Fibromialgia, una enfermedad dolorosa difícil de diagnosticar
«Fibromialgia, punto de encuentro» nace con la intención de ayudar tanto a los afectados por esta enfermedad como a los médicos. Recoge, por capítulos, lo poco que se sabe sobre esta enfermedad, gráficos anatómicos con los puntos para poder detectarla, recomendaciones, y la aportación de expertos de distintos campos de la medicina así como de profesionales que la relacionan o desvinculan con el síndrome de fatiga crónica.
GASTEIZ
Cada vez se hace menos complicado mencionar la palabra fibromialgia. Se trata de una enfermedad crónica de origen desconocida con la que, poco a poco, nos vamos familiarizando, aunque todavía sigue siendo desconocida para demasiadas personas. Sin ir más lejos, afecta a un 3% de la población y dentro de ese porcentaje, en torno al 90% son mujeres. Esta misma semana se presentaba en Gasteiz “Fibromialgia, punto de encuentro”, una publicación que invita tanto a afectados como a profesionales de la medicina a adentrarse en lo que, hasta el momento, se conoce sobre esta incurable enfermedad. Su autor, Andoni Penacho, que conoce de primera mano sus consecuencias, sostiene que ésta tiene una peculiaridad negativa muy significativa, que es que no hay una prueba diagnóstica clara. A partir de ahí, el libro comienza refiriéndose al criterio de diagnosis internacional, auspiciado por el American College of Reumatology, que indica que si de los 18 puntos que éste contempla a lo largo de todo el cuerpo, once presentan dolor a cierta presión, un facultativo puede diagnosticar fibromialgia. Aparte de eso, también si se debe dar la circunstancia de que uno tenga un dolor generalizado durante más de tres meses. La publicación incorpora varios dibujos anatómicos, que describen qué puntos debe palpar un médico para poder diagnosticarla correctamente.
Años de espera
Cabe reseñar, en este sentido, que los afectados se quejan del tiempo que transcurre desde que empiezan a sentir las primeras molestias hasta que un profesional les comunica, sin ningún tipo de duda, la enfermedad que padecen. Hablan de hasta cuatro y cinco años. Todos ellos tienen unos síntomas comunes acreditados, como, por ejemplo, dolor generalizado, sueño poco reparador, el colon irritable o un descenso de la líbido. Algunos sufren, además, la incomprensión por parte del médico, su círculo más cercano o sus compañeros de trabajo. Todo ello, unido a que la ciencia no tiene todavía un diagnóstico claro y que, de momento, no es una enfermedad incurable, provoca que muchos de los enfermos necesiten ayuda sicológica. Mientras llega la posibilidad de dislumbrar una cura, que están seguros de que algún día se encontrará, reivindican la formación de los médicos de Atención Primaria. El autor recuerda, al respecto, la enmienda que, el pasado mes de noviembre, transaccionaron los partidos del Parlamento de Gasteiz, en la que se instaba al Departamento de Sanidad del Gobierno de Lakua a que implante un plan de formación, dirigido preferente a éstos, y que se dote la correspondiente partida presupuestaria. Los aquejados de fibromialgia afirman que, hoy por hoy, muchos médicos de Atención Primaria no han recibido ningún tipo de formación en torno a esta cuestión. Añaden que de nada sirve que el acceso a este tipo de facultativos sea rápido, si no cuentan con los conocimientos necesarios. Creen que ellos pueden atender muchas de las crisis que éstos padecen. Otro capítulo del libro compara los medicamentos convencionales con otros productos, que Penacho denomina milagro, y con los que no se muestra muy conforme. Ha contado con la colaboración de un catedrático de Farmacia y Tecnología Farmacéutica a la hora de hablar al respecto.
Medicina específica
A día de hoy, no hay ninguna medicina específica y, por ello, únicamente se les receta analgésicos, para aliviar el dolor, o antidepresivos, con una dosis muy baja. Plantea la necesidad de encontrar un medicamento destinado a combatir la fibromialgia, porque, entre otras cosas, afecta al 3% de la población. “Fibromialgia, punto de encuentro” cuenta también con la conjunción de médicos de diferentes campos, que explican, cada uno dentro del suyo, sobre cómo se debería tratar la enfermedad. Siquiatría, sicología, neurología, medicina interna, unidad de dolor, unidad de sueño, fisioterapia, terapia ocupacional y así hasta un total de quince. Otro punto aparte, trata sobre la controversia científica de si la fibromialgia va acompañada del síndrome de fatiga crónica o no. El libro aporta las respuestas de dos expertos a una serie de preguntas formuladas por el autor, uno que cree que se trata de una única enfermedad y otro que asegura que son totalmente diferentes. Nunca está de más tener unos conocimientos mínimos, tanto sobre la enfermedad como sobre la complicada situación que sufren los aquejados.
Recomendaciones prácticas para aprender a vivir mejor
M.B.
GASTEIZEl libro reproduce textualmente el decálogo elaborado por la Sociedad Española de Reumatología contra fibromialgia. Propone a los afectados por esta enfermedad una decena de consejos prácticos. Les explica, en primer lugar, que tienen que aprender a convivir con su dolor, porque va a formar parte de su vida, así como a controlar los sentimientos negativos que les convierte en una persona diferente, y el estrés. Recomienda que se evite la fatiga, intercalando periodos de descanso entre los de actividad y haciendo sus tareas a un ritmo controlable. El decálogo da una importancia vital al ejercicio físico. Aconseja, en este sentido, caminar, correr, andar en bicicleta o bailar. También considera necesario relacionarse con los demás, proteger la salud y usar con precaución tanto los medicamentos como las medicinas alternativas. Antes de concluir, plantea a los afectados que tengan paciencia, porque conseguir resultados puede tardar algún tiempo.
|
