WASHINGTON
Los ácidos grasos omega-3, sustancias que se encuentran en altas cantidades en el aceite de pescado y en ciertas semillas y frutos secos, inhiben de forma destacada el crecimiento de células de hígado cancerígenas, lo que supone que podrían constituir una terapia eficaz tanto para el tratamiento como para la prevención del cáncer de hígado en seres humanos. De hecho, según los resultados de dos estudios de la Universidad de Pittsburgh que se han hecho públicos durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Investigación del Cáncer, el efecto de los ácidos grasos omega-3 sobre las células tumorales se debe probablemente a la inducción de la apoptosis o muerte celular programada.
El primer estudio se centra en el efecto y mecanismo de los omega-3 y los omega-6 en las células de carcinoma hepatocelular humano. Este tipo de cáncer supone entre el 80 y el 90% de todos los tipos de cáncer de hígado y los pacientes suelen tener una supervivencia de tres a seis meses tras el diagnóstico.
Los investigadores trataron el cáncer con dos tipos de ácidos grasos omega-3. El tratamiento dio lugar a una inhibición en el crecimiento celular que dependía de la dosis empleada.
En el segundo estudio, los investigadores trataron células tumorales de colangiocarcinoma con ácidos grasos omega-3 y omega-6 durante 12 a 48 horas. El colangiocarcinoma es una forma particularmente agresiva de cáncer de hígado que surge en los conductos que portan la bilis del hígado y tiene una tasa de mortalidad extremadamente elevada. De nuevo, los tratamientos con los ácidos omega-3 inhibieron el crecimiento tumoral. Los investigadores comprobaron que el omega-6 no mostró efectos.