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Gara > Idatzia > Iritzia 2006--05-08
Txomin Lorca, Karlos Ginea eta Jon Artetxe - LABeko ordezkariak
Por una red ferroviaria vasca de carácter social

Por primera vez desde hace 16 años, en los cuales nos han estado machacando con su maravilloso proyecto de TAV, asistimos ­algo tendrá que ver nuestra insistencia­ a conatos de debate respecto al futuro de la red ferroviaria vasca, una red obsoleta y en gran parte caduca que ningún gobierno se ha preocupado en redefinir desde el siglo XIX, cuando fue construida.

La fiebre de la alta velocidad, que se convirtió en icono de progreso y modernidad para las instituciones del estado español a finales del siglo pasado, dio lugar a un proyecto, la Y griega vasca, tan obsoleto hoy en día como el trazado decimonónico de la propietaria extinta de la red, Renfe.

En fin, hoy nos encontramos, como todas las personas constatamos diariamente en nuestros pueblos y ciudades, con un grave problema de trasporte propiciado por la prioridad que las instituciones han otorgado a la carretera, el cemento y la superposición de infraestructuras. Esta política de infraestructuras ha congestionado el tráfico al incitar el uso del trasporte individual y privado para ma- yor beneficio de la industria del automóvil, el otro fetiche de la modernidad y la capacidad adquisitiva.

Aquí ha importado poco el elevado consumo de combustible, los efectos en la desmembración del territorio, la concentración de servicios y la pérdida de servicios sociales en la llamada periferia rural, el incumplimiento de Kioto o el subdesarrollo de servicios de transporte público suficientes y de calidad.

Como en otras ocasiones, el negocio es el negocio y quienes se han ocupado de los asuntos públicos han tenido como objetivo dejar hacer y favorecer a la iniciativa privada, como ocurre con el trasporte, con la falacia añadida de que la captación de flujos de trasporte para una comunidad como la nuestra es una fuente de riqueza.

Por cierto, ¿alguien, alguna institución, algún gobierno, ha realizado un plan estratégico de gestión respecto al coste de construcción y mantenimiento de su famosa Y vasca, de su nivel de ocupación y utilización, del precio del billete? ¿Cómo es posible que alguien diga que se van a quitar mil camiones diarios de la carretera gracias a un TAV? Recordando a un amigo, diremos que en ninguna parte del mundo mundial sucede algo parecido. Pero aunque esto fuera así, mil camiones es la tercera parte del crecimiento vegetativo anual del trasporte de mercancías por carretera.

¿Esta es la manera de hacer una apuesta por el ferrocarril para solucionar los problemas de movilidad? ¿Es una apuesta seria por un transporte colectivo, mucho más eficiente energética y medioambientalmente? Rotundamente, no. Esta es la misma apuesta que se ha venido realizando en los últimos años; la apuesta por el cemento, por el negocio del cemento, por la compatibilidad en un territorio como el nuestro de todo tipo de infraestructuras de trasporte, una encima de otra, todas compatibles a la vez, todas operativas cuanto antes, sin una planificación racional, ni pública ni privada, que ponga sensatez a las inversiones que todas y todos pagamos con nuestros impuestos.

A falta de leer el texto del convenio suscrito el día 24 entre los gobiernos de la CAV y el Gobierno del Estado, intuimos que lo único que se ha firmado allí es quién será el titular de la nueva infraestructura, el Estado español, y cómo se va a pagar; el resto ­trazado, conexiones con las ciudades y con el exterior, utilidad de la infraestructura, programas de mantenimiento, coste político y real del viaje­ está muy lejos de ser definido. Han pretendido vender que todo está atado y bien atado, cuando en realidad sólo han resuelto los litigios iniciales para las licitaciones y la construcción. Insistimos en lo de siempre, el cemento.

Señora consejera, es la hora de realizar un diagnóstico real de los problemas del transporte que una red ferroviaria vasca tiene que solucionar. Qué tipo de red ferroviaria hay que construir para ello y cómo vamos a restar de nuestras carreteras una parte impor- tante de la movilidad de personas y mercancías que hoy se vehiculiza a través de ellas. Es hora de analizar el efecto que la red ferroviaria va a tener en la vertebración social intra e inter comarcal. Es hora de analizar la intermodalidad y fijar prioridades de actuación, es hora en definitiva, señora consejera, de gastar el dinero público en función del interés de la mayoría de los ciudadanos y ciudadanas vascas y no en una Y griega obsoleta. La red ferroviaria vasca que se necesita para romper la vorágine del automóvil ha de tener carácter social y ser propiedad pública de las instituciones vascas. Precisamos una política de gestión de la movilidad basada en la participación de las personas con cara y ojos que vivimos en los pueblos y las ciudades de Euskal Herria y a las cuales nos va a afectar el proyecto.

No es la hora de imponer un proyecto que no sólo no va a solucionar ninguno de los problemas de trasporte planteado, sino que los va a agravar. Señora consejera, nos permitimos desde aquí darle un consejo: proponga un plan interinstitucional para reducir la movilidad y renueve la encuesta sociológica tan aireada por ustedes. Pregunte a ciudadanos y ciudadanas, por ejemplo, qué previsión tienen en los próximos diez años de viajar a París. Pregunte también a ese 2% de personas que se mueven diariamente entre las capitales vascas, qué precio pueden pagar por el billete de su TAV. Indíquele a la gente diariamente atrapada en la A-8, la A-68, cómo van a poder acceder a su maravilloso tren. Si no quiere tener en cuenta las respuestas y piensa gastarse el dinero de nuestros impuestos, al menos demande las posibles alternativas que desde diferentes colectivos venimos trabajando en los últimos años e impulse un diálogo y consenso social.

Por cierto, sin querer entretenernos en las disqui- siciones iniciales de su artículo aparecido en “El País” el 28 de abril, a Luis Daniel Ispizua le recomendamos que lea con atención el estudio publicado por la Red por el Tren Social, titulado «El trasporte en Euskal Herria». Si no estuvo en la rueda de prensa de presentación, no tenemos ningún inconveniente en enviárselo. En cualquier caso, y entre tanto, puede ir respondiendo a tres sencillas preguntas: ¿Quién va a ser el titular del negocio? ¿Qué tipo de personas lo van a poder utilizar? ¿Qué problemas de movilidad va a solucionar? En la respuesta que él mismo se dé, probablemente encontrará la forma de llenar la etiqueta. -


 
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