Euskal Herria en la Europa social
El IV Foro Social Europeo finalizó ayer, después de cinco jornadas de actividades, la realización de más de 270 seminarios, incontables actividades y movilizaciones, en las que participaron más de mil organizaciones de todo tipo, principalmente europeas pero también del resto del continente, y alrededor de 50.000 activistas. Un balance en cifras que, como seguramente siempre ocurrirá en este tipo de eventos, no será suficiente para valorar su importancia, ni el poso que puede dejar para el futuro. A pesar de ello, no cabe duda de que esta cuarta cita europea, con la contundencia de sus cifras, es un paso más en la configuración de un movimiento de carácter internacional que intenta ser espejo y motor de la Europa social que las grandes citas institucionales desprecian una y otra vez. En los próximos días Viena será escenario de uno de esos encuentros interinstitucionales, la cumbre de la Unión Europea y Latinoamérica. Sobra decir que la Unión Europea que estará representada en Viena dista mucho de la que estos días ha participado en las jornadas de Atenas. La Europa de los estados y del capital, que seguramente centrará parte de su discurso en la «preocupación» por la nacionalización de los hidrocarburos en Bolivia, está a años luz de la que en Atenas ha abordado problemas sociales como el racismo, la privatización de los servicios públicos, el déficit democrático o el peligro de desaparición de lenguas minorizadas, entre otras muchas problemáticas. Y aunque el carácter ejecutivo de una reunión y otra son muy diferentes, porque desgraciadamente las políticas de los gobienos se marcarán en Viena, es muy posible que el foro social ayer clausurado esté más cerca de la ciudadanía, de sus preocupaciones y de sus deseos y necesidades. Por eso tiene una especial significación el esfuerzo que las organizaciones vascas que han acudido a la cita de Atenas han realizado en esta ocasión por trasladar a los asistentes al foro información y reflexiones en torno al momento político que se vive hoy en Euskal Herria. Un proceso que tiene por objetivo la normalización política de todo un pueblo, como es el caso del vasco, debe abrir cauces de participación social, y también propiciar la simpatía y solidaridad de los ciudadanos y pueblos que conforman esa Europa social que no se expresa en las cumbres institucionales pero sí tiene una ventana a la que asomarse en el Foro Social. -
|