diós
Nos hemos quedado sin una de las mejores series televisivas de los últimos tiempos. “7 vidas” ha entrado en la mitología. Todo lo que nos espera es recuerdo, revisión. Una cuenta atrás para convencernos de que existe inteligencia, calidad y proyección desde las comedias de situación televisivas. Rodada con público en directo tenía la frescura del teatro. De la inmediatez. Y si repasamos el reparto de esta serie desde sus inicios vemos como muchos artistas han salido del bar “Kasi Ke No” a la gran pantalla, o al escenario, sin necesidad de pedir perdón. Y ha dejado una herencia, una continuidad que tiene larga vida: “Aída”.

Aseguran los responsables de la cadena y de la productora que la han retirado de la parrilla cuando todavía tenía aliento. Es una buen opción. Por razones encadenadas, parecía haber llegado a un punto de no progreso. Incluso por locuras del programador esta última temporada pasó por momentos de desafección exagerada por parte de la audiencia. Recuperada en sus porcentajes, decirle adiós de esta manera es dejar una constancia, un buen sabor, un recuerdo inmejorable. Y tendremos repeticiones para otros tantos siete años.

Quizás sea el momento de acabar con el tic seudo progre que nos hacía pensar que las series de televisión eran un reducto para la mediocridad. Parece que la tendencia global es ir dotando a las producciones audiovisuales para la televisión de elementos narrativos, formas, estilos que están muy por encima de la media de la gran pantalla. Y para un actor hacer televisión ya no es un desprestigio, sino todo lo contrario. Si estás en una buena producción puedes consolidar tu carrera y salir y entrar de una pantalla a otra, pasando por los escenarios, con un buen plan de pensiones, el hipotecario pagado y prestigio. Y popularidad. Mucha popularidad. Esta serie a la que despedimos es una buena muestra de ello. Javier Cámara llegó a los dominios de Almodóvar desde esta serie. Blanca Portillo de sus amores con Gonzalo a los escenarios teatrales más importantes. Carmen Machi, con serie propia y con papeles estelares en obras de teatro con fundamento. Y así sucesivamente. Adiós y hasta siempre. -