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Gara > Idatzia > Iritzia > Kolaborazioak 2006-04-03
Luis Beroiz - Licenciado en Ciencias Económicas y Derecho
Aspaldiko, Jon

Qué gozada! El domingo pasado nos fuimos con tus aitas hasta Biarritz, a quereros un poco más a todos, si cabe. En el viaje, pudimos comprobar que, en los aledaños de los baserris, había reventado la primavera. Con aquellas docenas de colores de flor diferentes hicimos mentalmente un manojo de perfume silvestre para el jarrón de vuestro recuerdo.

A la llegada, no podía ser de otra forma, reventó, también, la primavera en los corazones de todos los que abarrotábamos asientos y pasillos del recinto labortano. Allí dentro, otras flores no menos hermosas tenían el color del orgullo por haberos parido, del compromiso por traeros a casa, de la solidaridad con los que forzadamente nos habían abandonado recientemente, color de aprecio y admiración inmensos para todos vosotros. Juntadlas, haced un ramillete con todas ellas y colocadlas en lugar pre- ferente en vuestras celdas. Nosotros las regaremos todos los días con el sudor de nuestro esfuerzo para que se os haga justicia.

Mucho ayudó, mucho, que, pocos días antes, reventara la primavera, en forma de comunicado, en las manos de quienes más estáis dando. Han sido acontecimientos que nos han dado una fuerza que no nos cabe y que hemos asumido emplear y desplegar como nunca antes lo habíamos hecho. Pero no me corresponde narrar ni repetir lo que de mentes más claras habrás ido ojeando estos días en la prensa.

Demasiado tiempo, Jon, sin relacionarnos, sin estar en contacto. Todo un invierno de sequía, a pesar de las lluvias constantes. Pienso, aunque admito poder estar equivocándome, que hipotéticos tentáculos de ventosas poderosas me obligaron a paralizar mi humilde aportación al esclarecimiento y a la victoria de la verdad. Imponderables que habrá que ir aprendiendo a asimilar. Porque si graves han sido algunas de las cosas que me he atrevido a contar hasta ahora, de gravísimas podrían catalogarse las que he tenido que guardar en el teclado. Pero, como soy de los que piensa que la mayor traición que le podemos hacer a la historia es no escribirla, tras plantar un abeto en la calle de la Virreina, contribuir a hacer un hijo que ha resultado ser tu mejor amigo, me he decidido y me he puesto, al contar con tiempo y tema, a escribir un libro. Y me han salido dos, que es a lo que me he dedicado este largo y gélido invierno. Allí lo cuento todo. No hay mal que por bien no venga. Me quedaría satisfecho con que alcanzaran la maravillosa cifra de, al menos, un par de lectores. Tú y tu amigo. Pero tened calma.

Volviendo a los últimos y felices acontecimientos, quiero transmitirte, ya que hasta Topas no llega la vasca, ¡vaya suerte la vuestra!, la repugnancia que nos produjo ese periodismo obsceno, servil y tendencioso de que hizo gala ETB en el tratamiento de una noticia que estaba dando la vuelta al mundo y estaba siendo recibida con indisimulado entusiasmo por parte de todos. La cadena, que decimos nuestra pero que sólo es de unos, confiemos que por poco tiempo, fue la única que nos martilleó con la palabra tregua grabada en la pantalla mientras las estatales hablaban de alto el fuego permanente. Y tregua, lo siento encantador profesor Orella, por definición es algo que se acuerda, me da lo mismo unilateral que bilateralmente, por un período determinado, según reza el Larousse. Y éste, evidentemente, no era, esta vez, el caso. Aprovecharon los del ente para hablarnos del fracaso de las treguas anteriores, hasta que alguien les advirtió de su error y cambiaron. Pero no por eso, en un acto de impudicia y en el momento más inoportuno, dejaron de rememorar y pasarnos por el iris acciones sangrientas y mortales de antiguos atentados. Nadie creímos que era el subconsciente el que les estaba fallando, sino el consciente.

Nos sacaron pronto a Josu Jon, encogido, falso, triste, con el paso cambiado, anunciando solemnemente que era llegado el momento de los políticos, que era la hora de la política. Ellos que llevan decenas y decenas de años alimentando el conflicto en su propio provecho, pidiéndo- se, arrogándose, una vez más, el protagonismo para que todo siga igual. Yo no voy a calificar a este zascandil pues ya lo he hecho antes y, menos mal, ya lo está haciendo su partido. Luego salió Juan José, cada vez más cargado de espaldas, diciendo que hasta septiembre nada de nada, porque ese es su expreso deseo. Son momentos en que deseas a sus hijas en la cárcel condenadas, como tú por su culpa, a cadena perpetua, a veinte horas de asfixiante aislamiento, dispersas en casa dios, humilladas, reducidas las visitas a diez amigos, reducido el correo, anulado el estudio y todo ello en flagrante incumplimiento de sus propias leyes. !Menudo actor el que se ha perdido el circo! Y, tras él, Urkullu, tan reposado de voz como lento de cacumen, hablando de contubernios tan fantásticos como increíbles para derrocarles de un poder del que ya fueron defenestrados en los anteriores comicios. Por cierto ¿En qué polo se ubicará Lokarri? Urkullu nos trasladó a una escena de infancia.

­Mamá, mamá. Que no me dejan jugar y encima se han quedado con mi balón...

­Igualico que tu padre en lo tonto, hijo mío. Deja de llorar y aprende a jugar o te sacudo...

No podía faltar Balza, siniestro, el de los medios siempre justificados, volviendo a ejercer perfecto de cipayo, deteniendo esta vez, después de tres años de los sucesos, a otros dos chavales, obediencia pedida más que debida. Y, prietas las filas y respingón el culo, como un nuevo Fraga, resucita Arzallus solicitando liderazgo para su lehendakari, olvidando su todavía caliente abrazo del oso. Todos orquestados desde su amarga penumbra por mi amigo el burukide cuya identidad os daré a conocer, en un especial, cuando todo eso acabe, pronto.

Son los mismos, Jon, que te torturaron y entregaron y están alentando tu cadena perpetua, debido a su falta de hombría. Están zurcidos con hilos de odio, de prepotencia y de corrupción. En su estrategia, nos vendrán, de cuando en vez, con guiños. Bajo sus cebos traidores, sin embargo, siempre habrá anzuelos letales. Estaremos vigilantes. Esta vez, no se van a cargar la esperanza. Con ellos a ningún lado. Los necesitamos civilmente muertos, porque lo único que buscan es rematarnos. Darían pena, si no dolieran tanto.

Porque no paran, Jon. Este próximo martes, tu amigo tiene otro juicio. Otro más. Es en Donostia. Partió el chaval con la mochila llena de lágrimas, de solidaridad y cariño a un funeral y nos ha vuelto, casi cuatro años más tarde, casualidad, con tres años y medio de petición por correr ante la carga salvaje e inesperada de los cipayos. Ya te contaré.

La más honesta y creíble de las dos partes ya ha dado sus pasos. A ver ahora, ellos. Y no nos vamos a contentar con exigirles que cumplan sus propias leyes y que deroguen aquellas que les dictó el odio. Ni vamos a parar cuando os tengamos a todos en casa. Para la paz definitiva eso no va a ser suficiente. Queremos que nos dejen en paz para siempre, concediéndonos la palabra. No es hora de políticos. Es nuestra hora.

Saludos desde aquí a Ugaitz, a Iker, a Juli y Josepa y a todos los casi setecientos que sois nuestro ejemplo. Un abrazo muy especial a Txori, de nuestra parte y a ese Leguina. Malditos sean todos los que os están dejando sin primavera. Eutsi, mutilak!... -


 
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