CURITIBA
En los últimos tiempos se repiten las críticas a la apropiación ilegítima de conocimientos tradicionales de pueblos indígenas. Varias ONGs a nivel mundial promueven protestas. No se oponen a la concesión de patentes a empresas que exploten los principios activos, reclaman que se solicite consentimiento previo a las comunidades que descubrieron esas sustancias y que se les remunere porque, según subrayan, la planta «es propiedad de los que hacen uso de ella históricamente».Esta cuestión se ha convertido en uno de los ejes de los debates que se están llevando a cabo esta semana en el marco de la VIII Conferencia de las Partes del Convenio sobre la Diversidad Biológica (COP-8), en la ciudad brasileña de Curitiba, al sur del país y que se clausura este viernes.
De hecho, la «chispa» que dio comienzo a estas críticas fue la concesión de dos patentes a empresas de Estados Unidos para la explotación de la maca, una planta de uso indígena, sin tener que realizar el pago de ninguna remuneración a la población indígena que descubrió los principios activos de esta sustancia.
La abogada de la Sociedad Peruana de Derecho Medioambiental, Isabel Lapeña, indicó que una de las patentes fue concedida a un producto que eleva los niveles de testosterona, de forma que las empresas que lo patentaron «no descubrieron nada, sino que aprovecharon el conocimiento indígena y campesino de este vegetal para convertirlo en una ‘viagra natural’», apuntó.
Al mismo tiempo, advirtió que la concesión de esta patente provocó una serie de protestas dirigidas por un grupo de campesinos y científicos, con el fin de investigar la forma en que estas patentes sobre el uso de la maca se han concedido en Estados Unidos y Europa y buscar alguna forma de impugnarlas.
Protección ante la biopiratería
Por este motivo surgió hace dos años la Comisión Nacional para la Protección de la Biodiversidad y de los Conocimientos Colectivos de los Pueblos Indígenas en Perú, con la que se pretende extender los movimientos de protesta a otros países a través de la Iniciativa para la Prevención de la Biopiratería.Lapeña aseguró que este proyecto cuenta en la actualidad con la adhesión de instituciones asociadas en Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela, con la idea de «combatir los fraudes no sólo en la maca, sino también en otros productos como el cupuaú, derivado del cacao, con el que se realizan golosinas que una empresa japonesa intentó patentar, pero que fue bloqueado por la legislación».
Por su parte, la empresa estadounidense ZymoGenetics solicitó, a su vez, la patente de la planta sapo kambó, también conocida como ‘vacuna del sapo’, que ha sido utilizada tradicionalmente por pueblos indígenas para curar diversas enfermedades como la isquemia.
En este sentido, el presidente de la ONG Amazonlink, Michael Schmidlehner, indicó que no es su intención anular las patentes, sino poner de manifiesto que «para usar conocimientos tradicionales se necesita un consentimiento previo y un reparto de beneficios».
Asimismo, el representante de uno de los pueblos donde se utiliza esta planta, Manuel Roque, considera estas últimas concesiones de patentes «un robo», porque esta planta «es propiedad de los que hacen uso de ella históricamente con usos medicinales».