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Gara > Idatzia > Mundua 2006-04-19
Haniyeh afirma que el origen de la violencia en Palestina es la larga ocupación israelí
·El primer ministro israeli da luz verde al ejercito para «aumentar la presion sobre el terreno»

El Gobierno israelí declaró a Hamas «directamente responsable» del atentado suicida que el lunes acabó con la vida de siete israelíes y dos rumanas. Al mismo tiempo, el primer ministro, Ehud Olmert, dio luz verde al Ejército para «aumentar la presión sobre el terreno», es decir, más represión, aunque sin ofrecer mayores detalles de las medidas. Entretanto, el primer ministro palestino culpó a la ocupación de la violencia en la región.

JERUSALEN

El primer ministro palestino, Ismail Haniyeh, puso ayer el dedo en la llaga tras recordar que «la continuidad de la ocupación y de las agresiones» israelíes son el origen del ciclo de violencia que se vive en la región, al valorar el atentado suicida del pasado lunes.

Haniyeh, en la apertura de la reunión semanal de su Gabinete, declaró que «la instauración de la paz y de la seguridad en la región son tributarios del fin de la ocupación [israelí] y de la devolución al pueblo palestino de sus derechos».

El Gobierno israelí interino, por su parte, no quiere saber nada de los derechos palestinos, y declaró a Hamas «directamente responsable» del atentado, revocó el permiso de residencia en Jerusalén a tres diputados de esta formación y decidió, de momento, contenerse en su respuesta armada, aunque esto en la terminología militar israelí no significa nada, pues prácticamente no hay día en que un ciudadano palestino no muera a manos israelíes en alguna incursión o en las habituales redadas. Ayer, por ejemplo, el Ejército israelí cerró las entradas a los territorios ocupados palestinos y la aviación israelí bombardeó en la noche del lunes un un taller metalúrgico de la ciudad de Gaza, utilizado, según Israel, para confeccionar cohetes artesanales.

«Directamente responsable»

Además, el Ejército israelí detuvo a primera hora de ayer al padre del kamikaze Sami Hammad en un pueblo cerca de Jenin, según afirmaron diversos testigos. La familia del miliciano había vaciado la casa durante la noche por temor a no poder salvar nada de la vivienda ante el probable derribo del edificio por los israelíes.

Entretanto, el régimen israelí decidió declarar al Gobierno palestino «directamente responsable» del atentado y «entidad enemiga» de Israel, según declaró a The Associated Press bajo anonimato un responsable israelí. Esta declaración supondrá probablemente una nueva oleada de ataques directos contra la Autoridad Palestina y sus responsables, que se unirían a las medidas de boicot económico y políticas adoptadas hasta la fecha por Israel y sus aliados occidentales contra el Ejecutivo palestino. De momento, Olmert dio luz verde a sus tropas para «aumentar la presión sobre el terreno» sin que ello suponga, según dice el régimen, «una escalada militar».

Entre las medidas «limitadas» adoptadas por el Gobierno de Olmert destaca la revocación del permiso de residencia en Jerusalén para tres diputados de Hamas ­Mohamad Abu Tir, Mohamad Tatah y Ahmad Atoun­ que residen en el este de la ciudad, que Israel pretende anexionarse. «Si quieren detenerme, déjenles. No me pueden echar de mi casa», afirmó uno de los tres afectados, Atoun, quien se encontraba en Ramala a la espera de una sesión parlamentaria cuando conoció la medida. «Es una decisión injusta y criminal», añadió.

Mientras tanto, los grupos armados palestinos exigieron al presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, que pida perdón por su decisión de condenar el atentado. «Pedimos al hermano Abu Mazen que se disculpe ante todo el pueblo palestino por la ofensa que ha cometido», afirmaron los grupos armados en un comunicado conjunto leído durante una rueda de prensa en Gaza. Abbas dijo el lunes que el ataque perjudica a los intereses palestinos y en un tono más duro calificó el atentado de «despreciable».

La Comisión Europea condenó «de la forma más enérgica posible» el atentado, envió sus condolencias a las familias de las víctimas y al pueblo israelí, y pidió a israelíes y palestinos que trabajen por la paz. «Pedimos a todas las partes que eviten una nueva espiral de violencia», dijo el portavoz Johannes Laitenberger, que añadió que la Comisión «condena cualquier violencia». Laitenberger no condenó la muerte de 17 palestinos la pasada semana.



Esta vez sí hubo condenas
J.M. URIBARRI

La comunidad internacional acogió con absoluta normalidad el resultado de la enésima agresión israelí, llamada «Flecha del sur», que entre los días 7 y 11 de este mes causó la muerte de 17 palestinos en el norte de Gaza, entre ellos tres niños. No hubo condenas. La comunidad internacional calló y miró a otro lado, como habitualmente hace cuando las víctimas son palestinas, y aceptó con terrible naturalidad el hecho de que los israelíes maten palestinos. 17 muertos no merecieron ni siquiera una diplomática y neutra muestra de «preocupación» occidental.

El pasado lunes, por contra, todos los actores internacionales reaccionaron al unísono ante el atentado que mató a nueve personas en Tel Aviv. Políticos y gobiernos salieron a la palestra para recordar el nulo respeto a la vida que tienen los «terroristas», el equivocado camino tomado por los palestinos o alertar del riesgo de que se reanude la violencia, como si antes no hubiera ocurrido nada. Todos siguieron el guión israelí, de lo contrario no se entiende que unas vidas valgan tanto y otras tan poco, que unas muertes sean condenables y otras no.

Nadie, sin embargo, fue a la raíz del problema. Occidente parece haberse olvidado de la existencia de un pueblo en Palestina ocupado, humillado y masacrado durante décadas por los ocupantes israelíes, que gracias a su eficaz propaganda y sus poderosos aliados han logrado darle la vuelta a la historia para convertirse en las víctimas de esta larga historia de terror.

El ministro israelí de Defensa, Saul Mofaz, justificó el 11 de abril la matanza diciendo que «mientras no haya calma en Israel, no la habrá en Gaza»; el lunes, el dirigente de Hamas Mussa abu Marzuk le replicó que «la parte israelí debe sentir lo que sienten los palestinos». Presionar sólo a Hamas es fácil, pero por ahí no vendrá la paz justa que exigen los palestinos. -


 
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