Parece que está bien visto que los militares golpeen a una persona o, al menos, no exige tanta atención ni recibe tanto castigo en los medios; puede ser que yo me equivoque, pero mis temores se confirman, y perseguir e incluso golpear a quienes reivindican derechos sociales o de igualdad provoca un sentimiento de favor en algunos elementos totalmente integrados en la sociedad.
Con permiso de mi buen amigo Mikel, la decisión judicial ante el desmadre de los militares que se pasean por Donostia, los que le golpearon, me hace reflexionar sobre otros temas que relaciono por igual con la intolerancia de los totalmente integrados en la sociedad, llamémosles ciudadanos perfectos. Porque hoy en día, en pleno siglo XXI, aún hay quien insulta con palabras sexistas o incluso utilizando la enfermedad o la diferencia como objetivo de los ataques, por no ser o sentir como la mayoría. Poco ha valido que durante años de lucha gente implicada se esforzara por pedir respeto; los matones, hombretones, los machos y también algunas hembras de la especie animal más invasora y transgresora de la naturaleza de la que formamos parte, mal que nos pese, aún están por evolucionar hacia el respeto y el conocimiento de nuestra propia realidad. Somos diversos y diferentes.
Aún nos queda por evolucionar en lo más elemental, que es saber que sólo nuestra vida nos pertenece y que la de los demás debe seguir en felicidad a ser posible. ¿Cómo es que nos interesa tanto quién se acuesta con quién o cómo? ¿A quién le importa tanto cómo amamos o cómo dejamos de amar? ¿Quién cree que alguien debe sufrir de por vida porque la inmensa mayoría lo condena o no lo acepta? ¿Cuántas reencarnaciones nos son necesarias para que los ignorantes, los dañinos, los «tolerantes» permitan al resto vivir como quieran?
Es curioso oír a la gente pedir explicaciones a los diferentes, como si tuvieran derecho de valorarnos, se consideran con derechos que a los demás niegan y además hacen daño, mucho daño. En Euskal Herria en el fútbol, en le trabajo diario, en los centros escolares, en las calles, por ejemplo, se insulta con soflamas típicas de los fascistas mas conocidos; perdón, ellos tenían más estilo y no utilizaban ese vocabulario, pero ¿en qué se diferencian algunos de los citados con ellos? ¿Son conscientes de lo que dicen? Lo mismo se repite en los acalorados debates de cuadrilla, en familia, en público; somos transmisores de odio a raudales. El golpear sólo es un síntoma del odio diario a lo diferente, del trabajo diario en ese sentido de odiar al otro.
Me llama la atención la portada del periódico con el rostro golpeado de Mikel. No te mereces ni tú ni nadie semejante muestra de machada militar o civil, pero pueden ser golpes diversos y distintos los que en la vida se reciben a cualquier edad y en cualquier lugar. Luego se habla del mobbing o de acoso; por cierto, acabo de leer la siguiente definición del mismo sobre el agresor: «La psicología del hostigador se basa en la necesidad continuada y creciente de encubrir su mediocridad e ineptitud, compensando así profundos sentimientos de inadecuación mediante la aniquilación de otras personas, utilizadas en beneficio propio como chivos expiatorios.
El acosador ha aprendido a usar a otras personas, destruyéndolas, para superar crisis personales y organizativas. Es en los contextos tóxicos en los que los hostigadores encuentran un apoyo tácito o explícito con el que contar para hostigar impunemente.
Los autores del acoso psicológico son siempre personas. Otras personas son coautores, cooperadores necesarios, encubridores o tácitos consentidores. Que los factores facilitadores no eximan de culpa a quien acosa a otro ser humano».
Me parece conveniente que sigamos intentando cambiar al mediocre e inepto y a los que les apoyan con el silencio, y que les pongamos rostros y nombres; me parece necesario no reír las burradas que diariamente se vierten consciente o inconscientemente, parar los ataques y continuar avanzando porque esta sociedad será justa en la medida en que todos seamos respetados. Lo otro son fuegos de artificio y mentira, y el mundo necesita parar los abusos de quienes han impuesto la ley de la normalidad incluso con golpes. Mikel, zuretzako nire muxua eta besarkada, aurrera beldur barik asko egin duzulako eta egiten ari zarelako. -