Sólo en Estados Unidos el servicio que cumplen las repelentes cucarachas y los mosquitos está valorado en 57.000 millones de dólares, según un estudio que ha publicado la revista “BioScience”. El ejemplo más clásico es el de la abeja que se encarga de distribuir el polen y ayudar en la reproducción de las especies vegetales, además de fabricar la miel, que es un alimento valioso para seres humanos y animales, como los osos. Pero hay muchos que son todavía más valiosos y que no despiertan las imágenes floridas de las abejas, según el citado estudio.
«La mayoría de los insectos realiza de manera incansable funciones para mejorar el ambiente y nuestra vida en formas que sólo ahora los científicos han comenzado a comprender», señala el entomólogo de la Universidad de Cornell John Losey, autor principal de la investigación dada a conocer en la mencionada revista.
El escarabajo pelotero, por ejemplo, reduce el efecto de los parásitos y otras plagas en el ganado, hace más digerible el pienso y libera el nitrógeno del estiércol que fertiliza a las especies vegetales.
Los autores del estudio calculan que el valor de los insectos en lo que se refiere al control de plagas asciende a 4.500 millones de dólares al año.
Por otra parte, los polinizadores, en su mayoría las abejas, son responsables de la producción natural de frutas y vegetales por valor de más de 3.000 millones de dólares anuales en este país.
También constituyen un recurso crucial para actividades como la caza, la pesca y la observación de la vida animal, incluyendo el ecoturismo, lo cual asciende a unos 50.000 millones de dólares, según el cálculo realizado en este estudio.
A juicio de Losey y Mace Vaughan, de la Sociedad Xerces de Conservación de Invertebrtados, su evaluación acerca de los beneficios que proporcionan los insectos es «bastante conservadora», y se muestran convencidos de que es apenas una pequeña parte de la cifra total.
Descomposicion de carroña
La investigación publicada en “BioScience” no incluye otros servicios importantes que prestan los insectos, como la descomposición de carroña, basura y árboles (con lo que se reduce el peligro de incendios), la producción de miel, de tinturas y de otros productos usados en la medicina o como fuente de alimento para los animales. «Los insectos son una parte integral de una compleja red de interacción que crea el alimento que llevamos a nuestra mesa y que elimina nuestros desechos», constata Mace Vaughan. Según Losey, «los insectos suman un gran valor a la economía, pero la gente no se da cuenta de ello».
Los científicos van todavía más allá, y llegan a sugerir que su estudio, que es el primero de este tipo, justificaría una inversión anual de decenas de millones de dólares para proteger a estos insectos.
Además, recomiendan que los fondos dedicados a la conservación presten especial atención a los insectos y al papel que desempeñan en los ecosistemas.
«Cuando se considere la asignación de recursos a la conservación, o al control del hábitat natural, debemos pensar en este valor para asegurar que los insectos sigan desempeñando su benéfica tarea», manifestó Losey.
Este mismo científico indicó que los insectos son «cruciales» para la economía de cualquier país, y destacó la necesidad de protegerlos frente al uso masivo de insecticidas, sobre todo en el medio rural.
«Sabemos cómo reparar los caminos y otros componentes de nuestra estructura física, pero nuestra infraestructura biológica también es vulnerable añadió este científico. Si no cuidamos ese entramado biológico, corre el peligro de destruirse, lo que supondría un golpe grave para nuestra economía o la de cualquier otro país». -