procesado a declarar lo que quiera, pero fue en vano.
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