Pazis GARCIA | Responsable de la fundación para estudios sindicales Ipar Hegoa
«Los convenios colectivos deben servir para eliminar las prácticas discriminatorias»
El Palacio Euskalduna de Bilbo acogerá este próximo miércoles la jornada «Estrategias para la igualdad de oportunidades en el ámbito laboral» organizada por la Fundación Ipar Hegoa. En ella se analizarán la situación de desigualdad de la mujer en el mercado laboral y la necesidad de abordar estrategias sindicales que tengan en cuenta esta realidad «para combatirla».
En la jornada que ha organizado Ipar Hegoa en Bilbo,
la fundación analizará la situación actual de las mujeres en el mercado de
trabajo y, además, como aclara Pazis García, integrante de la fundación,
analizarán por qué consideran que la negociación colectiva es una herramienta
esencial para trabajar en este ámbito. García asegura que para terminar con la
discriminación hacen falta estrategias sindicales, y en la cita de Bilbo no sólo
las tratarán sino que «las dotaremos de una metodología para visibilizar las
situaciones a abordar».
La sociedad reclama cada vez más medidas que contribuyan a la igualdad entre hombres y mujeres, muestra de ello es la ley de igualdad que se aprobó hace un año en el Parlamento de Gasteiz. ¿Sirven de algo todas estas medidas?
En realidad, lo único que existe son declaraciones formales y legales que proclaman la igualdad de derechos entre mujeres y hombres, pero lo que hace falta para que funcionen es la voluntad política necesaria que favorezca la materialización de esas declaraciones.Faltan instrumentos y compromisos que hagan realidad la igualdad que se proclama.
Según las estadísticas el salario medio
intersectorial de las mujeres es un 36% más bajo que el de los hombres, pero el
problema es aún mayor, ya que las mujeres no tienen acceso a algunos puestos,
como se evidencia, por ejemplo, en Schneider de Burlata. ¿Reciben las mujeres
menos dinero por el mismo trabajo? Como no existen mecanismos objetivos que garanticen la igualdad de oportunidades en la promoción profesional, ésta queda al arbitrio de la empresa, la cual niega la promoción profesional y, por lo tanto, salarial de las trabajadoras. Además, las mujeres acceden a empleos más precarios y de más bajos salarios. A modo de ejemplo, las empleadas de hogar tienen como referencia salarial el salario mínimo que, a veces, tampoco se cumple. También las mujeres son las principales destinatarias de los contratos con jornadas parciales. A esto se añade la infravaloración del empleo desempeñado por ellas . Para ello, a veces se utilizan «pluses» y «complementos» que revalorizan el trabajo que desempeñan los hombres. Todavía hoy se relaciona a la mujer con el
ámbito puramente doméstico. ¿Opina que la actitud de la patronal tiene algo que
ver en todo esto?
La patronal elude su responsabilidad y sigue imputando a las mujeres su situación de discriminación en el mercado laboral por la «mala elección de sus estudios». Lo cierto es que la división sexual del trabajo, base del capitalismo, hace que las mujeres se encarguen, además del empleo, también de los trabajos de la casa y cuidados de las personas, sin corresponsabilidad por parte de los hombres, y sin servicios públicos esenciales. Es un lastre que impide la igualdad de oportunidades y de derechos.
En las jornadas analizarán diferentes estrategias para la igualdad de oportunidades. ¿De qué estrategias se trata?
Vamos a analizar los contenidos y medidas que deben incorporarse a la estrategia sindical. Creo que todavía hoy el sindicalismo no ha asumido en su totalidad y con todo su potencial su responsabilidad, no sólo en cuanto a la eliminación de las prácticas discriminatorias sino también respecto a la promoción de la igualdad en las relaciones laborales. Por ello, queremos contribuir a la concien- ciación y sensibilización de la interlocución sindical, para que los intereses de las mujeres estén igualmente representados. Sin olvidar que este trabajo ya se está haciendo desde dentro de los sindicatos.
¿En qué se materializan estas estrategias?
En el ámbito sindical la intervención sindical diaria en los centros de trabajo y la negociación colectiva son instrumentos clave y de gran importancia en la materialización de la estrategia sindical. Pero también hay que dotarla de una metodología, para visibilizar las situaciones que hay que abordar. No se puede abordar sindicalmente la temporalidad de los contratos, la clasificación profesional... de forma general sin saber de qué forma diferente esta afectando a mujeres y hombres. Por otro lado, la negociación colectiva es un instrumento de suma importancia porque los convenios colectivos son normas que regulan las relaciones laborales y que vinculan a la empresa. Por eso el tema de la negociación colectiva va a ocupar buena parte de la jornada. Se trata de abordar qué contenidos deben incluir los convenios colectivos para que no sólo sirvan para eliminar las prácticas discriminatorias, sino que además promocione la igualdad.
¿Considera que éstas cambiarán la situación actual?
La están cambiando ya. Existen interesantes experiencias sobre intervención sindical en materia de igualdad en centros de trabajo llevadas a cabo por LAB. Algunos de los centros de trabajo donde se han llevado a cabo estas experiencias son del sector industrial, es decir, un sector donde la presencia de la mujer es baja, y donde, por lo tanto, son los hombres los que deben de asumir el protagonismo en la acción sindical antidiscriminatoria.
¿Cree que la sociedad está preparada para el cambio?
Las mujeres somos parte de la sociedad y, por lo tanto, yo diría que la sociedad más que preparada está necesitada de la igualdad que, por justicia, nos corresponde a todos sus integrantes. Quienes van por detrás y parecen no estar preparados son determinadas posiciones de la patronal y quienes tienen la responsabilidad política de asumir los compromisos y, sobre todo, las medidas para garantizar la igualdad. La lucha feminista ha puesto en crisis el modelo de división sexual capita- lista del trabajo. Pero la patronal ofrece contratos a tiempo parcial y los poderes públicos se han quedado en el discurso de la igualdad y no han dado pasos al respecto. Así nos encontramos con que hoy en Euskal Herria, las administraciones no sólo no ofertan servicios que desde un planteamiento de corresponsabilidad entre hombres y mujeres respondan a las necesidades vitales, sino que además la escasa oferta existente se recorta y se privatiza.
En cualquier caso, la percepción actual es de que la desigualdad está casi erradicada.
Lo que ocurre es que en el llamado «primer mundo» existen potentes medios de comunicación y discursos oficiales sobre la igualdad con capacidad para generar espejismos como que la situación de discriminación de las mujeres está superada. Y esta es una percepción que tienen incluso mujeres jóvenes. En esta lucha, como en otras, también se da la ofensiva ideológica por parte del poder. Un ejemplo de esto es que mientras prolifera el continuo anuncio por parte de las administraciones vascas de adopción de medidas para ayudar a conciliar la vida laboral y familiar, hoy en Euskal Herria es una aventura encontrar una plaza en una escuela infantil, lo que ha llevado a padres y madres en Nafarroa a pedir algo tan elemental como es un ciclo escolar de 0-2 años. -
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