Los viticultores saben que el calentamiento global es un factor que han tener en cuenta debido a que conlleva la modificación de la actual situación vitivinícola. Ante esta realidad, varios expertos en viticultura y enología se dieron cita en Barcelona para analizar este fenómeno y de qué manera afecta al cultivo de la uva y la producción vinícola.El presidente de la FEAE (Federación Española de Asociaciones de Enólogos)explicó que será necesario realizar una selección histórica de las variedades que hay más al sur, y que se podrá cultivar en zonas donde antes no se podía, dado que se calcula que los límites septentrionales de su cultivo se desplazan a un ritmo de entre 10 y 30 kilómetros por década, y que esa velocidad se duplicará entre el 2020 y el 2050.
En definitiva, algunas zonas vitícolas dejarán de tener las condiciones climáticas adecuadas para el cultivo, mientras que otras en las que jamás había habido vid podrán comenzar a cultivarla.
El traslado de la vid influirá en el concepto de terruño o precedencia, que variará a medida que las primaveras vayan siendo más secas y los veranos más cálidos. Así, la pulpa de la uva madurará antes y alcanzará altas concentraciones de azúcar, bajas en ácidos, y un Ph muy alto en menor tiempo que ahora; todo ello hace que el desfase entre la madurez de la pulpa y la de las pieles y semillas se acreciente.
Inundaciones y olas de calor
La crecida causada por el deshielo de los casquetes polares también incidirá directamente en la vitivinicultura. Los expertos aseguraron que a medida que las grandes masas de hielo se derritan, irá aumentando el nivel del mar, que inundará la mayoría de los viñedos. Así, los viticultores opinaron que los cultivadores precisarán de zonas cada vez más altas para los viñedos, y que se hará un recuerdo del pie bajo como formación de la planta para aguantar estos cambios que consideran tan drásticos.
Los expertos calculan que el total del deshielo de Groenlandia que ya ha comenzado a derretirse comportaría un aumento del nivel del mar de 5 metros, lo que afectará enormemente a zonas como el Delta del Ebro, la Manga del Mar Menor y Doñana.
Otra de las incidencias del calentamiento global está ligada a los fenómenos climáticos extremos; habrá olas de calor e inundaciones, aumentará el número y la fuerza de huracanes, ciclones y tifones en algunas zonas del planeta y, en otras, la sequía y la desertización serán inevitables.
No obstante, algunos estudios elaborados por enólogos reconocen que la calidad media de los vinos ha mejorado durante los últimos años. Las causas de la mejora pueden ser atribuidas a la implantación de nueva y mejor tecnología y a la progresiva incorporación de enólogos al proceso productivo. Algunos expertos añaden a esta lista el cambio climático. Tras analizar las temperaturas y vinos de los períodos de la década de los cincuenta y de la de los años noventa, señalan que las temperaturas más elevadas han favorecido la correcta maduración de la uva. En el caso de la Rioja alavesa, la temperatura media se sitúa a mediados de siglo en 19,4 grados, casi dos grados superior a la temperatura óptima.
Con la mirada puesta en el futuro, algunos opinan que los vitivinicultores tenderán a producir menos vino, lo que facilitará el cultivo ecológico.
«Efectos desastrosos»
Los datos generales relatan que la temperatura media del planeta aumentó en 0,6 grados centígrados durante el siglo XX, y los expertos prevén que se eleve hasta dos grados más para el 2050 y cuatro en el 2100. Los cambios climáticos pueden ser más patentes en algunas zonas, como es el caso de la Península Ibérica; está previsto que las temperaturas aumenten por encima de la media.
Los enólogos entienden que, además de la vitivinicultura, el cambio climático engloba una serie de efectos desastrosos que deben ser frenados. Mantienen que la verdadera solución implica un cambio global en las estrategias de obtención de energía a escala mundial. Consideran que el Protocolo de Kioto es un paso adelante, pero lamentan que probablemente sea insuficiente para corregir el calentamiento global del planeta. El viñedo es, según dijeron, una biomasa incuestionable y necesaria para el futuro de muchas zonas actuales, y eliminándolo no estaríamos sino acercando el desierto. -
DONOSTIA