El año de la tregua
El año que ETA anunció el alto el fuego, la Real se salvó por los pelos. A falta de ocho jornadas para el final de Liga, la Real seguía tercera por la cola y ocupaba puestos de descenso. La permanencia quedaba a tres puntos y los cuatro partidos en casa se antojaban decisivos Málaga, Racing, Sevilla y Celta parecían rivales asequibles para sumar los doce puntos en juego. Además debían viajar a Madrid, Villarreal y Cádiz, para acabar la temporada contra el Espanyol de Barcelona.El año que ETA declaró la tregua, la Real estuvo a punto de bajar a Segunda. Mientras el presidente del Gobierno español insistía en que el proceso de paz en Euskadi sería largo y duro, el lehendakari Ibarretxe anunciaba una mesa de partidos entre todos los grupos autonómicos. El equipo empezó a marcar goles, mientras los líderes políticos seguían echando balones fuera (el francés se hacía el sueco y el navarro negaba su identidad vasca). El año de la tregua, mientras unos luchaban por mantener la categoría, otros repetían viejos discursos. La Real sufrió para seguir en Primera, pero la clase política desperdició una ocasión inmejorable para dar la palabra a Euskal Herria y respetar su decisión democrática.
Rosa Mari Pérez - Ondarroa
Gorka Knorr y la diaspora
Según se ha anunciado estos días, Gorka Knorr se dará de baja de las filas partidarias de EA.La dinámica de los partidos determina muchas veces, que los militantes políticos atravesemos períodos de pertenencia plena a una estructura, mientras que en otros, nuestras dudas van ganando terreno, y se producen estas crisis, que nos llevan a tomar determinaciones como el alejamiento formal de la estructura política, pero seguramente no de la ideología, que fue la fuente de la pertenencia de Gorka Knorr a EA. La democracia garantiza la libertad de opinión y la posibilidad de disentir. En este sentido, Gorka tiene todo el derecho a permanecer y luchar desde adentro o fuera de nuestro partido por la autodeterminación de Euskal Herria. Pero resulta justo aprovechar esta oportunidad para agradecerle todo su trabajo realizado por Euskal Herria en la diáspora, al menos en Argentina, cuando apenas instalada la dictadura militar en 1976, llegó a estas tierras con su guitarra y canciones, para darnos un poco de alegría y para preocuparse por la situación de los militantes democráticos de nuestro país. Querido Gorka, todo indica que hoy se cierra un capítulo de común unión partidaria, pero las circunstancias tan especiales por las que vive nuestra patria vasca, seguramente harán que nos encontremos en escenarios que superen estas estructuras. Gorka, nos encontraremos y tendremos las mismas fructíferas discusiones sobre Euskal Herria, país al cual hemos consagrado nuestra militancia, tú como catalán/vasco y yo como argentino/vasco, y deseo que se cumplan todos tus proyectos, con mi mayor afecto al artista, al político, al amigo.
César Arrondo - Argentina
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