La Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha admitido a trámite la denuncia interpuesta contra Venezuela por la ilegal expulsión de Bittor Galarza y Sebas Etxaniz. Esta decisión podemos calificarla como histórica, tanto por la importancia de este Tribunal como por la legitimidad que aporta al contenido de la denuncia.
El Caso
Venezuela ha sido durante las décadas anteriores lugar de llegada para los exiliados políticos vascos. Algunos han llegado huyendo de la represión por los «caminos verdes» (clandestinamente). Algunos, en cambio, llegaron deportados bien desde el Estado francés, desde Argelia o, como los cuatro últimos, desde Pánama tras la invasión estadounidense al país centroamericano.
Durante años, por lo tanto, han sido numerosos los compañeros y compañeras que han vivido en Venezuela, teniendo los mismos problemas económicos y de otro tipo que cualquier venezolano.A finales de los 80, Bittor Galarza fue condenado a seis años de cárcel en un sumario cons- truido sobre la práctica de la tortura; mientras esperaba la decisión del Tribunal Supremo, marchó a Venezuela. Vivió allí durante 13 años hasta que fue detenido y expulsado ilegalmente hacia Madrid. Sebas Etxa- niz, tras ser expulsado desde Nicaragua en el año 1993, estuvo un periodo en prisión pero terminó saliendo en libertad. En diciembre de 2002, fue detenido mientras trabajaba en un restaurante, expulsado a Madrid y torturado durante los días que estuvo incomunicado. Tanto uno como otro tenían toda la documentación en regla.
Decimos que estas expulsiones son ilegales. Todas las expulsiones son ilegales, ya que al existir un claro peligro de tortura en el Estado receptor, debiera ser imposible realizarlas; y como sabemos, el Estado español es un estado donde se practica habitualmente la tortura en el caso de vascas y vascos detenidos por motivos políticos. Siendo esa la primera característica de la ilegalidad de la expulsión, hay otros artículos que se violaron en estos casos: derecho de no devolución, derecho a la libertad, garantía judicial, dignidad, igualdad ante la ley, etcétera...
Desde 1998, se han dado grandes cambios sociales en Venezuela; difícilmente alguien que visite la Venezuela Bolivariana hoy podrá negar esos cambios. La Revolución Bolivariana se ha dado gracias a Chávez y a los sectores de izquierda que los apoyan. Nosotros mismos hemos sido testigos de esa revolución y si alguien la niega, será alguien cegado por el odio, pues es innegable que por primera vez en la historia reciente de Venezuela, las clases más desfavorecidas han comenzado a tocar parte de la gran riqueza de este país. Como decimos, esto es innegable.
La izquierda abertzale ve con buenos ojos este proceso. Siendo Venezuela un país muy rico, al iniciarse el camino hacia el socialismo las clases populares han comenzado a ser parte del cambio, y en la medida que el proceso vaya hacia adelante Venezuela estará más cerca de ser un país con muchas menos diferencias sociales. Es por ello que la izquierda abertzale ve con alegría este proceso.
Recordemos la época en la que se dieron estas expulsiones; el Estado español había solicitado siete extradiciones contra exiliados políticos vascos. El 12 de abril de 2002 se daba un golpe de Estado con la implicación directa del Gobierno de Aznar (el golpe de Estado se preparó supuestamente en Madrid, donde el «golpista» Carmona estuvo diez días antes); por fortuna, dos días después, Chávez estaba en su sitio. En aquellos tiempos tan virulentos y confusos se dieron tanto la expulsión de Bittor como la negativa a la entrada al país de dos empresarios vascos, las persecuciones a los exiliados políticos, etcétera.
Fueron tiempos duros. Después expulsaron a Sebas y en septiembre de 2003 a José Ramón Foruria. El mismo día que expulsaban a Foruria, el presidente Chávez arremetía en televisión duramente contra Aznar, denunciado el despotismo del «tirano». Pero por acción o inacción, otro exiliado vasco expulsado. Ese mismo día, estabamos en una casa de Caracas, y escuchamos el grito de algún vecino, «Muerte a Chávez»; desde el balcón, uno de nosotros gritó «Viva Chávez». Nosotros Viva Chávez y un vasco a los brazos de la represión y de la tortura. ¡Dura contradición! Pero una cosa tenemos clara: hemos tomado la determinación de defender a nuestros exiliados políticos y no vamos a permitir que nadie juegue con sus derechos. Eso sí, siempre será más duro que la Vene- zuela Bolivariana expulse a compañeros y compañeras, o recordar como fueron expulsadas dos militantes vascas de la Embajada de Cuba en Madrid hace cinco años y medio. Duele, pero no podemos olvidar quiénes forman nuestro equipo.
Los exiliados y exiliadas en general
Hay exiliados y deportados políticos en muchos países. Algunos los conocemos como Cuba, Venezuela, Uruguay, Panama, México, Cabo Verde, Sao Tomé, Bélgica y Portugal. Habrá exiliados también en países que nosotros desconozcamos. Algunas veces con documentación en regla y otras sin ningún documento. La mayoría de las veces condenados a vivir en di- fíciles y duras situaciones. Lejos de familiares y amigos, con un nombre falso para muchos años de sus vidas.
Por lo general, conocemos de los ataques que sufre el Colectivo de exiliados por las expulsiones y las extradiciones. Pero hay otro montón de ataques que sufre este colectivo y que no son noticia: el control policial al que son sometidos en algunos países y en coyunturas concretas, las continuas trabas para la obtención de documentos, el peligro permanente de ser detenidos, las visitas de la Policía...Por encima de coyunturas concretas el Colectivo ha ido dando pasos, sobre todo tras asumir los contenidos de la Alternativa Democrática. Primero se comenzó con romper las cadenas de la asignación y el confinamiento, después la deportación, en tercer lugar mujeres y hombres que se hallaban en lugares lejanos comenzaron a volver a su país, a Lapurdi, Baxenafarroa y Zuberoa. Por último, comenzaron a regresar a su lugar de origen, para contribuir con el EHNA en la mano a la lucha abierta en ese campo.
Hoy también el Colectivo de Exiliados Políticos sigue participando en el proceso de liberación nacional de su país, tiene realizada su aportación a la Comisión para la Resolución del Conflicto, y es firmante del Acuerdo Democrático de Base. El Colectivo no está quieto ni esperando permisos ajenos. Lo mismo que por encima de las dificultades el Colectivo de Presos Políticos Vascos participa en el proceso político, el Colectivo de Exiliados también lo hace.
¡Que se levanten todos los impedimentos para que ambos colectivos puedan participar libremente en el proceso de liberación nacional! ¡Que se respete su carácter político y que se tomen medidas para su repatriación!
Mientras tanto, seguiremos peleando y trabajando con todos los instrumentos a nuestro alcance en favor de ellos, sin tener en cuenta quién sea el actor del ataque. -