Otra jornada sangrienta suma setenta muertos más en Irak
·La Policía iraquí halla más de cuarenta cadáveres con signos de haber sido torturados. Un kamikaze a bordo de un automóvil se inmola en la ciudad santa chií de Kerbala causando 22 fallecidos
Con el entramado institucional diseñado por la fuerza ocupante aún sin poder ponerse en pie, pese a que han pasado casi cinco meses desde las elecciones legislativas, Irak padeció ayer una de sus jornadas más trágicas de los últimos tiempos con más de treinta muertos por la explosión de coches bomba en distintas ciudades y con el hallazgo de más de cuarenta cadáveres con signos de haber sido brutalmente torturados antes de recibir un tiro mortal.
BAGDAD
El atentado más sangriento de la jornada se registró en Kerbala, a unos 110 kilómetros al sur de la capital, y dejó 22 muertos y 48 heridos, algunos de ellos graves, según fuentes de la llamada Oficina de Cooperación militar iraquí-estadounidense. El ataque se produjo poco después de las nueve de la mañana, cuando un kamikaze al volante de un vehículo cargado de explosivos lo hizo estallar cerca de una estación de autobuses en el centro de la ciudad, donde también hay un complejo de viviendas gubernamentales.Las fuerzas de seguridad acordonaron el lugar donde ocurrió el atentado y comenzaron una campaña de registros para detener a presuntos cómplices, añadieron las fuentes. Kerbala es una ciudad venerada por la mayoritaria comunidad chií de Irak, ya que acoge los mausoleos de los imanes Hussein y Abas, hijos del imán Ali, yerno y primo del profeta Mahoma. El atentado en Kerbala fue seguido por otros dos ataques de signo distinto con coches bomba en el barrio de Al Adamiya, en el norte de Bagdad, que causaron 11 muertos y 38 heridos. Según fuentes del Ministerio de Interior, el primero de los dos atentados tuvo como blanco un puesto de control policial cercano a una base del Ejército y dejó 10 muertos, en su mayoría soldados iraquíes, mientras que otra persona murió en un segundo ataque contra una patrulla del Ejército en la misma zona. Por otro lado, dos policías perdieron la vida y varios se encuentran heridos después de que su patrulla fuera atacada por un grupo de insurgentes en el barrio Al Yarmuk, en el oeste de la capital. Este último ataque tuvo lugar poco después del mediodía cuando un grupo de combatientes ametralló la patrulla, integrada por tres vehículos, en una carretera del citado barrio. La Policía iraquí anunció también que ha encontrado los cadáveres de 42 personas con señales de haber sido torturadas antes de morir violentamente. Según fuentes del Ministerio de Interior, 28 de los 42 cuerpos fueron hallados en distintos barrios de la orilla oriental del río Tigris, mientras que otros 14 en áreas situadas al otro lado del río, que divide Bagdad en dos partes. Aún se desconoce si los cadáveres, todos con impactos de bala, principalmente en la cabeza, y algunos con los ojos vendados y las manos atadas a la espalda, son de civiles o de policías. Unas 14.700 familias iraquíes se han visto obligadas a huir de sus hogares debido a la violencia en el país, según informó ayer la ministra de Migración, Suhaila Abed Jaafar, quien aseguró que la cifra está creciendo. La ministra sostuvo que se necesita el esfuerzo de los militares para que estas familias sean convencidas de que pueden volver a sus hogares. «El problema de las familias desplazadas requiere una operación militar para limpiar las áreas de amenazas terroristas», dijo Jaafar, después de reunirse con desplazados y con autoridades religiosas, entre ellas el gran ayatolá Ali al Sistani, en la ciudad sagrada chií de Najaf. Dijo que antes de la destrucción de un santuario sagrado en Samarra, en febrero, «la cifra de familias desplazadas no superaba las decenas».
Londres trata de minimizar lo sucedido en Basora
LONDRES La trágica jornada de ayer llegaba un día después de que un helicóptero británico fuese derribado por fuerzas insurgentes y se estrellara en el centro de Basora (sudeste), provocando enfrentamientos entre los militares británicos y los habitantes de la ciudad que se saldaron con la muerte de cinco civiles iraquíes. Pero el suceso no es, a ojos de Londres, una muestra fiel de lo que realmente ocurre en el sur chií del país. El secretario de Defensa británico, Des Browne, declaró a la cadena de televisión Sky News que la investigación sobre la caída del helicóptero aún continúa y que hoy informará al Parlamento. El Ministerio de Defensa dijo que «no más de cinco» soldados británicos murieron, aunque se negó a concretar la información. Después de que el aparato fuera derribado, los residentes iraquíes de la zona recibieron con piedras y cócteles molotov a las tropas que acudieron a rescatar a sus compañeros. En los intercambios de disparos entre británicos e iraquíes murieron al menos otras cinco personas, entre ellas menores. Sin embargo, el ministro británico señaló que los choques en Basora concluyeron en pocas horas y que apenas entre 200 y 300 personas participaron en los disturbios de la ciudad, que cuenta con alrededor de 1,5 millones de habitantes. Browne dijo que está en contacto con los comandantes británicos en Irak, quienes le informaron de que «se han restaurado la calma y el control en Basora y la gente se dedica a sus asuntos cotidianos».
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