BILBO

Esta ópera prima de Daniel Sánchez Arévalo (Madrid, 1970) es una historia de personajes que luchan por encontrar en lugar en su vida. Tras una premiadísima carrera como cortometrajista ­“Gol”, “Exprés”, “Física” y “La culpa del alpinista”, este último con guión de Julio Médem­, hace un año este licenciado en Empresariales se dispuso a rodar un guión en el que había trabajado varios años. «Lo empecé a escribir en Estados Unidos, mientras estudiaba cine. Es un guión que ha ido madurando conmigo», señaló ayer en Bilbo. Para Sánchez Arévalo, estamos ante una película que trata sobre «personas atrapadas por sus circunstancias; gente que se quiere rebelar ante su destino, pero que antes debe asumir sus limitaciones». El lo sabe bien porque ha vivido sensaciones parecidas. «Yo he tardado en encontrar mi camino. Una vez que lo he hallado, soy mucho más feliz. Esta también es una película de gente que debe descubrir sus deseos». Sánchez Arévalo describe su filme como «una comedia sobre el drama de la vida», en la que era «muy importante» que hubiera sentido del humor. «Yo quería hacer una película luminosa, no quería acentuar el drama, me gusta pasar con naturalidad de la emoción a la risa». Quim Gutiérrez, Marta Etura, Antonio de la Torre, Héctor Colomé, Raúl Arévalo y Eva Pallarés son los principales actores. El director trabajó muchísimo el casting ­«nos hizo pruebas de hora y media», contaron ayer los actores­ y después reescribió el guión pensando en ellos y ensayó largamente. «Para mí, el trabajo de los actores es lo más importante de la película», asegura este realizador. También trabajó mucho con Pascal Gaigne la música, muy importante en esta película. «Yo quería contar muchas cosas con la música, por eso tiene mucha presencia. Pasé una semana con él en Donostia; yo no sé nada de música, pero sabía lo que quería para mi película. Gaigne, que es un músico maravilloso, hizo una música muy vitalista».