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Gara > Idatzia > Ekonomia 2006-03-16
Juanjo BASTERRA
«Vendeobreros» en Babcock
Babcock revivió el capítulo de la corrupción que permitió a doce empleados y siete sindicalistas de CCOO, UGT y ELA obtener mejoras salariales y de jubilación. Ayer los ex sindicalistas Luis Alberto Pardo y Agustín Aguirre reclamaron las cantidades que pactaron a escondidas y que ATB suprimió al no obtener financiación extra de la SEPI.

Luis Alberto Pardo y Agustín Aguirre, ex sindicalistas de CCOO y responsables del comité de empresa de Babcock, reclamaron 10.400 euros y casi 4.000 euros más al año, respectivamente, para añadir a sus nóminas, al haber pactado con la empresa unas condiciones económicas a espaldas de la plantilla dentro del proceso de negociación del último expediente de regulación de empleo de 2004, que prejubiló a 292 trabajadores. Pardo, ex secretario del comité, tiene un salario anual de casi 32.700 euros, pero mejoró en los despachos esa cantidad hasta los 42.300 euros. Aguirre, ex delegado de CCOO, percibe un salario cercano a los 39.000 euros al año y obtuvo unas compensaciones, justo antes del expediente, cercanas a los 42.300 euros, como se explicó en las vistas por las demandas de cantidades celebradas en los juzgados de lo Social número 1 y 8, respectivamente.

Algunos de sus ex compañeros, presentes en la sala, exclamaron, en relación a Pardo, que «entró de peón y terminó siendo uno de los más importantes de la empresa en cuanto a escalafón salarial. ¿Por qué ha ocurrido así? Porque nos ha vendido en beneficio siempre de la empresa, haya estado en manos públicas o en manos privadas. Es una traición en toda regla».

Entre las mejoras, ambos negociaron a escondidas la jubilación a los 65 años, cuando para el resto de sus compañeros de expediente termina al cumplir los 60 o los 61 años, dependiendo del número de años cotizados a la Seguridad Social, por lo que éstos verán penalizada su pensión, una vez que cumplan los 65 años, pero no así los dos ex sindicalistas de CCOO.

El grupo de privilegiados lo integraban diecinueve empleados de Babcock, aunque, al final, «los que más duelen son aquellos que, en teoría, son quienes defienden a los trabajadores, como es el caso de los representantes sindicales», explicó un trabajador a las puertas del Palacio de Justicia. En este proceso de corrupción estuvieron implicados CCOO, UGT y ELA, aunque sólo los ex delegados del primer sindicato han reclamado las cantidades que pactaron a escondidas, pero que la dirección de ATB retiró, al no obtener la financiación necesaria desde SEPI para cumplir con esos compromisos.

Miembros del actual comité recordaron que desde el inicio de la negociación del último expediente, Pardo y Aguirre se mostraron a su favor, pese a que «no beneficiaba a los trabajadores. Está claro, querían terminar cuanto antes, para cobrar más. Es una vergüenza, pero no es la primera vez que ocurre», subrayaron.

Las denuncias de discriminación y corrupción siempre han aparecido tras los expedientes, pero sólo ESK y LAB han mantenido una posición firme contra éstas y eso lo reconocen los trabajadores. -



Sin garantías de futuro

El responsable del PSE de Bizkaia, José Antonio Pastor, no ofreció ayer «ninguna garantía de futuro» para la empresa, según manifestaron los responsables del comité, al término de la reunión mantenida en Bilbo. Pastor coincidió con los representantes sindicales en que la dirección austríaca de ATB no es capaz de sacar a la compañía adelante, pero el PSE no ofreció una salida viable para el futuro de los trabajadores de Trapagaran. Lo que sí constataron desde el comité de empresa es que el tiempo avanza y, por ello, las ataduras que puede tener ATB son cada vez menores.

En octubre finalizan las garantías de SEPI en favor de los trabajadores y para febrero de 2007, la dirección austríaca podrá hacer lo que quiera con la empresa. José Antonio Pastor ofreció un sistema de blindaje temporal para evitar que prime la especulación inmobiliaria sobre los terrenos de Babcock, una salida que, a juicio de sindicatos representantes de los trabajadores, no resuelve el grave problema de falta de futuro. Para el PSE, una posible solución sería la llegada de un nuevo inversor y que SEPI pudiera rescindir el contrato con ATB, pero parece imposible ya que en varias ocasiones el presidente de la sociedad estatal, Enrique Martínez Robles, ha señalado que «cumple con el acuerdo».


 
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